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Actualizado: viernes, 31 marzo 2017 14:45


SANTANDER, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -

Nueve de cada diez profesionales de la cocina "desconocen o confunden" las normas legales sanitarias obligatorias sobre la manipulación de los alimentos, así como el almacenamiento frigorífico, tanto de materias primas en crudo como de productos elaborados.

Así lo ha asegurado el profesor del Área de Ciencia y Tecnología y Responsable de Calidad y Seguridad Alimentaria del Basque Culinary Center, Miguel Ángel López, durante su intervención en la Jornada de Gastronomía y Salud que organiza el Colegio de Médicos de Cantabria, en la que también ha puesto de manifiesto que mientras las causas de muerte se han reducido "en muchas patologías, han aumentado en las enfermedades transmitidas por los alimentos".

Este experto lamentó además que "el 100% de los profesionales no han leído" el Real Decreto sobre comidas elaboradas, ni el Reglamento sobre higiene de los alimentos, según una encuesta realizada entre 285 profesionales de la cocina durante los años 2011 a 2016.

López intervino junto a Iñaki Álava y Mikel Zeberio en la jornada, organizada en colaboración con el Igualatorio Cantabria y la Academia Cántabra de Gastronomía, y que ha versado sobre los mitos y las leyendas de la alimentación, que fueron presentados por el vicepresidente primero de la Junta Directiva del Colegio de Médicos y presidente de la Academia Cántabra de Gastronomía, Javier Hernández de Sande.

El profesor del Área de Ciencia y Tecnología y Responsable de Calidad y Seguridad Alimentaria del Basque Culinary Center habló sobre '¿Alimentos en crisis o crisis de valores?', y criticó que "muchas personas llegan al mundo de la gastronomía por el marketing que se está produciendo en los medios de comunicación". "No se pueden "presentar cocineros en bañador", opinó.

Dentro de esta crisis de valores, explicó que se "ha mentido demasiadas veces" y a su parecer "todos nos engañan. Políticos de todos los bandos, médicos y la ciencia, la industria alimentaria y farmacéutica y los medios de comunicación", a lo que se suma que "nos creemos cualquier cosa que se diga o salga en cualquier página de internet o en un vídeo de Youtube".

Así, explicó que en una reciente encuesta realizada a más de un centenar de adolescentes, más del 82% de ellos creen que los alimentos en general están llenos de tóxicos y no son sanos, incluidos las frutas; los "químicos" son malos; los transgénicos son responsables del cambio climático; los conservantes son cancerígenos; la comida cada día es peor; cada vez muere más gente joven; hay muchas más enfermedades; las vacunas son peligrosas y que es solo un negocio; que los alimentos tienen pesticidas y producen enfermedades y que comer productos ecológicos es más sano.

Sin embargo, para el profesor "la realidad es terca" y "nunca se ha vivido tantos años y con tanta esperanza de vida y calidad, desde el nacimiento, como en la actualidad", llegando las mujeres a una media de 89 años de edad.

No obstante, recalcó que mientras las causas de muerte se han reducido en muchas patologías, en cambio, "solo han aumentado las enfermedades transmitidas por los alimentos". Así, las gastroenteritis adquiridas por ingerir comida con bacterias han crecido un 62% y la salmonelosis subió un 46%.

En opinión del profesor, hay que evitar y prohibir el uso de accesorios, tales como pendientes, aros, anillos, pulseras, relojes de mano en los manipuladores de alimentos, recomendando al mismo tiempo la eliminación de los anillos de todo tipo -incluidos los "lisos" de boda o alianzas-, ya que debido a la "carga bacteriana" demostrada en estos accesorios, los profesionales de los medios de comunicación o los cocineros profesionales deben tener en cuenta "el ejemplo que representan para sus colegas y los cocineros aficionados". También cree que se deben mantener los hábitos higiénicos adecuados al vestir profesionalmente.

Por último, este profesional instó a revisar diariamente las cartas de los restaurantes e incorporarlas al programa de limpieza del establecimiento, puesto que eso "genera una imagen muy desfavorable de las empresas debido a la percepción de la suciedad por los clientes. Estos menús podría ser una fuente de contaminación directa a los clientes y causa enfermedades transmitidas por los alimentos".

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