El hombre asegura que "nunca" estuvo "a solas" con la niña pues su madre "siempre" estaba presente, y admite que cometió "algún error"
SANTANDER, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
El hombre acusado de abusar sexualmente varias veces de una menor de trece años aprovechando las visitas a su casa y acompañada de su madre ha negado este martes los hechos en el juicio contra él, en el que ha asegurado que la mujer "siempre" estaba presente y, por tanto, él "nunca" estuvo "a solas" con la chica.
Sin embargo, la víctima se ha reafirmado en la denuncia aseverando que las relaciones con penetración tuvieron lugar "tres veces" en la habitación, con la puerta cerrada y mientras su progenitora estaba en el baño fumando y hablando por teléfono.
Además, ha justificado que continuaba asistiendo al piso del procesado en el que ocurrió todo a pesar de que le "incomodaba" su actitud hacia ella porque "me daba dinero y me decía cosas bonitas. Me gustaba lo que me decía".
Y aunque ha manifestado que aseguró al implicado que tenía 16 años, también ha señalado que su madre le había advertido y delante de ella que en realidad tenía 13.
Ambos han declarado en la vista celebrada en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, en la que practicada la prueba todas las partes han elevado a definitivas sus conclusiones.
Así, la fiscal se ha ratificado en los 14 años de cárcel solicitados un delito continuado de abusos sexuales a menores con acceso carnal y otro de corrupción de menores, escrito y petición a los que se ha adherido la letrada de la acusación particular, ejercida por el Gobierno regional (la menor está bajo la tutela del Instituto Cántabro de Servicios Sociales).
Por su parte, la defensa ha insistido e la libre absolución de su patrocinado, en prisión provisional y que en la recta final del juicio, que ha quedado visto para sentencia, ha ejercido su derecho a la última palabra. Ha expresado que no quiso "hacer nada", sino "las cosas bien", pero "lastimosamente pasó esto".
El acusado, de nacionalidad extranjera, ha aceptado que cometió "algún error", pero de acuerdo con su versión "nunca" pensó que "las cosas se iban a complicar así".
"Yo caí en una mentira", se ha justificado, para asegurar que ellas -madre e hija- "se lucraban" de él. "Me robaban dinero. Ellas lo agarraban", ha indicado, para reafirmar que le "amenazaban con denunciarme". Ante esto, él las dijo que hicieran lo que tuvieran que hacer y "al final cumplieron sus amenazas", se ha lamentado.
LE DECÍA QUE SE APARTASE PERO SEGUÍA
La víctima, que ha declarado por videoconferencia, ha explicado a preguntas de las partes que conoció al acusado en octubre de 2020, un día que iba por la calle con su madre. Empezaron a hablar y él las invitó a subir su casa, y aunque la mujer no quería, ella sí, para "pasarla bien".
Una vez en la vivienda, el hombre dejó su teléfono móvil a la menor y permaneció con ella mientras la progenitora se fue a hablar por teléfono con su expareja y a fumar al baño, que estaba "más o menos cerca" del dormitorio. Entonces, el procesado intentó dar "un beso" a la chica, que se apartó porque, ha explicado, las jóvenes de su etnia -gitana- no pueden tener pareja hasta la mayoría de edad.
Después, él se quitó su camiseta y se la quitó a ella, así como también los pantalones, y mantuvieron relaciones sexuales, con penetración vaginal. "Yo le decía que se apartase, que qué estaba haciendo, pero el seguía", ha manifestado la víctima, que ha concretado que estas relaciones tuvieron lugar "tres" veces y que perdió la virginidad con él.
El resto de ocasiones en las que se encontraron en el domicilio, él la acariciaba y tocaba y también le daba besos, aunque "siempre" lo hacía "en la intimidad", "nunca" delante de otras personas.
DINERO Y TELÉFONO MÓVIL
También ha manifestado que en una ocasión él le ofreció dinero y le dio 20 euros, extremo que ha negado el implicado. "Me lo dio así sin más y me compré ropa", ha detallado ella, que también ha señalado que una vez le ofreció alcohol.
Además, ha indicado que solía dejarle su teléfono móvil, pues ella no tenía, y que lo usaba para acceder a redes sociales. Y ha detallado que un día hizo una videollamada a su familia presentándola como su "novia", a lo que ella replicó que solo eran "amigos".
La víctima ha argumentado que no contó su relación con el procesado a su madre "por miedo", hasta que un día, en enero de 2021, cuando había ido a la vivienda también acompañada por una amiga y su novio se produjo una discusión y salió todo a relucir.
Según la versión de la chica, todo empezó porque él intentó besarla en presencia de los otros dos jóvenes y ella le empujó para que se apartara. Entonces, él "se puso agresivo", comenzó a gritar e incluso insultó a su madre, que le dijo que iba a llamar a la Policía mientras él les echaba de su casa.
En ese momento, la víctima pidió a su madre que no hiciera la llamada porque el acusado ya le había "arruinado la vida", refiriéndose así a la imposibilidad de casarse con un gitano por no ser virgen.
DUDAS DEL ACUSADO SOBRE LA EDAD
Durante el interrogatorio, el procesado ha explicado que la chica le dijo que tenía 18 años y que en sus redes sociales ponía que 25, aunque no lo parecía, "dudas" que incluso había manifestado a su compañero de piso.
Y ha apuntado que se dio cuanta de que era menor un par de días antes de la discusión con la que finalizaron las visitas, que se sucedieron "casi todos los días" desde que las conoció.
Él ha achacado la citada discusión a que la madre se quería llevar una botella de alcohol pero él no la dejó, por lo que se enfadaron y le advirtieron de que iban a llamar a la Policía y se "iba a arrepentir de lo que había hecho".
La madre ha testificado en el plenario señalando que su hija y el acusado tenían una relación de "amistad, como yo con él", y que "el último día" que fueron a su casa le confesó que había abusado de ella y que la había "forzado".
Tras esto, ha explicado que se negó a que examinaran de forma exhaustiva a la menor porque querían, con el dinero de su hermano, llevarla fuera y que la reconstruyeran el himen. "Yo quiero que mi hija me dé el pañuelo".
Sobre la discusión en el piso, la versión de la progenitora es que el procesado estaba "superfumado" y había bebido mucho también, se puso "tontín", la insultó y las echó de casa mientras le "tocaba el culo" delante de la menor.
"Si me hace eso, ¿qué le habrá hecho a ella cuando yo me iba del cuarto y trancaban la puerta?", se preguntó, rememorando que cuando se iba a fumar y hablar al baño permanecía allí "una hora o más", pero nunca "sospechó" de la relación.
Un compañero de piso ha declarado que el imputado ofrecía "pequeñas cantidades" de alcohol a la menor y que se encerraba con ella en la habitación, y aunque desconocía qué hacían sí les vio "besarse" algunas veces. Cree que le gustaba y estaba "enamorado" de ella. Y de la madre, ha señalado que la escuchó mantener relaciones sexuales con un tercer inquilino de la vivienda.
La amiga de la menor ha afirmado que el procesado sabía qué edad tenían, y que la víctima le había manifestado que era su novio y que mantenían relaciones.
Los policías que acudieron al domicilio han coincidido en que el implicado parecía estar bajos los efectos del alcohol y las drogas y "alterado", en tanto que la niña estaba "demasiado tranquila".
Finalmente, los educadores sociales y psicólogos que la han atendido han apreciado "incongruencias" y "contradicciones" que no restarían credibilidad a su versión pues creen que quiere "proteger a su entorno" y que no tiene "percepción del daño que esto le causó", toda vez que perder la virginidad es una "estigmatización brutal" para los gitanos.
También han destacado comportamientos "de índole sexual" e "infantil", señalado que su nivel cognitivo es el de una niña de nueve o diez años: "se aprecia en cuanto abre la boca".