SEVILLA 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
La capital hispalense ha sufrido a principios de este junio la primera ola de calor del año y la peor en 20 años, precisamente, en un mes como éste. Los datos acumulados en el periodo comprendido entre 1995 y 2020 confirman, además, que los episodios de calor extremo no son algo excepcional al haber registros de hasta 300 días de temperaturas por encima de lo normal, lo que hace una media de doce días anuales, en el último cuarto de siglo.
Ésta es la fotografía del clima de la que parte el proyecto proMeteo, que Sevilla ensayará por primera vez y que consistirá en categorizar y nombrar las olas de calor --como ya se hace con los huracanas y nevadas-- con el fin de poder planificar y alertar de posibles efectos adversos en la salud de estos episodios de temperaturas extremas, que se prevén que vayan en aumento como consecuencia del cambio climático.
De hecho, los científicos y expertos que han trabajado durante el último año en el diseño de proMeteo --una iniciativa del Centro de Resiliencia Adrienne Arsht Rockefeller Fundation respaldada por el Ayuntamiento de Sevilla y presentada esta semana en las oficinas del Paseo Marqués de Contadero-- auguran que "las temperaturas en Sevilla seguirán incrementándose. Se estima que, al final del siglo, alcancen los 46 o 47 grados y las olas de calor se duplicarán en los próximos 30 años".
El equipo de trabajo ha clasificado hasta 54 eventos de calor entre 1995 y 2020 que cumplen con los criterios que se han fijado para categorizar las olas de calor "en función de su nivel de impacto en la salud" para que así los ciudadanos puedan "tomar medidas efectivas para protegerse". Es decir, tomar medidas para que estas olas tengan la "menor incidencia posible" tanto en el día a día de las personas como en sectores estratégicos para la economía, como lo es el turismo en el caso de Sevilla.
Hay hasta cinco categorías de olas de calor: sin impacto, impacto bajo, medio, elevado y muy elevado. Es precisamente en estas últimas, las de riesgo muy elevado, donde a los episodios de calor extremo se les pone nombre, en concreto, Zoe, Yago, Xenia, Wenceslao y Vega. "Esta medida de concienciación y llamada de atención que es muy conocida con fenómenos como los huracanes o las nevadas, jamás se ha hecho con las olas de calor y esto tiene mucho que ver con que tendemos a minimizar la importancia y las consecuencias del calor extremo. El sistema permitirá que la gente tenga diversas maneras y mayor tiempo para prepararse para enfrentar apropiadamente el riesgo del calor extremo", explican desde proMeteo.
Sevilla no solo clasificará y alertará de las olas de calor sino que estos avisos servirán para "desplegar una estrategia integral" de actuación con medidas como la apertura de una red de refugios climáticos similar a la que existe en ciudades como París y Barcelona. Son espacios que, como los colegios, bibliotecas y centros cívicos, están climatizados y se pueden dejar abiertos durante varias horas para que estén a disposición de los ciudadanos, especialmente, para los más vulnerables que "no cuenten con recursos de climatización en sus domicilios".
Igualmente, supondrá la activación del Plan de Emergencias Municipal, tal y como ocurre cuando se detectan episodios de fuertes tormentas o vientos ante los riesgos que supone; o la ejecución de un programa de intervención social para la población más vulnerable, especialmente mayores y también personas sin hogar con dispositivos específicos de calle y de alojamiento. Se instalarán más puntos de reparto de agua fresca ya sea con más fuentes públicas o con un suministro específico de Emasesa y se articularán medidas a través del Centro municipal de Protección Animal para combatir los efectos del calor también en los animales.