ZARAGOZA 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
Unos 70 voluntarios trabajan en la Pastoral Penitenciaria que se ofrece desde la Archidiócesis de Zaragoza, que actúan en diferentes programas que se desarrollan en las prisiones de Zuera y Daroca, que reúne a 1.500 y 400 reclusos, respectivamente.
La delegada de Pastoral Penitenciaria del Arzobispado de Zaragoza, Isabel Escartín, lleva 18 años colaborando con esta labor, algo que ha dicho que hace porque "la vida no funciona mirándose uno al ombligo", sino que "hay que echar una mano" a otros, ha explicado en declaraciones a Europa Press.
En su caso, comenzó cuando estaba en activo, pero ahora ya está jubilada. Según ha comentado, le reconforta poder acompañar a personas que están "solas, aisladas y desorientadas". Ha añadido que siente que esta es una labor que debe hacer y que, mientras pueda, hará, ha asegurado.
Por su experiencia, la "mayoría" de los presos "se reinsertan" puesto que con quienes contactan suelen ser personas "que cometen un delito, pagan por eso, salen y continua su vida". Ha reconocido que esto es más difícil cuando se trata de reclusos que "no han tenido una vida normalizada" y no cuentan con una red social que les apoye cuando salen de prisión, si bien "esto es muy minoritario".
Para estos casos, la Delegación de Pastoral ha puesto en marcha desde hace un año un piso con capacidad para cuatro personas, donde pueden residir quienes acaban de salir de prisión y no tienen a dónde ir.
En estos primeros meses, se les ayuda a poner en regla la documentación, renovar el DNI, si se les ha caducado, y solicitar el subsidio de desempleo para liberados de prisión que reciben estas personas durante 18 meses.
TRES MESES
La delegada de Pastoral Penitenciaria ha contado que para residir en este piso, han de firmar un contrato por tres meses, periodo tras el cuál "ya han cobrado dos meses de ayuda --430 euros al mes--" y "tienen la vida más organizada y han creado alguna red social", ha apuntado.
De esta labor se encarga uno de los equipos de voluntarios, mientras que hay otro que "les enseña a manejar el ordenador e incluso el teléfono móvil" puesto que si llevan mucho tiempo en prisión "no saben utilizarlo".
Escartín ha aclarado que la diócesis cuenta con este piso, si bien hay otro que gestionan los sacerdotes mercedarios, que aloja a los reclusos cuando salen de permiso, y otro piso para mujeres de las Hermanas de la Caridad "para ambas cosas". Por otra parte, las monjas de Santa Ana cuentan con dos tiendas de ropa de bebé reciclada, llamadas 'Le damos la vuelta' que gestionan exreclusas.
OTRAS LABORES
Los 70 voluntarios de la Pastoral Penitenciaria del Arzobispado de Zaragoza son personas creyentes y no creyentes, "que quieren hacer algo por los demás" y también hay algún religioso. Escartín ha precisado que todos los años se hace un curso de formación.
En concreto, se imparte el curso en un campo de trabajo que se realiza cada verano. También hay otro curso de Cáritas. Cuando un voluntario se inicia en esta labor, entra a la prisión junto a otro más experimentado y finalmente se incorporan al programa con el que se sienten más identificados.
En total, la Pastoral Penitenciaria cuenta con más de 20 programas, como el dedicado a trabajar en las enfermerías de las cárceles y otro que colabora con los servicios de psiquiatría para ayudar a crear hábitos.
En este último, se cuenta con el apoyo de 14 psiquiatras y psicólogos que realizan anualmente un curso de salud mental en las prisiones de Zuera y Daroca de enero a junio.
Otro programa atiende a la población gitana y un tercero --en el que participan diez voluntarios-- visita diariamente a los reclusos que se encuentran ingresados en la Unidad de Presos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. "Se les ponen en contacto con sus familiares y se les aportan medios básicos, como unas zapatillas para ir por el hospital", ha relatado Escartín.
Además, otro programa se centra en las actividades de tiempo libre, salidas terapéuticas, talleres lúdicos y de valores, sobre habilidades socio laborales, así como para dar apoyo jurídico y a las familias. También hay peregrinaciones solidarias con enfermos.
ATENCIÓN ESPIRITUAL
Hay un grupo de voluntarios que trabaja con aquellos que quieren recibir la palabra de Dios. La delegada de Pastoral Penitenciaria ha comentado que hay un capellán por cada 500 internos y parte de la labor de los voluntarios también es la atención espiritual, además de la social, "hasta donde podemos llegar".
Según ha detallado, se les acompaña y aconseja" y se imparte catequesis al que quiere. Ha agregado que "abogamos por que las personas tengan una atención espiritual", también en el caso de creyentes de otras confesiones religiosas.
MENORES
Isabel Escartín ha comentado que también atienden a los menores ingresados en el centro de internamiento de Juslibol (Zaragoza). En concreto, cuenta con un concierto entre el Arzobispado de Zaragoza y el Gobierno de Aragón para atender espiritualmente a los que lo deseen.
Además, se promueven talleres lúdicos y de valores y se organiza alguna actividad deportiva. Todas las semanas acuden a este centro un sacerdote y dos laicos de Pastoral Penitenciaria.