Protagoniza una conferencia en el Archivo Histórico Provincial centrada en las creencias religiosas del mundo fenicio
SEVILLA, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
El prestigioso catedrático de Prehistoria de la Universidad de Sevilla José Luis Escacena ha destacado el valor del yacimiento arqueológico del cerro de El Carambolo, localizado en Camas y donde en 1958 fue descubierto el famoso tesoro homónimo, como muestra de las creencias religiosas fenicias, al albergar dicho enclave los vestigios del templo "más grande encontrado en toda la expansión fenicia por el Mediterráneo".
Recientemente, José Luis Escacena protagonizaba una conferencia en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, con el título "El Carambolo: prehistoria de una fe ancestral", una ponencia que giraba por supuesto en torno a dicho enclave declarado como bien de interés cultural (BIC) con la tipología de zona arqueológica, al acoger notables vestigios históricos entre los que destacan los restos de un antiguo santuario fenicio.
En concreto, el 30 de septiembre de 1958, el cerro de El Carambolo fue el escenario de uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del pasado remoto de Andalucía, en el marco de las obras de ampliación de las instalaciones con las que allí contaba la Real Sociedad de Tiro de Pichón.
De manera fortuita, fue descubierto un tesoro de 21 piezas de oro que resultaron haber sido labradas al estilo oriental entre los siglos VIII y VII antes de la era actual, el famoso tesoro de El Carambolo.
EL SANTUARIO FENICIO
Las posteriores excavaciones arqueológicas acometidas en la corona del cerro supusieron además el descubrimiento de un yacimiento con vestigios cuya cronología arranca en la Edad del Cobre y abarca el periodo tardío de la Edad del Bronce y la Protohistoria, destacando restos de un antiguo santuario actualmente interpretado como un centro ceremonial fenicio.
Ya el 26 de abril de 2016, y a petición del Ayuntamiento de Camas, la Junta de Andalucía declaró finalmente como bien de interés cultural una zona de 29.450 metros cuadrados del cerro de El Carambolo que incluye el yacimiento en cuestión, bajo la premisa de que se trata de un enclave "fundamental para el conocimiento de las primeras culturas asentadas en el Bajo Guadalquivir y en el suroeste de la Península Ibérica", según el decreto aprobado entonces y recogido por Europa Press.
La conferencia de Escacena, por cierto, se celebraba después de que hace escasos meses, el Grupo Promotor Gabriel Rojas cediese a la Junta de Andalucía la titularidad de los terrenos de la cima del cerro, después de que comprase los terrenos en el año 2000 pero se viese truncado su proyecto de nuevo hotel en dicho enclave, una iniciativa que contemplaba la integración urbanística de los vestigios.
TRES MIL AÑOS DE HISTORIA
En ese contexto, José Luis Escacena exponía en su conferencia, según ha detallado él mismo a Europa Press, "el valor que tiene este yacimiento arqueológico para conocer la historia más antigua de Sevilla", recordando que se trata de un enclave fundado hace unos "3.000 años".
Según recordaba, las diferentes fases de ocupación identificadas en el yacimiento reflejan que aproximadamente durante "300 años", el enclave fue "reconstruido cinco veces", destacando el papel jugado por el "gran santuario" levantado en el siglo VIII previo a la era actual, "hasta su destrucción y abandono" hacia el año 570 de dicha era, probablemente como consecuencia de "una revuelta social y bélica". Dicho santuario, según ha destacado, está considerado como el templo "más grande encontrado en toda la expansión fenicia por el Mediterráneo".
Es por eso que se trata de un yacimiento especialmente valioso para "conocer el pasado religioso" de los antiguos pobladores del territorio que actualmente conforman Sevilla y su área de influencia, según Escacena, que centraba su ponencia en el papel de este yacimiento como herramienta de aproximación a "la historia religiosa y creencias" de los habitantes de la zona durante dicho periodo.
ASTARTÉ Y BAAL
De este modo, durante aproximadamente una hora y diez minutos, este catedrático de Prehistoria de la Universidad de Sevilla pormenorizaba que tanto el santuario de El Carambolo como el resto de templos fenicios de aquel periodo contaban "siempre" con "dos capillas importantes, como sitios más sagrados", dedicados a la diosa Astarté y al dios Baal.
Al respecto, Escacena profundizaba en tales deidades, precisando que en la cultura fenicia, Astarté era presentada como "virgen e inmaculada"; mientras Baal era identificado con la "perfección" y la "omnipresencia". Al punto, indicaba que la deidad masculina de los fenicios contaba con "varios nombres" y Baal era "el más genérico" al "significar simplemente el señor o el dueño".
En el santuario de El Carambolo, según sus palabras, cada una de estas dos divinidades "estaba caracterizada con su capilla" concreta, sus "colores" propios y "simbólicos" y otros "elementos simbólicos", entre otros aspectos.
TARTESOS Y LA COLONIZACIÓN FENICIA
Gracias a la investigación científica de los vestigios rescatados de este yacimiento, según José Luis Escacena, fue "confirmada la hipótesis del papel tan importante de la colonización fenicia" en la formación de la cultura tartésica. "Hoy podemos definir Tartesos como la provincia más occidental de la colonización fenicia", ha recordado, apuntando que se trata de un enclave que "nunca" ha dejado de ser estudiado por la ciencia.
Y es que aunque el yacimiento siga sellado bajo una protección de hormigón tras las excavaciones acometidas entre 2002 y 2005 por los arqueólogos Álvaro Fernández y Araceli Rodríguez con motivo del mencionado y malogrado proyecto de hotel; los vestigios extraídos del sitio siguen siendo analizados y reinterpretados, gracias al avance de los métodos científicos.
Es más, a su entender, incluso cuando por fin los terrenos han pasado a dominio de la Administración pública, "no hacen falta nuevas excavaciones arqueológicas" en el yacimiento, sino que "lo fundamental es atender a su protección y adecuación, para disfrute de la sociedad" y conseguir así un mayor "acercamiento" de la ciudadanía al conocimiento del mundo antiguo.