ZARAGOZA, 6 Sep. (EUROPA PRESS) -
La Unidad de Sanidad Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), organismo adscrito al Departamento de Innovación, Investigación y Universidad del Gobierno aragonés, lleva varios años estudiando alternativas a los productos químicos para el control de plagas en la alfalfa, un cultivo tradicional muy extendido en la Comunidad.
Buscar alternativas a los productos fitosanitarios (plaguicidas) es de vital importancia para la "protección de la salud humana y del medio ambiente frente a posibles riesgos derivados del uso de plaguicidas", y así lo recoge la Directiva 2009/128 CE del Parlamento Europeo y del Consejo.
La directiva establece que, desde enero de 2014, es obligatoria la aplicación de los principios de gestión integrada de plagas dando prioridad a los métodos no químicos, ha explicado el Ejecutivo autonómico en una nota de prensa.
En este sentido, el CITA trabaja junto con el Centro de Sanidad y Certificación Vegetal (CSCV) del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, para conseguir un control de plagas eficaz con un uso mínimo y racional de productos fitosanitarios.
Reducir el uso de productos químicos en el cultivo de la alfalfa resulta trascendental porque el forraje y el heno de alfalfa es el principal alimento del ganado productor de carne y leche.
Por otra parte, muchos de los productos utilizados son poco selectivos y provocan la desaparición casi total de los insectos beneficiosos que viven en la alfalfa, comprometiendo así el importante papel que el cultivo puede desempeñar en el ecosistema agrícola como fuente de biodiversidad y hábitat de enemigos naturales.
CONTROL BIOLÓGICO NATURAL
Por ello, uno de los objetivos ha sido fomentar el control biológico natural de las plagas, aprovechando la abundante fauna de enemigos naturales que utiliza el cultivo como hábitat. Para conseguirlo, se ha estudiado una estrategia que aprovecha los cortes sucesivos que se realizan en el cultivo (de 5 a 6 en la Cuenca del Ebro).
La estrategia consiste en dejar, en cada corte, franjas de alfalfa sin cortar. Los cortes representan fuertes perturbaciones que hacen que la mayoría de los insectos mueran o se dispersen a otras zonas.
Las franjas de alfalfa sin cortar ofrecen refugio, alimento y hábitat para la reproducción a los insectos beneficiosos, enemigos naturales de las plagas, tras el corte. De esta forma existe una población disponible desde el comienzo del rebrote de la alfalfa, facilitándose la sincronización con las plagas y, por lo tanto, haciendo que el control biológico natural sea más eficaz.
Los trabajos realizados desde el CITA, en colaboración con el CSCV, han permitido confirmar la validez y viabilidad técnica de esta herramienta para disminuir la aplicación de productos químicos en el cultivo.
La experiencia acumulada en la aplicación de esta alternativa sugiere que se podría prescindir totalmente de los tratamientos químicos en determinados años o disminuir su número sustancialmente en otros en los que se den circunstancias que faciliten la aparición de grandes infestaciones de determinadas especies plaga que, por distintas causas, son de difícil control.
CONTROL DEL GUSANO VERDE
Un ejemplo de estos trabajos de investigación tiene como protagonista al gusano verde de la alfalfa. Este proyecto está financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y tiene entre sus objetivos determinar la eficacia del corte de la alfalfa en parada invernal para el control de un coleóptero curculiónido conocido como "el gusano verde de la alfalfa" (Hypera postica).
Esta especie deposita los huevos en el interior de los tallos de alfalfa y, en las condiciones que se dan en la Comunidad, gran parte de las puestas se realizan en otoño-invierno. El corte antes de la salida del reposo invernal podría eliminar una gran cantidad de huevos y reducir las poblaciones de larvas y, por lo tanto, los daños en primavera.
La investigadora Eva Núñez de la Unidad de Sanidad Vegetal del CITA lidera estos trabajos que se están llevando a cabo junto con el CSV y que pretenden aprovechar estas peculiaridades del cultivo para favorecer el control biológico, reducir la dependencia de los fitosanitarios y, en definitiva, preservar el importante papel que la alfalfa desempeña en las alternativas extensivas de la cuenca del Ebro.
"La alfalfa es, sin duda, un candidato ideal para la Gestión Integrada de Plagas. Su tipo de aprovechamiento, su gran riqueza de organismos beneficiosos y su capacidad para tolerar un cierto nivel de daño, sin que repercuta en la calidad o la producción, ofrecen la posibilidad de plantear diferentes estrategias para reducir las poblaciones de determinadas plagas y evitar o reducir el número de tratamientos químicos", ha señalado Eva Núñez.