TERUEL 6 Ene. (EUROPA PRESS) -
La fuente del Arrabal, la más antigua que se conserva en el casco histórico de Teruel, es uno de los reclamos turísticos de la ciudad. Salió a la luz cuando una churrería situada en el punto de acceso al barrio del Arrabal sufrió problemas en los desagües, que producían daños en el muro de contención de los terrenos de la Ronda con riesgo de hundimiento de este vial.
Entre las piedras que conformaban ese muro que sujetaba el terreno aparecieron sillares y el escudo de Teruel con el toro y la estrella, hecho que llamó la atención del entonces concejal por el Tercio Familiar Santiago Martínez Bru y del cronista de la ciudad Ángel Novella.
El entonces alcalde, Cosme Gómez, dio el visto bueno a la idea de recuperar esa fuente "en un momento en que no había sensibilidad por conservar el patrimonio", comenta Martínez Bru.
La actuación tuvo lugar en 1971 y se consiguieron rescatar buena parte de los sillares, el escudo y la pila, que tuvo que ser sacada por una grúa, si bien faltaban las placas de piedra con los caños, que eran cabezas de toro, por cuyas bocas salía el agua y se decidió hacerlas ex novo.
Fue el entonces deán de la catedral, Emilio Rabanaque, escultor aficionado, quien realizó las placas de piedra con dos medios relieves con cabezas de león en lugar de dos cabezas de toro porque consideró que los cuernos serían muy frágiles y se romperían con facilidad y porque había riesgo para las personas que bebiesen de ellas.
La fuente se ubicó en la plaza de la Catedral, en la fachada de un edificio singular como es la llamada casa del Deán. Actualmente, acuden muchas personas a beber, para rellenar botellas y como lugar en el que se fotografían y se hacen 'selfies' los turistas.
ORIGEN
Esta fuente se atribuye a las que a finales del siglo XVI construyó el ingeniero Pierres Vedel, que levantó el acueducto renacentista al que llegan a parar las aguas de la Peña del Macho, una obra de ingeniería que ha abastecido a la ciudad de Teruel hasta el siglo XX.
La fuente debió estar situada en la calle Fuentebuena del barrio del Arrabal, suministrando agua para el uso de las personas, mientras que la que se dejaba correr se desviaba a otra fuente actualmente desaparecida y situada junto a la iglesia de la Merced para el uso de los animales.
Es la única antigua que se conserva en el casco histórico de Teruel, en el que había otras para el consumo humano y para abrevar el ganado, normalmente equino, mular y asnal, utilizados en el transporte.
Esas numerosas fuentes, algunas construidas en el siglo XVIII, recibían el agua desde el acueducto renacentista por una red de tuberías fabricadas en barro cocido que llegaban a toda la ciudad y que suministraban agua a muchas casas que se conectaban a ellas por lo que pagaban al Ayuntamiento.
El volumen de agua no permitiría el suministro a la ciudad actual, pero hace siglos el consumo era mucho menor y con las aguas sobrantes se regaban los numerosos jardines y huertos que había en el casco urbano.
La ciudad de Teruel construyó sus primeras alcantarillas en 1830, con base de piedra y ladrillo y cerradas con muros y techo de ladrillos con el espacio suficiente para que pudiera pasar una persona.