El hombre asegura que recibió "chuchazos" por todo el cuerpo y asegura que "un poco más y me matan"
SANTANDER, 17 May. (EUROPA PRESS) -
Los dos policías nacionales acusados de golpear a un detenido al cachearle en comisaría en Santander han coincidido en que se trató de una reacción "instintiva" ante la actitud "violenta" del arrestado. Así, han dicho que al tratar de "arremeter" contra ellos, uno de los agentes se vio "obligado" a usar su defensa reglamentaria para "repeler" la agresión.
Con este fin, le golpeó en el cuerpo "varias" veces, "las necesarias" -ha comentado- hasta que el hombre "depuso" en su comportamiento, pero "en ningún momento" -ha asegurado- le propinó golpe alguno la cara, donde el hombre ya presentaba heridas "con costra", es decir, que no eran "recientes", una de ellas en la zona de la ceja pero sin que tuviera el ojo "hinchado", han apuntado. Cuando le preguntaron por esas lesiones, les contestó "de malas maneras".
Pese a usar la porra, el arrestado no desistió de forma inmediata de su actitud, por lo que el efectivo que le golpeó pidió auxilio a su compañero, según han señalado ambos en el juicio celebrado este miércoles contra ellos en la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria. Están acusados de un delito contra la integridad moral por los que la Fiscalía ha mantenido los nueve meses de prisión solicitados tras la declaración de implicados, testigos y peritos.
LOS HECHOS
En su comparecencia ante la sala, los dos policías han manifestado que la víctima llegó a las instalaciones de La Albericia en la noche del 14 de octubre de 2013, detenido por compañeros suyos en el centro de Santander a los que ofreció resistencia después de ser buscado por varios hurtos.
Al pasar a disposición de estos dos agentes, ambos procedieron en un habitáculo "pequeño", anterior a la entrada a los calabozos, al habitual cacheo, que fue "superficial" -por encima de la ropa, sin quitarle el polar que llevaba puesto- y a la custodia de sus pertenencias.
En este momento, al requerirle que se quitara el cinturón, el hombre -que estaba "muy alterado"- se opuso "de malas maneras", aunque finalmente accedió. Así, se quitó el cinturón, lo "enroscó" haciendo "un ovillo" y "sin mediar palabra" lo lanzó a la "cara" de uno de los agentes, al que miraba "mal", "con desprecio", y que precisamente por ello consiguió "esquivar" el golpe, pues la acción no le "pilló de manera sorpresiva".
Acto seguido, el detenido -que según los policías estuvo "de pie en todo momento"- se "abalanzó" sobre un efectivo, que se vio así "obligado" a usar la defensa, para propinarle varios golpes pero "del hombro hacia abajo", ha asegurado.
Al no deponer en su actitud, este agente pidió ayuda a su compañero para reducir al detenido, procediendo entre ambos a inmovilizarle, tumbándole en el suelo boca abajo y con los brazos hacia atrás, de modo que finalmente cesó en su actitud.
"Me agreden, reacciono, y cuando me hago con la situación, pido auxilio a un compañero", ha resumido el autor de los golpes, que ha explicado que no esposaron al arrestado porque no lo consideraron "pertinente". También ha asegurado que en ningún momento el hombre se quejó de dolor, pese a lo cual le informaron de que podía solicitar asistencia médica si así lo deseaba.
"Yo no soy ningún salvaje", ha sentenciado el agente que le ayudó, que ha declarado que los golpes con la defensa se enmarcan en una "reacción instintiva ante la agresión de un detenido". Ha agregado a preguntas de las partes, y en alusión a la supuesta limpieza de la sangre de la herida en el ojo del arrestado, que no sabe si en las dependencias policiales "hay fregonas ni donde están". En este sentido, su compañero ha negado que fregara sangre del suelo, porque no había "nada que limpiar".
"ME DIERON CHUCHAZOS POR TODOS LADOS: UN POCO MÁS Y ME MATAN"
Por su parte, el detenido ha asegurado que fue llevado a la comisaría, donde depositó sus pertenencias, incluido el cinturón -que según su versión lanzó a la mesa, no al policía-, y ha apuntado que uno de los agentes le pegó mientras él estaba "sentado" -no de pie- y el otro miraba.
"Me dio por todos lados" y "fuerte", ha comentado. "Un poco más, y casi me mata", ha agregado la víctima, que ha asegurado que en todo momento contestó "bien" a los agentes y actuó "con normalidad", sin insultar a nadie. También ha reconocido que tenía heridas con "costra", pero que no tenían "nada que ver" con los golpes que recibió ese día en dependencias policiales.
Según ha precisado, uno de ellos le provocó una herida en la ceja por la que sangró "bastante" y se manchó la camisa que llevaba debajo del polar que se había quitado el mismo y, también, el suelo. Sobre esto último, ha dicho que uno de los agentes le pidió que se retirara para limpiar la sangre que había goteado con una fregona. Mientras, ha explicado que él no pidió ayuda porque estaba "medio atontado".
El arrestado ha dicho no acordarse de estar en el suelo o boca abajo, y también ha manifestado que en su primera declaración ante el juez de guardia no dijo nada de lo sucedido porque "tenía mucho miedo" a posibles "represalias".
A continuación, ha explicado que con ayuda de un primo suyo se hizo fotos de las lesiones sufridas en la cara y acudió al Hospital Valdecilla por recomendación de la abogada que le asistió ante el juez de guardia, extremo este último que ha corroborado la propia letrada en el juicio.
Esta mujer, que le atendió en el juzgado la tarde siguiente a los hechos, se percató de que tenía la camisa "llena de sangre" y también de una herida "reciente", con "costra" y "sangre seca" alrededor. Al preguntarle que había pasado, el hombre contestó que le habían pegado policías en comisaría, uno con una porra mientras otro le daba "patadas", según dijo a su abogada, que le aconsejó que si esto era cierto, se hiciera fotos de las lesiones, acudiera a urgencias y denunciara lo sucedido, como así hizo.
Ante el juez de guardia no se pusieron de manifiesto estos hechos porque, según la letrada, el hombre estaba "declarando muy mal", por lo que declinó preguntarle por lo sucedido. Y, además, el interrogatorio se estaba centrando en hurtos supuestamente cometidos por él, por los que estaba siendo buscado para ser arrestado.
También han declarado como testigos los policías que detuvieron al hombre, que han señalado que estaba "muy alterado", ya que les insultaba aunque no les agredía. Han dicho igualmente que tenía varias heridas "antiguas" en la cara, "con costra", pero no así el ojo hinchado.
En cuanto al otro abogado, al de oficio que le asistió en comisaría, ha apuntado que su patrocinado no quiso declarar ni le contó "nada" entonces. Este letrado se percató igualmente de las lesiones en la cara, incluida en la ceja, aunque a su juicio no era reciente, y tampoco apreció que tuviera el ojo hinchado ni le vio sangre en la ropa.
Finalmente, el médico que le atendió en Valdecilla ha señalado que las lesiones que presentaba -entre ellas una herida "contuso-costrosa"- eran "compatibles" con los golpes recibidos horas antes en comisaría, mientras que la forense -que elaboró su informe en base al parte de urgencias emitido en Valdecilla- también ve "compatible" la lesión con la propiciada por una defensa.
NUEVE MESES DE CÁRCEL
Tras oír a implicados y testigos, todas las partes han elevado a definitivas sus conclusiones. Así, el Ministerio Público mantiene que los hechos son constitutivos de dos delitos contra la integridad moral y dos faltas de lesiones, por lo que solicita una condena para cada uno de los agentes nueve meses de prisión, multa de 600 euros e inhabilitación para cargo público durante dos años.
Además, interesa una indemnización que deberán abonar solidariamente al perjudicado de 7.950 euros.