Los sanitarios aseguran que "actuaron según protocolo"
OVIEDO, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los dos médicos acusados por homicidio por imprudencia tras la muerte de un hombre de 36 años en enero de 2014 a consecuencia de la gripe A han defendido este miércoles su inocencia y han declarado que actuaron según el protocolo porque "todas las gripes, sean A o no, se tratan igual". Además ambos han destacado que la víctima "falleció por complicaciones hospitalarias y no por gripe A".
Así, mientras que el acusado que atendió a su madre por la mañana aseguró que en ese momento no había ningún motivo que justificase acudir al domicilio, la otra acusada, la que atendió la llamada a las 19.45 horas ha declarado que "por tres veces se ofreció a ir al domicilio pero su madre lo rechazó y que también le aconsejó que fuese al hospital para hacer una radiografía". No obstante afirma que eso no consta por escrito "porque no funcionaba el sistema interno ese día porque yo no podía meter mi clave".
El primer acusado en declarar ha sido el médico de familia del centro de salud de La Lila en el momento de los hechos, que fue el encargado de atender la llamada telefónica de la madre de la víctima y que ha indicado que "dijo a la madre que si no mejoraba que fuese a consulta". "Desde las 9.30 no volvió a llamar hasta las 20.00 horas, sino llamó sería que no estaba peor, porque estando peor no se puede esperar a volver a llamar en tantas horas", ha indicado el acusado.
Y es que según ha manifestado "el agravamiento de estos pacientes se produce por las múltiples complicaciones hospitalarias, y de eso se murió este chico". "No se murió de la gripe A sino de las complicaciones hospitalarias", ha dicho el acusado, que ha insistido en que la víctima sufrió en su ingreso en el HUCA "un cuadro repentino, de evolución repentina y con un cambio brusco".
Así ha preguntas de su defensa ha afirmado que si hubiese ingresado en el hospital por un esguince de tobillo también hubiese contraído esa bacteria que fue lo que le causó la muerte.
El médico de La Lila ha insistido en que cuando atendió la llamada telefónica de la madre de la víctima no había motivo para pensar en una neumonía y se consideraba que el tratamiento que estaba tomando era el correcto. Dijo no recordar si la madre le dijo que su hijo estaba muy mal, no obstante ha apuntado que "todos los pacientes que acuden a consulta o llaman dicen que están mal, no hay ningún paciente que me diga que no está mal".
"De lo que estoy seguro es de que no me dijo que se había desmayado ni que había cambiado de color, igual si me dijo que tenía tos pero no con sangre. Un médico, cualquiera, no olvidaría datos como cambio de color o desmayo porque son síntomas importantes", ha dicho.
También ha reconocido que la mujer le pidió que fuese a su domicilio, pero que actuó según protocolo y en aquel momento no lo consideró necesario. Ha destacado además que si no anotó eso en el informe es porque "en una consulta no hay tiempo para nada".
Tras él ha declarado la segunda acusada, la médica de atención primaria que horas después, según su testimonio a las 19.45 horas, llamó a la madre del fallecido desde el centro de Salud de Pumarín
tras recibir la alerta de la administrativo del centro de salud. Ha negado que la mujer le alertase de que "su hijo no podía hablar y estaba negrín, que no respiraba, que vomitaba sangre". Si ha indicado que le alertó de que "la fiebre no le bajaba de 38,5, que no paraba de toser y de que se había desmayado por la mañana".
"Yo me ofrecí a ir a su domicilio", ha asegurado la acusada que ha insistido en que ella le propuso ir pero la madre le dijo que si era para llevarle al hospital que no hacía falta. También ha negado de manera rotunda que "fuese su horario de salida de las 20.00 horas lo que le impidió ir al domicilio".
Así mismo ha negado que recetase telefónicamente Flutox cuando llamó al domicilio de la víctima una hora después y ha explicado que en esa llamada que le hace, ya desde su vivienda, le insiste en que se trasladen al hospital y se ofrece "a llamar una ambulancia, o incluso un taxi".
La Fiscalía solicita que se condene a cada uno de los acusados a 4 años de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio de la medicina durante seis años y abono de las costas procesales. El Ministerio Fiscal solicita igualmente que los acusados, de forma conjunta y solidaria, indemnicen a la madre de la víctima con 100.000 euros, más los intereses legales correspondientes. Por su parte la acusación particular, ejercida
LOS HECHOS
Según el Fiscal el 12 de enero de 2014, una mujer decidió llevar a su hijo a un centro de salud en Oviedo, ya que se encontraba mal, tenía mucha fiebre, gran dolor de cabeza y mucha tos. Allí fue atendido por una médico quien, tras examinar al paciente, a pesar de no descartar ya en ese momento que se tratara de una gripe A, procedió a recetarle paracetamol e ibuprofeno al entender que los síntomas que presentaba eran compatibles con una gripe ordinaria en una fase leve.
Como consecuencia del alarmante agravamiento del estado de salud del enfermo en los días sucesivos al 12 de enero, su madre, sobre las 09.30 horas del 15 de enero, decidió llamar al mismo centro de salud y tras informarle la mujer de que su hijo estaba muy mal, que su piel había cambiado de color, que se había desmayado y que tenía mucha tos, le contestó que el tratamiento prescrito por la médico el día 12 de enero de 2014 era el correcto para los síntomas que presentaba su hijo.
Añadió que no se iba a desplazar a su domicilio, afirmando "si no sabía lo que era una gripe". Tampoco le derivó a ningún otro centro hospitalario ni le ofreció una ambulancia.
Ese mismo día 15 de enero de 2014, aproximadamente sobre las 19.15 horas de la tarde, y como consecuencia del extremo empeoramiento del estado de salud que estaba sufriendo su hijo, la mujer decidió llamar al 112 para requerir asistencia médica domiciliaria con carácter urgente, siendo derivada la llamada a la médico de guardia de un centro de salud de Oviedo.
Esta médico, que es la segunda acusada, una vez le hubo informado la madre de que su hijo "estaba consciente pero no podía hablar, estaba negrín, hinchado y tenía mucha fiebre, no respiraba, tenía 39 grados y vomitaba sangre", se negó a acudir a su domicilio. También se negó a enviar una ambulancia al mismo o derivarle a un centro hospitalario, manifestando la médico que su turno de trabajo ya había terminado.
Una hora después, desde su domicilio particular, esta médico llamó a la madre a su domicilio para saber cómo estaba siendo la evolución de su hijo. La mujer contestó que su hijo estaba tosiendo sangre. La acusada le recetó entonces Flutox como jarabe para la tos.
Ante la impotencia de no ser atendido su hijo domiciliariamente por ningún médico, a pesar de las llamadas realizadas tanto al servicio de urgencias de los centros de salud y al 112, la madre decidió llevar por su propia cuenta en coche a su hijo al Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA), donde ingresó sobre las 22.57 horas del día 15 de enero de 2014 en el servicio de urgencias. Fue directamente intubado, sedado e ingresado en la UCI en estado crítico, donde permaneció hasta su fallecimiento, el día 10 de febrero de 2014.