"Los que disparan, callan, ignoran, quieren hacer borrón para acomodar su conciencia, pero la verdad es sólo una", señala Teresa Jiménez Becerril
SEVILLA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
La calle Don Remondo ha acogido este lunes el acto homenaje que se repite cada 30 de enero desde hace 19 años por el concejal popular Alberto Jiménez-Becerril y a su esposa, Ascensión García, asesinado por ETA, un marco en el que el alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, ha apostado por trabajar por la paz sin olvidar "la injusticia y el drama del terror vivido en este país".
"Sevilla no olvida a Alberto y Ascen", ha sentenciado Espadas, en un acto que ha contado con la presencia de Teresa Jiménez-Becerril, eurodiputada y hermana de edil asesinado, una representación de los distintos partidos en el Consistorio; además del ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido; la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, y el presidente del PP-A, Juanma Moreno, entre otros.
En este marco, Espadas ha subrayado que Sevilla "no olvida ni va a olvidar a dos servidores públicos que perdieron la vida nadie sabe por qué". Señala que su familia y su fundación trabajan "todos los días del año porque su memoria siga siendo un elemento que nos permita trabajar por la paz, lo que no es incompatible con no olvidar la injusticia y el drama del terror vivido en este país". "Sevilla seguirá estando siempre a la altura de quienes la sirvieron y que con dignidad serán recordados siempre", concluye.
Por su parte, Teresa Jiménez-Becerril ha señalado que han pasado 19 años y se sigue yendo a las inmediaciones de la calle donde ambos fueron asesinados "con el corazón encogido, con el alma helada pero con la rabia suficiente para seguir preguntándonos porqué se ordenó el asesinato de Alberto y por qué quienes cometieron ese vil crimen acabaron también con la vida de su mujer", unos "hechos brutales" que recuerda una placa en Don Remondo.
"El hombre que caminó por esta calle oscura el 30 de enero de hace 19 años tras el concejal y su esposa es el mismo que ha recibido un homenaje en su pueblo con el beneplácito de su alcalde que brindo por tan ilustre hijo de Villaba. Al igual de indigno que el terrorista que no condena los crímenes de ETA y se pasea por el Parlamento Europeo diciendo que viene a traer la paz. Pues no, Otegui, mi hermano y su mujer no iban a ninguna guerra, sino que iban a su casa a dormir junto a sus hijos cuando los de su calaña le dieron dos tiros a sangre fría", sentencia.
Así, ha dejado claro que los terroristas y sus cómplices, "los que disparan, matan, encubre, callan, ignoran, los que excusan, quieren hacer borrón y cuenta nueva para coger un libro en blanco y llenarlo de mentiras con las que acomodar su conciencia, pero la verdad es sólo una".
"¿Qué culpa tenían Alberto y Ascen? La de defender la libertad y la unidad de España", recalca. En este sentido, subraya que sólo el recuerdo con la voluntad de la mayoría de los españoles que "tengan memoria podrán parar las exigencias de los asesinos, que se creen con derecho a recibir cosas solamente por dejar de matarnos". "No le debemos nada, nos lo deben ellos a nosotros. Mantengámonos firmes y unidos, por Alberto y Ascen y por todos los asesinados por ETA", concluye.
HACE 19 AÑOS
Alberto Jiménez-Beceril y su esposa Ascensión, ambos de 37 años, fueron asesinados en la madrugada del día 30 de enero de 1998 en la calle Don Remondo del céntrico barrio de Santa Cruz, en la esquina con la calle Cardenal Sanz y Flores, cuando regresaban a su domicilio tras haber cenado fuera, al recibir sendos disparos en la cabeza por parte de varios etarras.
El concejal había aparecido hacía dos años en una lista intervenida a ETA por la Policía, aunque no había recibido ningún tipo de amenazas. El matrimonio iba a cumplir su décimo aniversario de bodas y contaban con tres hijos, de edades entonces comprendidas entre los cuatro y los nueve años.
Por este asesinato, fueron procesados los miembros del Comando Andalucía de ETA, Mikel Azurmendi, José Luis Barrios Martín y Maite Pedrosa. Así, Azurmendi y Barrios fueron condenados a 60 años como autores materiales de los disparos que acabaron con la vida del concejal y su mujer, mientras que Pedrosa fue condenada a diez años de prisión por un delito de conspiración para cometer homicidio terrorista, al no haber participado directamente en la acción terrorista. El Tribunal Supremo elevó después la pena a 12 años.