OVIEDO 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
El historiador Marcos Rodríguez ha afirmado que la aparición de la asociación Conceyu Bable no puede entenderse sin tener en cuenta que en la Asturias de la Transición había "un público latente" que reclamaba propuestas nuevas para la cultura y la lengua asturiana.
Rodríguez lo ha indicado así este miércoles en las Xornaes d'Estudiu de la Academia de la Llingua Asturiana, donde ha presentado la comunicación 'L'aparición de Conceyu Bable nel so tiempu y espaciu'. En ella, ha realizado un repaso al contexto social que permitió que en los años setenta del siglo pasado surgiera la asociación que es el germen del moderno discurso asturianista.
La aparición de la revista 'Asturias Semanal' concienció a la población, a través de reportajes sobre la situación de la economía regional, de la importancia del autogobierno. Este generó también una atención posterior a los aspectos culturales "que abonaría el terreno para el desarrollo del movimiento de defensa de la lengua asturiana".
En ese sentido, la publicación en la revista de una sección dedicada a la lengua asturiana titulada 'Conceyu Bable' --que por su éxito fue el origen de la asociación posterior del mismo nombre-- fue "una oportunidad magnífica de poder visibilizar" el discurso asturianista entre la población a favor de la democracia.
"Conceyu Bable encontró un canal de transmisión potente de sus ideas que posibilitó la expansión de las mismas entre parcelas demográficas amplias", según Rodríguez, que ha explicado que esto permitió que personas con interés en la cultura y en la lengua asturiana "tuvieran una referencia clara en el momento de dirigirse para entrar en contacto". Todo eso a través "de unas ideas sobre la lengua de Asturias con las que se identificaban y que venían anhelando sentir desde hacia tiempo".
"Fue una plataforma perfecta desde la que empezar a tejer red", ha afirmado Rodríguez. Con todo, ha explicado que para que el discurso que lanzaron Xosé Lluis García Arías, Xuan Xosé Sánchez Vicente y Lluis Xabel Álvarez se convirtiera en un "movimiento cívico" fue fundamental que hubiera un "público latente" que se canalizó a través de las páginas de la revista.
"Un público que, de modo más o menos consciente, estaba aguardando por el surgimiento de una iniciativa de esas caracteríscas" que "planteara alrededor del asturiano lo que ellos y ellas ya sentían tentativamente". "Un público que nada más leer aquel titular de 'Hablemos en bable' pensó que eso era lo que estaban esperando que alguien dijera", ha sentenciado Marcos Rodríguez.
EVOLUCIÓN POLÍTICA
El historiador ha destacado que aunque en esa época el comunismo asturiano mostró "un tradicional desinterés hacia la cuestión regional" y reconocía nada más como hecho diferencial el carácter industrial del territorio, el PCE sí que apoyó la primera manifestación autonomista de la Transición, donde se reivindicó el autogobierno y la introducción del asturiano en el sistema educativo.
Así, según ha explicado Rodríguez, la izquierda fue evolucionando en esa época del regionalismo económico al cultural al mostrar "muy temprano un aquel de sensibilidad hacia los elementos identitarios del pueblo asturiano". Una evolución para la que fue fundamental el trabajo de asociaciones vecinales y culturales, "que paso a paso abrieron la mirada a cuestiones regionales de carácter cultural".
Para Rodríguez, este permitió que el movimiento asociativo contribuyera a "resignificar o dar una nueva proyección a varios aspectos de la cultura tradicional asturiana", a la vez que se generaban "nuevas inquetudes" entre una juventud con interés por "establecer una idea novedosa y alternativa de país".
"Iban a ser personas con anhelos asturianistas que formaban parte de organizaciones políticas, sindicales o cívicas las que alimentarían a Conceyu Bable, del mismo modo que estos mismos individuos iban a influir sobre sus organizaciones de origen, haciendo que calara en estas o se reforzaran las preocupaciones por la cuestión asturianista", ha indicado Rodríguez.