La DPZ acerca el grabado nipón al Palacio de Sástago con la exposición 'La mujer en Japón'

La diputada delegada de Cultura de la DPZ, Charo Lázaro, y la delegada de la Colección Pasamar-Onila, Clara Romeo.
La diputada delegada de Cultura de la DPZ, Charo Lázaro, y la delegada de la Colección Pasamar-Onila, Clara Romeo. - EUROPA PRESS
Publicado: jueves, 3 octubre 2024 13:04

ZARAGOZA 3 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los grabados del país del sol naciente son los protagonistas en la nueva exposición programada por la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) en el Palacio de Sástago de la capital aragonesa, que lleva por nombre 'La mujer en Japón. Cuatro siglos de ukiyo-e y shin-hanga', que reúne 146 grabados, seis libros ilustrados y otras piezas de la prestigiosa colección Pasamar-Onila, que abarcan desde el siglo XVII hasta el XX y se podrán visitar hasta el 29 de diciembre.

La exposición hace un recorrido por algunos de los estilos y géneros más característicos del arte japonés, como el 'ukiyo-e' --que se remonta al siglo XVII--, el 'shin-hanga' --que revitaliza al anterior a mitad del siglo XX-- o el 'shunga' --con escenas eróticas y de sexo explícito--.

'Ukiyo-e' significa literalmente 'imágenes del mundo flotante' y lo promueven las clases comerciantes y artesanas que prosperan en las ciudades niponas en el periodo Edo (1603-1808), que hacen uso de su riqueza y alientan otras maneras de ocio que incluyen nuevas formas de literatura, teatro o grabado.

En él, mientras los artistas europeos preferían la técnica del aguafuerte y grababan directamente sobre su obra, los japoneses sólo se ocupaban del dibujo de la estampa y de la elección del colorido. La primera tarea fundamental era la talla del grabado en una plancha de madera resistente --usualmente de cerezo--, mediante la técnica de la entalladura --madera a la fibra--; se cortaba esta madera hasta crear un original en negativo, con las líneas y las zonas que se van a entintar en relieve y se realizaban tantas planchas diferentes como colores tuviera el diseño.

Este estilo cae en cierta decadencia en las últimas décadas del siglo XIX, con la modernización impulsada con la era Meiji, que pone fin al Japón feudal, pero el movimiento 'Shin hanga' lo revitaliza en el XX con una producción centrada en el paisaje, con una visión romántica de la occidentalización, vistas nocturnas o las denominadas "mujeres bellas" y las creadoras.

PROTAGONISMO DE LA MUJER

La muestra se ha presentado este jueves en el Palacio de Sástago con la diputada delegada de Cultura de la DPZ, Charo Lázaro, y la delegada de la colección Pasamar-Onila, Clara Romeo, que han explicado algunos de los detalles de la exposición.

Lázaro ha destacado que es una exposición "inédita en España" y que la protagonista de la misma es la mujer japonesa: la trabajadora, la madre, la amante, la intelectual, la poeta, la escritora o la lectora. De hecho, sólo hay dos obras en toda la muestra en la que no aparecen mujeres --una en la que aparece un gato jugando con carpas doradas y otra en la que un hombre juega al 'kitsune', un equivalente nipón al 'piedra, papel o tijera'--, y el recorrido termina en un espacio dedicado a la "Historia de Genji", escrita por una mujer alrededor del año 1000 y considerada la novela más antigua de la historia, equiparable en el país asiático a lo que significan "El Quijote" o las tragedias de Shakespeare en la literatura occidental.

Por su parte, Clara Romeo, sobrina del coleccionista Víctor Pasamar, ha señalado que esta muestra es la de mayor envergadura de las que se han exhibido de esta colección particular y que una de sus fortalezas es que busca las piezas más antiguas y menos habituales del periodo Edo.

Una colección que se empieza a conformar durante un viaje hace nueve años a la ciudad de Osaka, al que le sigue otro a Tokio, donde Pasamar compra su primera estampa en una galería del barrio de Jimbocho.

La exposición se divide en varios ámbitos y la mujer es la protagonista de todos ellos. De este modo, las obras que se ubican en el patio del palacio muestran los orígenes del estilo 'ukiyo-e', así como piezas que constatan la influencia del arte japonés en Europa a través de sus coleccionistas.

"MUJERES BELLAS" Y LA "HISTORIA DE GENJI"

Estas obras, de autores de los siglos XVII y XVIII como Hishikawa Moronobu, Suzuki Harunobu o Isoda Koryusai, representan a una mujer idealizada, como "una especie de adolescente somnolienta".

El recorrido continúa por la sala de arcos, con un ámbito que enseña la obra del pintor Utamaro, uno de los más importantes creadores de la historia de la estampa, relacionado con el género 'bijinga', en torno a las "mujeres bellas"; y con el espacio dedicado a la influencia de la "Historia de Genji", que inspiró creaciones de autores como Utagawa Kunisada o Keisai Eisen.

Estas obras se realizaban por la demanda de las clases burguesas de la época y entre ellas destaca "La casa de baños", de Utagawa Kunisada, elaborada entre 1847 y 1852, que es uno de los pocos grabados en forma de políptico de seis hojas. En él aparece el príncipe Genji, protagonista de la novela, en una casa de baños dispuesta en dos plantas. Este espacio se completa con una serie de valiosos 'hashira-e' --grabado en forma de pilar--, que emula la arquitectura de las casas japonesas, en la que prima la madera.

La siguiente sala refleja cómo, con la llegada del periodo Meiji, Japón se abre al comercio occidental y se multiplican los autores y editores. La muestra se centra en dos de los más destacados, Toyohara Chikanobu y Tsukioka Yoshitoshi.

De este último se exhibe el tríptico "La gran batalla de Yashima" (1881), en el que resalta el intenso color rojo, probablemente conseguido gracias a pigmentos importados desde el extranjero. El protagonismo de la mujer en la moderna nación lo muestra de manera simbólica otra estampa bélica del autor, la "Ukita guerrera".

SIGLO XX, SEXO Y EROTISMO

La muestra prosigue con las nuevas estampas creadas con el surgimiento del 'shin-hanga', en un momento en el que ya han llegado técnicas como la fotografía o la litografía y en el que los artistas ya no trabajan sólo para la clase burguesa local y ya comienza a haber demanda desde Occidente.

El asunto de las "mujeres bellas" no deja de interesar en estos años, marcados por artistas como Ito Shinsui o el único no japonés de la muestra, el francés Paul Jacoulet, uno de los casos más extraordinarios de japonización del arte europeo contemporáneo. Ambos han sido nombrados "Tesoro Nacional Vivo" en el país nipón. En este ámbito se pueden ver estampas de mujeres, en ocasiones de diferentes islas del Pacífico, como "La geisha kikoya".

Las estampas de esta época también se caracterizan por representar escenas en la que destacan el reflejo de la lluvia o de la luz, con autores que empiezan a usar una plancha para cada color, lo que supone un arduo trabajo tanto de talla como de estampación. Una de las obras más destacadas es "Nieve sobre el puente del sauce", de Ohara Koson, un artista conocido por sus grabados sobre animales.

Por último, la exposición concluye con el sexo y el erotismo del género 'shunga', que ya está presente desde los primeros 'ukiyo-e' y que muestra escenas explícitas, muy elaboradas desde el punto de vista técnico y de gran belleza plástica.

Este género se desarrollaba sobre todo a través de libros, que eran muy cotizados y sus editores ganaron auténticas fortunas con sus tiradas ya que, además, era un regalo habitual porque era un símbolo de "buen augurio" que protegía las casas de muertes o incendios.

Los autores 'shunga' también sufrieron censura --el castigo era atar o esposar sus manos para que no pudieran crear--, como es el caso de Utagawa Utamaro (1753-1806), pero no por lo que reflejaba, dado que en Japón consideran el sexo como "un sentimiento humano" en el que "no hay nada de malo" ni necesidad de ser "moralista", sino por razones políticas, al representar en sus escenas a personajes históricos o públicos.

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