Dos jóvenes regentan el bar de esta población que atrae por su naturaleza y el carácter de sus gentes
JOSA (TERUEL), 13 (EUROPA PRESS)
Enclavado en las Cuencas Mineras turolenses, Josa es un pequeño municipio con una treintena de habitantes censados, pero la iniciativa de sus vecinos y sus parajes naturales le han hecho despuntar en las redes sociales. En un mundo de 'influencers', Josa muestra sus encantos dispuesto a enamorar a quien los conozca.
Con este objetivo, Eva Serrano creó una cuenta en Instagram dedicada a esta localidad, su refugio y el pueblo de su familia paterna. Desde hace dos años, en @josa_teruel exhibe los paisajes de esta población, sus rincones especiales y las costumbres de sus habitantes, desde sus fiestas, a hechos tan cotidianos como sus paseos o comprar el pan.
En declaraciones a Europa Press, Serrano ha explicado que esta idea surgió al ser usuaria de esta red social. Al principio, incluía las imágenes de su pueblo en su perfil, pero cada vez tenía más fotografías de Josa y quería "enseñarlas con el nombre del pueblo", a través de una cuenta "enfocada solo a cosas del pueblo y de sus alrededores".
"Es una iniciativa particular, porque me gusta y aúna mis dos pasiones, la fotografía y el pueblo", ha afirmado, al admitir que su "sorpresa" ha sido que a los propios vecinos "les encanta, están súper contentos de tener la cuenta porque subo fotos de ventanas, de rincones, del monte, y a la gente le gusta que las comparta y ellos se las reenvían a sus familias, para enseñárselas a la gente mayor" e, incluso, para "jugar a reconocer sitios".
Inició las publicaciones en @josa_teruel hace dos años y "supone un orgullo muy grande" que los propios vecinos elogien las imágenes y se las envíen entre ellos, ha subrayado. Su intención es "dar a conocer Josa" y su deseo "que la siga gente que no es de Josa", porque algunos de ellos se animan a visitar la población y a conocer sus recursos, como los museos de la Moto o Paleontológico.
"Se acercan a visitar la zona y eso me alegra mucho, porque son pueblos perdidos" y si llegan visitantes "ya es un logro". Aunque hay una treintena de vecinos censados, "en invierno viviendo estarán diez o doce personas. La despoblación en Josa comenzó en los 60 y 70 y el pueblo se quedó vacío", ha lamentado.
UN SUEÑO
Eva Serrano reside y trabaja en Zaragoza, pero en cuanto puede se escapa a su refugio. Sin embargo, "aquí el invierno es duro, hace frío" y "no hay trabajo" para que puedan quedarse los jóvenes. "Es un sueño o una utopía para la mayoría quedarnos a vivir en Josa, pero siendo realistas no se puede, porque no hay trabajo" y, además, sería una vida "muy dura y distinta, con mucha soledad".
Esa soledad también se refleja en sus imágenes, en las que predominan los montes del pueblo, que "no son bosques, pero tampoco son un desierto. Hay mucho tomillo y tienen su encanto, no todo tiene que ser verde para que nos guste", ha observado Serrano.
Los paisajes se mezclan en la cuenta de Instagram con el día a día de los vecinos, las calles, puertas y ventanas, y detalles curiosos de Josa. "Me encantaría hacer retratos, pero me da mucho respeto porque es muy difícil captar la esencia de la gente, aunque lo llevo en mente", ha admitido.
La edad media de sus vecinos ronda los "70-80 años" y la mayoría de sus habitantes son jubilados, otros trabajan en una pequeña granja o con un par de rebaños de ovejas, como una familia árabe que llegó al municipio para cuidar de uno de estos rebaños.
NATURALEZA Y CERCANÍA
Asimismo, una pareja joven, Bea Franco e Iván Becerra, se encarga de llevar el bar y residen en el municipio desde que conocieron su ambiente familiar y su entorno natural. "Todo empezó porque mi tía se mudó al pueblo de al lado, se compró una casa en Hoz de la Vieja y, desde Valencia, vinimos a conocer la zona", ha detallado Franco.
En declaraciones a Europa Press, Bea Franco ha relatado que el distribuidor de la zona le comentó a su tía que los anteriores gerentes del bar se marchaban y, de este modo, y a pesar de que ambos tenían trabajo en Valencia y Madrid, Bea e Iván, de 26 y 24 años, decidieron dejarlo todo e ir a trabajar a Josa.
"No teníamos ninguna vinculación con la zona y yo no había subido a Teruel ni a las Cuencas Mineras", ha asegurado, al indicar que les atrajo la idea de vivir en la montaña y les gustó el "ambiente familiar y muy cercano" de Josa, donde "todos son como una familia".
Como única pega, Bea Franco ha señalado que "aquí es una zona en la que o tienes coche o estás perdida, pero tenemos Utrillas al lado con todos los servicios que pueda necesitar una persona para vivir", ha observado.
APRENDER A AMAR LOS PUEBLOS
En su caso, "vivir en plena naturaleza es lo principal, la tranquilidad y el trato más cercano" con los vecinos, porque "una ciudad es muy fría y esto es familiar, si necesitas cualquier cosa siempre hay alguien ahí. Son gente muy humilde y buena", por lo que "no le encuentro desventajas a vivir en un pueblo pequeño, quitando que necesitas un coche", ha reiterado.
Así, ambos desean quedarse a vivir en Josa, aunque les gustaría emprender otro negocio. En su opinión, la despoblación está afectando a estos municipios porque "la gente solo se acuerda de los pueblos cuando son fiestas, pero el problema es que no se inculca bien a las nuevas generaciones esa necesidad de que sigan viniendo, porque si no todos los recuerdos y la historia acabarán muriendo".
"Es necesario que sepan amarlo y cuidarlo", ha remarcado, al advertir de que en muchas ocasiones "la gente está acostumbrada a estar rodeada de servicios y abundancia aunque no lo necesiten", mientras que el pueblo ofrece una vida tranquila y "si quieres el día libre te vas a la ciudad. La gente para vivir no necesita tanto", ha concluido.