Asegura que "tanto la inhumación como la cremación son dos formas de despedir respetuosamente a los difuntos"
SANTANDER, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha advertido de que "el hombre radicalmente secularizado tiende a convertir en secular y ausente de toda resonancia sagrada lo que toca y trata" y que al hacerlo la sociedad "pierde calidad humana".
Así se ha pronunciado este viernes en su lección de clausura de la XVI Escuela de Teología 'Karl Rahner - Hans U. Balthasar. Muerte, cenizas, resurrección', que se ha celebrado esta semana en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
En esta lectura se ha referido a la Instrucción 'Ad resurgendum cum Christo' acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas, del 15 de agosto de 2016, preparada para la Congregación de la Doctrina de la Fe y aprobada por el Papa Francisco.
De esta forma, ha asegurado que "no dignifica a las personas nivelar todas las realidades que llevan su sello olvidando o descuidando la dimensión antropológica más honda". "En este sentido, no es indiferente el trato que se dé a las cenizas de un ser querido, de una persona", ha comentado. Y ha manifestado que "los sepultados en el Señor no se han hundido definitivamente en la nada, ni en la muerte-sueño eternos".
Así, ha indicado que "el respeto del cadáver de un cristiano se fundamenta, por una parte, en los sacramentos de la iniciación, en la condición de miembro del cuerpo de Jesucristo y del templo del Espíritu Santo y, por otra, en la esperanza de la resurrección". Es más, ha incidido en que el cadáver y las cenizas "no son materiales ni deshecho ni despojos indiferentes", por lo que valora que "la cosificación totalmente secularizada olvida que es 'polvo enamorado'".
Blázquez ha asegurado que "es lícito cristianamente y manifiesta una particular generosidad el que una persona decida libremente y lo haga constar con la debida acreditación que después de su muerte, el cadáver, una vez celebradas las exequias, sea entregado a una institución autorizada para el estudio y la experimentación médica", como hizo, ha recordado, el obispo de Girona
"La utilización del cadáver puede contribuir a la enseñanza y el avance de la medicina", ha asegurado, pero ha añadido que "después del uso científico, será respetuosamente enterrado". "Es legítima una utilización temporal", ha zanjado.
Tal y como ha agregado, "en nuestras sociedades se ha difundido ampliamente la cremación de los cadáveres, quizás por razones higiénicas, económicas, sociales" y que "hay motivos respetables para la cremación". De hecho, ha agregado que "la sociedad y también la Iglesia comprenden y apoyan esta praxis". "Tanto la inhumación como la cremación son dos formas de despedir respetuosamente a los difuntos", ha dicho.
También ha proclamado que "la persona, por su dignidad, no está a disposición de otras personas e instituciones" y que "el cadáver y las cenizas, que no dejan de evocar a la persona, no son propiedad absoluta de nadie", porque el cadáver "es como la representación simbólica de la persona".
Por este motivo, ha advertido de que "ninguna persona o institución está capacitada" para utilizar el cadáver y las cenizas de los difuntos "a su arbitrio y mucho menos según decisión caprichosa" porque "los restos mortales de una persona deben ser tratados con respeto".
RESURECCIÓN DE CRISTO: "UN VUELCO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD"
Además, ha recordado que "la resurrección de Jesús es el centro y el fundamento de la fe cristiana", un "punto culminante de la predicación apostólica" y que "como la esperanza de nuestra resurrección se funda en la unidad, por el Espíritu Santo, con Jesús resucitado, debemos tener en cuenta lo dicho sobre Jesús resucitado y su cuerpo glorioso, a propósito de la esperanza de la resurrección y del cuerpo resucitado de los cristianos".
Al mismo tiempo, ha incidido en que "el encuentro con el Resucitado cambió la vida de los discípulos". Sobre la resurrección de Cristo, el presidente de la CEE ha proclamado que "no se reduce al milagro de un muerto que ha vuelto a la vida", en comparación, por ejemplo, con la resurrección de Lázaro, "que volvió a morir por supuesto", ya que "no es la reanimación del cadáver de Jesús crucificado y sepultado". Por ello, ha reivindicado no caer "en disquisiciones físico-químicas a propósito del cuerpo resucitado".
"En Jesús resucitado acontece algo radicalmente nuevo, un vuelco en la historia de la humanidad; fue inicio, raíz y fundamento de una esperanza que va más allá del muro de la muerte", ha manifestado Blázquez, quien ha añadido en su lectura que "aún es posible esperar en la inminencia de la muerte cuando ya no cabe un proyecto intrahistórico que se pueda proponer el hombre como meta".
Además, ha resaltado que "si el hombre es un espíritu encarnado y un cuerpo animado, si la muerte le afecta en totalidad, la plenitud de la salvación no puede consistir en un alma separada del cuerpo ni en un cuerpo que no tenga continuidad con nuestra condición actual". "Sólo la salvación será para nosotros plenitud si es nuestra plenitud, no de otro ser radicalmente distinto; y no seremos salvados si no es trascendida a la gloria de Dios nuestra condición presente", ha agregado.
"NI ESPIRITUALISMO DESENCARNADO Y MATERIALISMO 'CAFARNAÍTA'"
De esta forma, ha reivindicado que "el cuerpo de Jesús resucitado no es un fantasma de la imaginación ni existe como cuando caminaba por el lago, predicaba, curaba o dormía". "No podemos ceder ni a un espiritualismo desencarnado ni a un materialismo de carácter 'cafarnaíta'", ha defendido Blázquez.
"La sepultura fue el sello de su muerte, pero ahora los beneficiarios de las apariciones no pueden en absoluto negar que está vivo", ha dicho. Al mismo tiempo, ha comentado que "el acontecimiento de la resurrección de Jesús no es del mismo orden que los hechos de su vida anterior", por lo que "hay un nivel distinto de acontecer y por ello se requieren unas condiciones diferentes para percibirlo y narrarlo".
Por ello, ha defendido que "para entender el fundamento de este giro radical de la historia es preciso poder identificar al Crucificado con el Resucitado, a Jesús que fue descolgado de la cruz y depositado en un sepulcro con el Jesús que se aparece vivo de nuevo y viene al encuentro de los suyos".