OVIEDO 26 Dic. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Principado, Javier Fernández, invoca al acuerdo y la colaboración con el Ministerio de Fomento para dar solución a los problemas que aún están sin resolver en Asturias en materia de infraestructuras y asume que desde la primera reunión que mantuvo con el ministro del ramo, Iñigo de la Serna, hace un año, "el balance de este primer aniversario es razonable. Se han dado pasos, se han asumido compromisos y se han generado buenas expectativas. Lógicamente, vigilaremos que se cumplan".
"Invoco el acuerdo consciente de que no es lo que más se estila. Al contrario, las coaliciones negativas, el desprecio al entendimiento, siguen siendo la moneda de uso común en la práctica política. En Asturias tenemos un ejemplo reciente con la negociación presupuestaria. El pacto y la colaboración merecen poca prensa, dan poco relumbre y, ay, no entusiasman a la hinchada. Qué se le va a hacer".
El jefe del ejecutivo asturiano ha realizado estas manifestaciones durante su intervención durante el acto de puesta en servicio del tramo de la autovía A-63 entre La Doriga y Cornellana y la reanudación de las obras del tramo Cornellana-Salas al que ha asistido el Ministro de Fomento, Iñigo de la Serna.
"Contra corriente, sostengo que la cooperación y la lealtad institucional suelen ser más fructíferos que los puñetazos en la mesa. No renuncio a propinarlos, pero el problema es que hay mesas de buena madera que lo aguantan todo y encima ni se quejan. Con muebles así, andar a golpes resulta frustrante. Digo esto porque, pese a alguna discrepancia de todos sabida, agradezco la atención del ministerio de Fomento respecto a algunas de nuestras reivindicaciones", argumenta Javier Fernández.
"A mí no me duelen prendas en destacarlo. Si la cooperación permite desbloquear el plan de vías de Gijón, los accesos a El Musel y al parque empresarial de Avilés, avanzar en el soterramiento de Feve en Langreo y, en fin, que el ministerio presente un adecuado plan de cercanías ferroviarias, el Principado no va a racanear, cicatero en el reconocimiento. Por cierto, destaco que el aprovechamiento de la malla de cercanías es clave para la ordenación del área central de Asturias, una de nuestras principales ambiciones", añade.
Javier Fernández resalta que su Gobierno es más "de trabajar en la solución de los problemas que de enredarnos en el reparto de reproches sobre la herencia recibida". En ocasiones no quedará más remedio que discrepar, alzar la voz, movilizarnos y, si es preciso, sacudirle a la mesa, pero ésa no ha de ser nunca la primera opción", incide.
"La ciudadanía puede entender que la falta de dinero retrase las obras públicas, pero no asumirá que la causa del atasco sea la discrepancia o la deslealtad institucional. No exagero, que eso ocurrió alguna vez en Asturias y en ningún caso debe repetirse", añade.
Sobre las infraestructuras en general en el Principado, Fernández ha afirmado que afirma que con un presupuestario "razonable y sostenido, a corto y medio plazo" se pueden resolver "las grandes lagunas que aún padecemos en materia de infraestructuras, como la conexión con la alta velocidad ferroviaria".
"Podemos lograrlo porque, aunque con retrasos, gracias a la labor de sucesivos gobiernos ya hay mucho hecho -la culminación de la autovía del cantábrico fue un hito muy importante- y ahora se trata de cribar, de seleccionar bien nuestras prioridades y objetivos para los próximos años. Una vez decididos, trabajemos de forma acordada para hacerlos realidad", apunta.
CELEBRAR AVANCES Y DEJAR DE LAMENTAR RETRASOS
Javier Fernández ha manifestado que la puesta en servicio de este pequeño tramo, poco más de dos kilómetros, entre Doriga y Cornellana "es una buena noticia". "Ciertamente, podría dedicarme a lamentar el retraso, pero no le veo utilidad alguna: prefiero ser más práctico y celebrar que se abra al tráfico, que se reanuden los trabajos hacia Salas y, sobremanera, que la construcción de la autovía del suroccidente recobre el pulso, mortecino durante demasiados años a causa de la crisis".
El presidente del Principado sostiene que "en Asturias tenemos incrustada en nuestra memoria colectiva la ausencia de comunicaciones. Tal vez por ese pasado de aislamiento secular, de carreteras y caminos maltrechos, mareantes y empinados descritos con espanto por los viajeros del siglo XIX, hasta hace muy poco los programas electorales se rellenaban a fuerza de mapas y líneas".
"No había partido que se preciara que no incluyera un ambicioso capítulo de infraestructuras entre sus promesas, cruzado con líneas de lado a lado y de rincón a rincón de Asturias a las que se les atribuía propiedades casi milagrosas: no sólo servirían para comunicar, sino que llegarían cargadas de riqueza, casi cornucopias forjadas con hormigón".
Pero Fernández da por superada esa etapa en la cual la intensa reclamación de obras públicas consumía la mayor parte de los recursos, tanto los políticos como los económicos. "Diría que es una obligación, porque es tiempo de que la exigencia de infraestructuras -plenamente justificada, puntualizo- deje de monopolizar la atención pública. La construcción de la Asturias del siglo XXI no puede seguir pendiente de la finalización de un catálogo de obras largamente demorado", concluye.