SEVILLA 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
La reumatóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Lola Bursón, ha explicado que con la llegada del frío es habitual que algunas personas experimenten molestias en las manos, pies u otras zonas del cuerpo expuestas a las bajas temperaturas, como la nariz, orejas y pezones. Lo que suele deberse a "problemas en la microcirculación, es decir, los pequeños vasos sanguíneos que llevan sangre a los extremos del cuerpo". Entre las afecciones más frecuentes se encuentran los sabañones y los fenómenos de Raynaud.
Así, la doctora Lola Bursón ha explicado que los sabañones --en términos médicos perniosis o eritema pernio-- son lesiones inflamatorias progresivas y aditivas que aparecen en la piel por la exposición prolongada al frío y la humedad. Se caracterizan por enrojecimiento, hinchazón y escozor. En casos más graves, "pueden aparecer ampollas y fisuras en la piel que pueden infectarse y también pueden acompañarse de inflamación de las articulaciones de las manos y limitar la movilidad", ha añadido.
De otro lado, los fenómenos de Raynaud son una reacción brusca de cierre de los vasos sanguíneos como respuesta a ciertos desencadenantes, fundamentalmente el frío o el estrés. "Se manifiesta con episodios en los que los dedos cambian de color, primero blanco por falta de riego sanguíneo, segundo azulado por falta de oxígeno y tercero rojizo cuando se recupera la circulación; aunque no todos los pacientes sufren todos estos cambios de color", ha apuntado la reumatóloga, quien precisa que se acompaña de dolor, entumecimiento y hormigueo.
En la mayoría de los casos, si bien es molesto, es un fenómeno transitorio que no deja lesiones. En otras ocasiones, "es parte de un síndrome asociado a trastornos graves como enfermedades autoinmunes, en cuyo caso los síntomas pueden ser mucho más serios, llegando a producir úlceras, necrosis e incluso requerir amputaciones", ha incidido.
Tal y como ha señalado la especialista del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, existen ciertos factores generales que predisponen a padecer estos síntomas, tales como "exposiciones prolongadas al frío y la humedad, como quienes trabajan en exteriores o en cadenas de frío; mujeres, especialmente jóvenes, y personas delgadas (incluyendo a personas con anorexia nerviosa), ya que retienen menos calor corporal; fumadores y personas con factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión, colesterol elevado o diabetes".
Además de personas con condiciones que "dificultan el flujo sanguíneo, como ciertos trastornos hematológicos y oncológicos; así como personas con enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolípido o esclerosis sistémica", ha detallado.
Para ello, Lola Bursón ha recomendado el uso de guantes y calcetines térmicos, especialmente en ambientes fríos o húmedos, antes de que se aprecien los síntomas, puesto que después es mucho más difícil controlarlo. También ha aconsejado evitar cambios bruscos de temperatura, por ejemplo, "al sentir el frío tras una ducha muy caliente; y fumar, en todas sus formas, incluyendo vapear". Igual de importante es "hidratar la piel y mantener una buena salud general, ya que una piel bien hidratada es más resistente al daño y una buena dieta reduce el envejecimiento y atasco de los vasos sanguíneos, así como el efecto cardiovascular y sobre el metabolismo del ejercicio estimula la circulación".
No obstante, ante la presencia de sabañones, fenómenos de Raynaud o síntomas similares, la doctora del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Lola Bursón ha considerado "fundamental" acudir a un reumatólogo para evaluar si los síntomas son leves y primarios o si están relacionados con enfermedades subyacentes más graves. Los sabañones y los fenómenos de Raynaud son "dos afecciones que empeoran con el frío, pero que pueden prevenirse y manejarse con las medidas adecuadas", ha puntualizado.
Entre las diferentes pruebas que se pueden realizar durante el estudio de estos síntomas, para la especialista, "una de las más útiles es la capilaroscopia". Se trata de una técnica "sencilla y no invasiva" que estudia los pequeños vasos de la base de las uñas con un microscopio especial. "Permite valorar la salud de los capilares y detectar alteraciones que podrían indicar la presencia de enfermedades sistémicas, como las autoinmunes. También permite hacer un seguimiento a largo plazo para vigilar la evolución de la enfermedad", ha concluido.