El 'Tota Pulchra' llena una año más de música y devoción popular la catedral de Huesca

HUESCA 8 Dic. (EUROPA PRESS) -

Música y voces vibraron este sábado en la catedral de Huesca, que se volvió a llenar de fieles para mostrar la devoción de la ciudad por la Inmaculada Concepción de María con motivo de la celebración del Tota Pulchra, cantado con la coral de la capilla de música de la catedral y el coro Ars Musicae, más una orquesta formada por músicos oscenses y la dirección de José Vicente Pardo Bellido, profesor del Conservatorio de Música de Huesca, con las voces solistas de Marina Lansac y Alejandro Escuer.

El oficio en la vigilia de la Inmaculada Concepción estuvo presidido por el administrador apostólico de la diócesis de Huesca, monseñor Vicente Jiménez Zamora, y en él participaron el claustro de profesores del instituto Ramón y Cajal, heredero de la Universidad Sertoriana de Huesca; la corporación municipal y el cabildo catedralicio.

Durante la procesión inicial hacia la capilla de la Inmaculada se cantó el 'Ave, Maris stella', un himno latino que se canta en la Liturgia de las Horas y data del siglo IX. Después, el 'Tota Pulchra', tomado del Cantar de los Cantares. El autor musical del himno es el italiano Giovanni Cesare Aldega y su partitura manuscrita procede del archivo de música de la catedral de Huesca.

Más adelante sonó el 'Salve Regina' en la versión de Hilarión Eslava para cuatro voces y orquesta. El oficio concluyó con el himno universitario 'Gaudeamus Igitur'.

En su homilía, monseñor Vicente Jiménez Zamora recordó el décimo aniversario de la declaración del Tota Pulchra como Bien de Interés Cultural Inmaterial. También, que "María es desde el comienzo de su existencia don que el Padre y el Espíritu Santo hacen al Hijo, es un camino que Dios mismo prepara" para su venida".

HOMILÍA DE MONSEÑOR VICENTE JIMÉNEZ ZAMORA

Así, "María acogió al Señor como no la ha hecho ni lo hará criatura humana alguna. Su "sí" al ángel de la anunciación es el "amén", la aceptación más plena e incondicional que se haya dado a Dios por parte humana. Ese "sí", pronunciado en el silencio de la casa de Nazaret, resonará siempre a través de los siglos, de generación en generación, como un eco de la misericordia del Dios Salvador que se ha fijado en la "pequeñez", mil veces bendita, de su esclava", expuso Jiménez Zamora.

La celebración del Tota Pulchra en la vigilia de la Inmaculada Concepción forma parte de la liturgia oscense desde el siglo XV, como refleja el manuscrito catedralicio conocido como "Consueta Oscensis". Se conserva asimismo testimonio documental del voto realizado por las instituciones oscenses a la Inmaculada Concepción en el año 1450, con motivo de una epidemia de peste que asoló la ciudad. Este voto de la ciudad y sus instituciones se ha mantenido y renovado a lo largo de los siglos.