Tras los "graves" desprendimientos de rocas que afectaron a unos 200 metros de vial, el pasado 6 de octubre, y que obligaron al cierre del tráfico
SANTANDER, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Consejería de Fomento, Vivienda, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria ha invertido con carácter de urgencia 454.000 euros para la estabilización de taludes en la carretera de acceso a Sonabia, con motivo de los "graves" desprendimientos de rocas que afectaron a unos 200 metros de vial, el pasado 6 de octubre, y que obligaron al cierre del tráfico para "garantizar la seguridad vial".
Así lo ha expresado este lunes el consejero Roberto Media en su visita a la zona para comprobar el inicio de los trabajos que van a permitir la reparación de los daños en una carretera que tiene "muchísimo tráfico", y minimizar el riesgo de nuevos desprendimientos.
Acompañado por la alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán, y el regidor de Liendo, Juan Alberto Rozas, Media ha resaltado la "agilidad y la diligencia" de su departamento al invertir, dado que la actuación fue ratificada de emergencia por el Ejecutivo autonómico el pasado 18 de octubre, tras la declaración del Ayuntamiento, y ya se encuentra en ejecución, con un plazo de dos meses.
En este sentido, el consejero ha destacado el apoyo del Gobierno a todos los ayuntamientos con inversiones a las que "ellos no pueden hacer frente" y se ha mostrado confiado a que antes de que finalice el año la obra pueda estar concluida, según ha apuntado en un comunicado.
Por su parte, la alcaldesa ha valorado el trabajo y el esfuerzo económico del Gobierno para llevar a cabo una actuación integral de manera "urgente". "Agradezco la ágil respuesta y atención de la Consejería", ha expresado..
SOLUCIÓN ADOPTADA
La obra va a consistir, principalmente, en la retirada de materiales rocosos procedentes del talud, provocando la caída controlada de los bloques más sueltos en el propio macizo, que se han desprendido y que han cortado la carretera municipal.
Posteriormente se procederá a la colocación de una malla para protección de la carretera ante la caída de rocas, en una longitud de unos 320 metros, y la reposición del pavimento deteriorado de la calzada y de los elementos funcionales de la misma, como bolardos.