El escritor asegura que en la literatura española actual conviven unas cuantas generaciones "con el motor a toda mecha"
CARMONA (SEVILLA), 7 (EUROPA PRESS)
El escritor Juan Bonilla, director editorial de Zut ediciones, ha declarado este lunes que "nunca" se ha enfrentado al vacío de un folio en blanco, puesto que sólo se sienta a escribir si previamente ha pensado qué va a decir y cómo. "De todas maneras, lo de los bloqueos creativos tiene mucho de leyenda: hay días mejores y días peores, pero los bloqueos se arreglan con paciencia", ha señalado.
Bonilla ha hecho estas declaraciones durante la celebración del curso 'De la página al estante: Traducción literaria y editorial inglés-español. Teoría, práctica, derechos y deberes. II edición', que se está desarrollando en la sede de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Carmona (Sevilla), dentro del marco de los cursos de verano, y en el que ha impartido la ponencia 'La tarea de un editor literario'.
Este seminario, que concluye el martes, aborda cuestiones de carácter interdisciplinar en los mercados de traducción literaria y editorial, adentrándose en aspectos de índole tanto académica como laboral, de la mano de profesionales que llevan más de una década trabajando en dichas áreas.
Con respecto a la labor de un traductor literario, el escritor ha explicado durante su ponencia que consiste en poner en una lengua, con toda la exactitud posible, lo escrito en otra para crear el espejismo de que el libro que traduce fue escrito originalmente en la lengua a la que él lo traduce.
Otra tarea no menos importante es la del editor, quien decide finalmente la publicación de una obra. En esa decisión influyen multitud de factores: "en cierta medida es como entrar en una pastelería sabiendo que no te puedes comer todo lo que te apetece. Lo primero es que una obra te guste por su apuesta, su personalidad, por lo que sea; lo segundo, ver si puedes conseguirla, comprando sus derechos, que su autor no tenga editorial... Lo tercero es calcular si podrás venderla", según Bonilla.
A la pregunta de si es más fácil ser escritor hoy en día gracias al acceso de las nuevas tecnologías, es un asunto que dice desconocer. Sin embargo, lo que tiene claro es que hay más escritores que nunca, "lo que debe querer decir algo. Pero también hay más artistas, más fotógrafos, más cantantes, más humoristas, actores... más casi de todo. Lo que hace que las cosas sean más difíciles, claro".
"EMPOBRECIMIENTO DEL LENGUAJE"
En la actualidad, "estamos asistiendo a un empobrecimiento del lenguaje derivado del uso y abuso de las redes sociales". De todas maneras, el lenguaje es siempre una herramienta que sirve a la sociedad en la que se desarrolla y a la vez "un espejo de esa misma sociedad", puntualiza el autor.
Con respecto al estado de salud de la literatura española, Juan Bonilla se muestra satisfecho. En su opinión, conviven unas cuantas generaciones "con el motor a toda mecha, produciendo muchísimo", y en todas ellas hay unas cuantas cosas "muy dignas de destacar, lo suficiente para que no tengamos complejos si nos comparamos con países como Francia, Inglaterra o Alemania".
Dedicar su vida a la literatura le ha aportado a Bonilla diferentes valores, "los mismos que a quien, queriendo ser jardinero, haya podido dedicarse a la jardinería; es decir, la felicidad de poder dedicarte a lo que más te gusta. De todas maneras, no tengo la sensación de dedicar mi vida a la literatura, sino más bien de dedicarla a vivir y leer, y de esa dedicación sale mi literatura".
Dentro de los escritores favoritos de Juan Bonilla se encuentran Vladimir Nabokov, Rebecca West, Fernando Pessoa, Miguel de Cervantes, Raymond Carver, Alberto Hidalgo o César Vallejo, entre otros.
Autor de obras tan conocidas como 'Nadie conoce a nadie' (1996), 'Los príncipes nubios' (2003) o 'Prohibido entrar sin pantalones' (2013), reconoce que hay un tema sobre el que todavía no ha escrito y le gustaría hacerlo: su vida laboral. Fue redactor en Diario de Jerez, estuvo en los servicios informativos de Radio América en Sevilla, jefe de redacción de Ajoblanco en Barcelona, reportero en El Mundo... "Quizá algún día escriba unas divertidas memorias sobre todo esto", concluye.