El nuevo Centro de Arte Edificio Mirador aunará historia y vanguardia y mostrará al público un torreón romano

El arquitecto Carlos Moros y la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Sara Fernández, en la inauguración del edificio Mirador.
El arquitecto Carlos Moros y la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Sara Fernández, en la inauguración del edificio Mirador. - MIGUEL G. GARCÍA
Publicado: viernes, 20 septiembre 2024 15:00

ZARAGOZA 20 Sep. (EUROPA PRESS) -

La capital aragonesa agranda su catálogo patrimonial y expositivo con la inauguración este viernes del Centro de Arte Edificio Mirador de Zaragoza (CAEMZ), un edificio que aúna historia y vanguardia en las tres plantas de un edificio que formó parte de la fachada de la ciudad al río Ebro y que ahora muestra, en un excelente estado de conservación, un torreón de la antigua muralla romana.

Ubicado en el número 177 del Coso, pared con pared con el monasterio de las Canonesas del Santo Sepulcro, el nuevo espacio, catalogado como Bien de Interés Cultural y en el que anteriormente se encontraba el restaurante La Bastilla, nace del empeño y el entusiasmo del arquitecto Carlos Moros y su fundación Viento del Norte tras cinco años de trabajo laborioso que no se han visto detenidos ni por la pandemia ni por la burocracia.

Y lo hace bajo la premisa de "democratizar" el arte y la cultura, con una exposición permanente en las plantas calle y baja, dedicada a las litografías que el propio Moros realiza con motivo de la aprobación del Estatuto de Autonomía de Aragón de 1982, un recorrido por los diferentes restos romanos hallados en las "tripas" de un edificio que ocultaba trujales de aceite y agua de hace poco más de un siglo y un "espectacular" torreón romano de la muralla que sube desde el sótano a la planta calle, así como una planta que estará dedicada a la vanguardia, con muestras temporales y cursos formativos de arte digital, NFT, el metaverso y la realidad virtual.

"Esto no es un museo, sino un centro de arte y queremos que la gente participe, que sea un espacio ágil, movido, que aquí se cree una especie de comunidad", ha planteado Moros.

Según ha explicado el propio arquitecto, la exposición permanente, que durante años ha permanecido guardada en cajones, se podrá visitar próximamente en grupos reducidos de 16 personas mediante reserva previa en la página web pendiente de rematar y la entrada tendrá un precio de 10 euros que irán destinados a la fundación.

El acto de inauguración ha contado con la presencia de la consejera municipal de Cultura, Educación y Turismo, Sara Fernández, quien ha agradecido la "generosidad" y "altruismo" de Moros para recuperar este patrimonio de la ciudad, "con ese cariño, mimo y rigor tan importante y con la fundación, que crea un nuevo espacio cultural para la ciudad".

UN EDIFICIO LLENO DE SORPRESAS

Fernández ha acompañado a Moros en un recorrido por el edificio en el que el arquitecto ha hecho una prolija descripción del proceso llevado a cabo en el último lustro para presentar ahora un nuevo tesoro de la ciudad, ese cubo romano "grandioso": "Es el único cubo que hay en Zaragoza que esté metido dentro de un edificio antiguo", ha destacado.

El hallazgo y el propio espacio surge a partir del empeño del arquitecto por mostrar su exposición de litografías dedicadas al Estatuto, un trabajo que pensó ubicar en Cretas (Teruel) por la belleza de sus casas, pero que finalmente dejó en la capital del Ebro "porque yo tengo que venir todos los días a la obra", ha confesado.

Una laboriosa labor de desescombro y minuciosas excavaciones, junto a un intrincado proceso burocrático en el que se solicitaron hasta tres licencias y no se definió, hasta el final, el uso del edificio para no dificultar la concesión del préstamo dieron poco a poco forma a un proyecto que fue creciendo a cada piedra que se movió.

"En el momento que te pones a excavar, ya no sabes lo que te puedes encontrar y el cubo de abajo, teóricamente tenía que existir". Moros ha recordado sus idas y venidas, sus paseos contando pasos según las distancias regladas de los romanos y sus dibujos de los planos frente a la fachada del edificio. "Si el edificio está aquí, ¿cómo va a haber un cubo?", se preguntó repetidas veces. "Pero este edificio sobresale más que el resto de la línea y vimos que sí, que había una posibilidad, pero cuando empezamos la excavación y por todos los lados nos íbamos encontrando cosas muy diferentes", ha revelado.