La visión contemporánea del arte japonés de Hiroomi Ito llega al Torreón Fortea con "Ni sushi ni yakuza"

La consejera municipal de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández; el comisario de la muestra, Mario Malo, y el artista japonés Hiroomi Ito, delante de una obra de la exposicin "Ni sushe, ni yakuza"
La consejera municipal de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández; el comisario de la muestra, Mario Malo, y el artista japonés Hiroomi Ito, delante de una obra de la exposicin "Ni sushe, ni yakuza" - EUROPA PRESS
Publicado: jueves, 19 diciembre 2024 14:44

ZARAGOZA 19 Dic. (EUROPA PRESS) -

La sala de exposiciones del Torreón Fortea, situado en la plaza San Felipe de Zaragoza, acoge, hasta el próximo 5 de marzo, la exposición "Ni sushi ni yakuza" del artista japonés afincado en Barcelona Hiroomi Ito que ofrece su visión contemporánea del arte tradicional japonés.

La consejera municipal de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández, ha dicho estar encantada de poder exponer un arte oriental que tan de moda está porque "funciona muy bien todo la cultura asiática, en este caso japonesa, y muchas de las diferentes disciplinas artísticas y manifestaciones y expresiones culturales generan mucho atractivo, no solo en nuevas generaciones, sino también en personas más mayores".

Ha atribuido esta atracción por lo asiático en que hay una curiosidad por las costumbres, por los usos, por la historia, por la tradición, en este caso nipona, pero también por los diferentes elementos estéticos y, por supuesto, la gastronomía, que en un país como España "que nos gusta tanto disfrutar de la comida y de la bebida, obviamente la gastronomía japonesa es siempre una apuesta segura".

Precisamente, esta exposición aborda ambos aspectos. Por un lado, como el arte contemporáneo y la sociedad globalizada se conjuga con esa historia y con esa cultura milenaria japonesa, que se sigue transmitiendo. "Creo que es muy importante mantener esos principios, esos valores que nos identifican y que obviamente se adaptan a la modernidad, al momento contemporáneo, pero siguen formando parte de nuestras raíces y lo seguimos poniendo en valor".

El comisario de la muestra, Mario Malo, ha explicado que es una propuesta que se hace realidad y es "muy interesante" tenerla en Zaragoza, porque hay múltiples espacios con arte japonés.

Ha destacado la gran reputación del artista Hiroomi Ito, que ha expuesto en la Bienal de Venecia, en Nueva York, en Hong Kong, y por supuesto, en Japón, y tenerlo en Zaragoza "es un privilegio".

SIMBOLISMO

Lo que se puede ver en la exposición, especialmente, son obras de estilo 'nihoga', que es la pintura tradicional japonesa y este artista la utiliza "como una forma de resistencia cultural ante las fuerzas de la globalización que durante diferentes periodos históricos han entrado en Japón, ante todo el arte occidental".

De alguna manera, busca mantener esa tradición y hacerlo a través de la comida como eje rector, porque la comida es algo que "nos conecta a todo el mundo, no hace falta verbalizar nada" y es la idea de Hiroomi Ito de utilizar los cinco sentidos para conectar culturas diferentes como la japonesa y la española, que hoy en día en un mundo tan globalizado como el actual cada vez convergen más.

El aspecto estético de Hiroomi Ito es "muy espectacular", por el uso del pan de oro, la plata. Utiliza sobre todo pigmentos naturales, son obras súper orgánicas además, muchas de ellas sobre el soporte del papel 'washi', que la forma de hacer de hace 150 años e incluso más.

Tiene unos componentes simbólicos que son muy interesantes, porque es una forma "de desacralizar algunos elementos de su país desde fuera de Japón". Así aparece el crisantemo tanto en su esplendor como marchitado, que hace referencia a la familia real nipona, y otros referentes simbólicos como los tatuajes, que en la sociedad japonesa están mal vistos porque se asocian a las mafias niponas, pero Hiroomi Ito lo usa como forma de transgresora de plasmar alimentos y provocar este choque cultural.

Las obras que componen la muestra tienen dos hilos conductores, la cocina japonesa --especialmente el sushi-- y los tatuajes. El objetivo es poner en manifiesto la complejidad simbólica de estos dos elementos, exponiendo los problemas en torno a la herencia cultural y la contemporaneidad, como la despersonalización del individuo, la precariedad laboral, los problemas mentales originadas por la COVID-19 o los fetichismos sociales japoneses, entre otros asuntos.

El artista utiliza estos símbolos de la visión occidental sobre Japón para reflejar un debate identitario latente, con una mirada ambivalente sobre su país de origen. Su enfoque confrontado su historia personal con las tradiciones japonesas y los cambios culturales que ha supuesto la globalización para Japón.

MINUCIOSIDAD

La religión es uno de los temas más recurrentes en su obra, unida al respeto a la naturaleza y las relaciones con los demás. Las obras siguen algunos de los elementos del estilo 'nihoga', que surge en el periodo Meiji (1868-1912) como respuesta a la influencia del arte occidental. Así, utiliza diseños florales típicos de este estilo o materiales poco comunes en la pintura occidental como el papel de morera o de arroz.

Sus composiciones, algunas de gran tamaño, transmiten serenidad y equilibrio y transportan a los espectadores a un mundo de conexión con la naturaleza. La elaboración minuciosa y detallista de las obras le llevan hasta dos años, las de mayor tamaño, y las compagina con otros lienzos que le pueden requerir uno o dos meses.

Hiroomi Ito es un enamorado de la gastronomía de su país de origen, una de las protagonistas de las obras de esta muestra. No solo se refleja en los motivos que aparecen en ellas, sino en los materiales utilizados, como el té tostado, que utiliza para dar una pátina antigua a las pinturas, o el carbón de roble, que se emplea también en la cocina para elaborar los 'yakitori' o pinchos de pollo.

Este cocinero-pintor o pintor-cocinero prepara sus pinturas de forma artesanal mezclando los pigmentos naturales que él mismo elabora con cola o construyendo sus propios lienzos, como si de una receta se tratase.

La exposición ahonda en la relación entre Zaragoza y Japón, que cuenta con una larga trayectoria. En este caso, se aleja del exotismo para centrarse en una percepción contemporánea más conceptual, crítica y compleja.

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