Nunilo Cremades, investigadora Ramón y Cajal en el BIFI
UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
Actualizado: lunes, 16 enero 2017 21:04

ZARAGOZA 16 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un compuesto químico aislado en el hígado de una especie común de tiburón podría ser la base para un nuevo fármaco que neutralice la toxina de la enfermedad de Parkinson. Así lo demuestra el estudio que publica la prestigiosa revista científica PNAS, en el que ha participado Nunilo Cremades, investigadora Ramón y Cajal del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza.

La publicación de este artículo científico recoge el estudio realizado sobre un modelo animal en el que la doctora Nunilo Cremades, junto a investigadores de la Universidad de Cambridge, ha determinado los mecanismos de acción de la escualamina en relación a la enfermedad de Parkinson, ha informado la institución académica aragonesa en una nota de prensa.

Este compuesto inhibe los procesos iniciales que llevan a la proteína involucrada en Parkinson a agregar y, a la vez, reduce la toxicidad de los agregados dañinos una vez formados. Los autores del estudio han demostrado la doble actividad inhibitoria de escualamina en un modelo animal, lo que les ha llevado a proponer su uso como posible fármaco para la enfermedad de Parkinson.

La enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa con más prevalencia, afectando a una de cada 1.000 personas en el mundo. Sin embargo, no existe en la actualidad ningún tratamiento que la erradique. Solo se tratan los síntomas con problemas co-laterales graves, han indicado las mismas fuentes.

ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS

La Universidad de Zaragoza ha manifestado que el desarrollo de estrategias terapéuticas está resultando "muy complicado" en esta patología debido al desconocimiento de las bases moleculares de la misma.

La enfermedad de Parkinson, así como otros desordenes neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, se caracteriza por la presencia anormal de depósitos de proteínas agregadas en forma de fibras amiloides.

Aunque la proteína que agrega varía de una enfermedad a otra, la formación de fibras amiloides ocurre por un mecanismo común de mal-plegamiento de la proteína y auto-ensamblaje en el que se generan diferentes tipos de formas oligoméricas y finalmente fibras amiloides insolubles que se depositan y acumulan en diferentes órganos o tejidos.

Estos agregados de proteínas son tóxicos y desencadenan una cascada de procesos patológicos y neurodegenerativos, aunque aún se desconocen los mecanismos de toxicidad, han apuntado desde la UZ.

Recientemente se ha observado que pacientes con la enfermedad de Parkinson mejoraban clínicamente de forma rápida al ser tratados con un compuesto químico, la escualamina, aislado del hígado de una especie de tiburón bastante común.

Estos pacientes padecían otras enfermedades, como virales o cáncer, para las que se les estaba administrando escualamina, observándose al mismo tiempo una mejoría notablemente de los síntomas asociados con la enfermedad de Parkinson, aunque se desconocían la razones.

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