HUESCA 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
Cruz Roja, a través de su Plan de Empleo, ha logrado cambiar a mejor la vida de muchas personas, entre ellas la de Nelson Okoro, un joven de 32 años que se vio obligado a huir de su Nigeria natal, donde su vida corría peligro, para, tras muchas vicisitudes, asentarse en Huesca.
Aquí, ha cumplimentado todos los pasos del programa de refugiados y solicitantes de asilo, ha logrado los objetivos que marca el plan hacia el mercado laboral y ha cumplido su sueño de labrarse un futuro sin depender de ninguna institución. Por si fuera poco, ha roto un techo de cristal en esta ciudad y se ha convertido en el primer hombre en trabajar como camarero de pisos en un hotel.
Nelson llegó en una patera a la costa canaria, después de un largo y peligroso periplo africano en el que perdió a varios de sus compañeros de viaje, y allí tuvo su primer contacto con Cruz Roja. Tras varios meses de trámites, fue derivado a la asamblea de Huesca, donde se incorporó al programa de acogida para solicitantes de asilo y protección internacional, que financia el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El objetivo del mismo es "transformar la vida de las personas participantes fomentando su autonomía, aumentando su resiliencia, disminuyendo su vulnerabilidad, y promoviendo la inclusión social en condiciones de igualdad", explica Silvia, técnica de empleo del programa.
Okoro recibió una atención personalizada, con la que se logró reforzar sus competencias y habilidades de cara a tener autonomía, y también recibió formación para adaptarse a la nueva vida en este país.
El personal técnico de Cruz Roja exploró las necesidades, intereses, expectativas, habilidades y formación de Okoro. Aunque en Nigeria había trabajado como soldador, taxista y albañil, se le propuso una formación en el sector de la limpieza, dado que en éste se requiere entender los mensajes y conocer los productos, pero no una comunicación compleja con clientes.
Las alianzas que Cruz Roja hace con empresas en los sectores con mayor demanda de puestos de trabajo y un curso de limpieza en pequeñas y grandes superficies que hizo a través de la entidad, llevó a este solicitante de asilo a realizar las prácticas en el hotel Abba como camarero de pisos.
UN HOMBRE EN UN TRABAJO FEMINIZADO
"Ha sido la primera vez que en el Hotel ABBA un hombre se ha integrado en un tipo de trabajo que parecía exclusivo de mujeres. Casi se puede decir que ha roto un techo de cristal. La sociedad debe ser integradora en todos los aspectos", dice Susana, técnica del Plan de Empleo de la entidad.
Susana destaca que la colaboración de las empresas es fundamental en la integración porque se fomenta la corresponsabilidad para que las personas en dificultad social puedan acceder al empleo en igualdad de oportunidades y de trato. La presencia de Nelson entre las Kellys ha sido todo un acierto, según el director del Abba Huesca, Manuel Solanilla.
Lejos de desestabilizar el equipo, lo ha cohesionado en torno a él y todas las compañeras "están encantadas porque es muy responsable y buen trabajador". La aceptación ha sido tal que, una vez que Nelson finalizo su periodo de prácticas y surgió la primera oportunidad de cubrir una baja por enfermedad, las camareras en bloque fueron a pedirle que la sustitución la hiciera Nelson, recuerda Solanilla.
Las técnicas de Cruz Roja explican que, tras las prácticas, recomendaron a su usuario que llevará su currículo al hotel "y enseguida le llamaron, le hicieron una entrevista y empezó a trabajar".
Según el director del Abba, la presencia de Nelson no ha resultado en absoluto extraña tampoco para los clientes.
En su opinión, el trabajo de las camareras de pisos es duro y requiere de fuerza física por lo que será cada vez más habitual ver a hombres en los equipos.
"En otros hoteles del grupo ya hay camareros haciendo las camas y limpieza de las habitaciones, aunque en Huesca, Nelson es el primero. Si se da la oportunidad no dudaremos en darle el trabajo fijo. Realmente estamos muy satisfechos con él y de nuestra colaboración con Cruz Roja".
Nelson Okoro se muestra feliz y afirma que Cruz Roja le ha dado una oportunidad "que ha cambiado mi vida. Llegué aquí sin nada, huyendo de mi país donde estaba amenazado de muerte, y he recibido más ayuda y apoyo del que podía imaginar. Ahora tengo un trabajo y puedo empezar a cumplir mi sueño de establecerme aquí y tener una familia".