El juez la absuelve de los otros dos delitos de abandono de menores y los delitos de lesiones y violencia habitual
OVIEDO, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
La mujer acusada de abandonar a sus tres hijas en un piso de Oviedo en diciembre de 2014 ha sido condenada a la pena de tres años de prisión como autora de un delito de abandono de menores ya definido, y a la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena e inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad respecto de sus tres hijas durante ocho años.
La misma sentencia la absuelve de los otros dos delitos de abandono de menores y los delitos de lesiones y violencia habitual de que también había sido acusada y la condena a pagar 60.000 euros a sus hijas.
La acusada María Josefa Fernández Gallego es madre de tres niñas nacidas el 1 de abril de 2012, el 5 de mayo de 2013 y el 29 de noviembre de 2014 respectivamente. La acusada vivía con sus hijas en el domicilio sito en el barrio de Pumarín de Oviedo.
En la noche del 18 al 19 de diciembre de 2014 María Josefa Fernández Gallego abandonó la vivienda, en la que quedaron solas las tres niñas: una de ellas quedó sobre una cama matrimonial, sin llevar otra cosa distinta de un pañal y sin nada que la tapara; y las otras dos quedaron descalzas, y la primera de ellas solo llevaba encima una camiseta y un pañal.
Un vecino del inmueble, que oyó el llanto de una de las menores, avisó a la policía a la 1.30 horas del 19 de diciembre. Varias patrullas del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en la vivienda, a la que hubieron de entrar por la cocina, tras acceder al patio interior desde el piso contiguo. Los agentes localizaron a una niña en la cama en la que la había dejado su madre, llorando por efecto del frío, por lo que procedieron a cubrirla con una manta para darle calor y tranquilizarla.
A las otras dos las encontraron en el salón de la vivienda: ambas estaban sucias y desaliñadas y se comunicaban entre sí con sonidos inarticulados; la primera sostenía una lata de cerveza abierta y la segunda, sentada en un sofá, se balanceaba y se golpeaba la cabeza repetidamente con el respaldo.
El piso carecía de calefacción, se encontraba sucio, desordenado y con olor a excrementos y tenía cerrada con llave la puerta de acceso a la vivienda, por lo que los agentes tuvieron que salir con las niñas por el patio interior del edificio.
Las tres menores fueron trasladadas al Hospital Universitario Central de Asturias, donde los médicos advirtieron que una de las pequeñas presentaba un eritema en la zona del pañal y un ligero eritema en pliegues del cuello y axila; otra de ls menores, un estado de nula higiene, la presencia de áreas eccematosas en la cara interna de ambos muslos, una lesión cicatrizal en el dorso, algún hematoma en regresión en forma de impresiones digitiformes en el tronco, hematomas pequeños en regresión en las regiones pretibiales, las uñas de pies y manos largas y sucias, un pelo liso ralo y con alopecia en vertex, delgadez, palidez y la ausencia de cualquier tipo de comunicación verbal o de muestras de emociones.
Y la tercera niña, con quien tampoco era posible obtener ningún tipo de comunicación verbal y se limitaba a balbucear para sí misma, estaba muy sucia, despeinada y con el pelo sucio, con las uñas de pies y manos negras de suciedad y áreas eccematosas en la cara interna de ambos muslos.
La acusada no regresó al domicilio y no fue localizada hasta el 25 de diciembre de 2014, día en el que, a eso de la una de la tarde, agentes del Cuerpo Nacional de Policía la identificaron cuando caminaba por la calle Arzobispo Guisasola de Oviedo y procedieron a su detención.
Las tres menores llevaban siendo atendidas deficientemente desde tiempo atrás y, a consecuencia de ello, una de ellas presentaba escasa ganancia de peso, otra comía sola y rechazaba el contacto físico y la proximidad con cualquier otra persona, niño o adulto, distinto de su hermana, y la tercera, a la que le había sido diagnosticada una celiaquía en noviembre de 2013, estaba extremadamente delgada, hasta el punto de que se le percibía el esqueleto por todo el cuerpo, tenía la mirada ausente y huidiza, también rechazaba el contacto con terceros y presentaba extensas áreas de alopecia.
Dos de las niñas sufrían grandes déficits de cuidado y las vivencias traumáticas que han experimentado les han causado inseguridades, miedos y carencias.
Por resolución de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda del Principado de Asturias de 22 de diciembre de 2014 se declaró a las tres menores en situación de desamparo y se acordó la asunción de su tutela por la citada consejería, con suspensión de la madre en el ejercicio de la patria potestad, y su acogimiento residencial mediante alojamiento en centros de protección de menores.
La acusada presentaba antecedentes penales. Fue condenada en sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal nº6 de Zaragoza el 7 de enero de 2011, firme el 13 de septiembre de 2011, como autora de un delito de estafa, a una pena de diez meses de prisión que le fue suspendida por dos años el 31 de julio de 2012; y en sentencia dictada el 31 de julio de 2014, firme el mismo día, como autora de un delito de estafa, a una pena de un año de prisión, que le fue sustituida por dos años de multa.