La Diputación de Huesca organiza visitas guiadas a La Cartuja de las Fuentes

HUESCA 7 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Diputación Provincial de Huesca (DPH) organiza visitas guiadas a La Cartuja de las Fuentes. La institución abre este conjunto a lo largo del año tanto los fines de semana como los festivos, con recorridos que se desarrollan de 11.00 a 14.00 horas.

Además, se ofrece la posibilidad de visitarla también a grupos interesados mediante la reserva previa, a través del correo electrónico 'visitalacartuja@dphuesca.es'. Las visitas son gratuitas y se prolongan durante una hora y media aproximadamente y varios días al mes se pueden realizar tours para grandes grupos.

En las visitas, los asistentes podrán recorrer el monasterio escuchando las explicaciones de una guía turística, un historiador, un investigador del patrimonio artístico, cultural y natural de los Monegros, además de otros colaboradores, todos monegrinos. Un equipo que ha ido investigando y estudiando todo lo relacionado con el conjunto de La Cartuja y que cada día ofrecen nuevas historias y datos.

Situado en pleno corazón de Los Monegros, dentro del término municipal de Sariñena, en las cercanías de Lanaja, el Monasterio de Nuestra Señora de las Fuentes fue creado bajo el patrocinio de los Condes de Sástago a principios del siglo XVI, la primera fundación de monjes cartujanos en 1507.

En el siglo XVIII se levantó un nuevo monasterio, que es La Cartuja tal como se conoce ahora, convirtiéndose es uno de los elementos más importantes de la arquitectura de la Ilustración del siglo XVIII en Aragón.

La DPH ha resaltado que su importancia no sólo radica en su antigüedad, sino también en las pinturas murales realizadas por fray Manuel Bayeu, que decoran más de 2.000 metros cuadrados en su interior. El que fuera hermano del pintor de cámara del rey, Francisco Bayeu, y también cuñado de Francisco de Goya, pintó durante casi toda su vida en las paredes, techos, bóvedas y capillas del complejo monacal.

El monasterio, propiedad de la Diputación Provincial de Huesca, es, posiblemente, "el más desconocido de los grandes monumentos altoaragoneses a pesar de su gran valor arquitectónico, pictórico y turístico".