SANTANDER, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
Más de 6.000 personas 'vibraron' anoche en Santo Toribio de Liébana con la música de Jean-Michel Jarre, que ofreció en la explanada del monasterio un espectáculo de luz y sonido con el que "conectó con el mundo".
Esta actuación, de dos horas de duración y retransmitida en directo por La 2 de RTVE y en 'streaming', inauguró el calendario de eventos programados para los próximos meses en Cantabria, con motivo del Año Jubilar Lebaniego, que comenzó el pasado 23 de abril con la apertura de la Puerta del Perdón del templo religioso, acto que siguieron unas 3.000 personas.
Precisamente, la sesión del artista internacional arrancó a las diez de la noche con música espiritual y una sucesión de imágenes del Beato de Liébana y de ilustraciones de su obra más famosa -'Comentario al Apocalipsis', escrita en el siglo VIII-, dentro de la parte específica del concierto creada por el Jubileo, para resaltar la idea de permanencia del templo religioso, un lugar que "existía antes de nosotros y que seguirá existiendo después", como manifestó el propio Jarre el pasado marzo en Potes, donde presentó 'The Connection Concert'.
El recital del compositor e intérprete francés, que terminó con las mismas imágenes y sonidos con los que empezó, se compuso de más de 20 canciones, la mayoría de ellas -unas quince- de su etapa más reciente, ya que están incluidas en sus tres últimos discos, publicados en año y medio. Es decir, que el considerado padre de la música electrónica arriesgó y se decantó por las obras que le definen en la actualidad. De hecho, uno de los temas fue estrenado a principios de mes, en el concierto que ofreció en el Mar Muerto, y que ha tocado por segunda vez en Cantabria.
Pero en el repertorio elegido para Liébana y el Jubileo, Jarre (Lyon, 1948) también deleitó con sus grandes temas, como 'Oxygene 4', todo un clásico en su larga trayectoria, que arrancó en 1971. Casi cinco décadas después de su debut acumula más de 80 millones de discos vendidos.
Precisamente, con esta canción, que tocó pasadas las once y media de la noche, consiguió que el público -que había comenzado un tanto 'frío', al igual que la temperatura que hacía anoche a los pies de los Picos de Europa- acabara totalmente entregado.
En este punto de la actuación, el pionero de la música electrónica sacó su teléfono y pidió a los espectadores que cogieran el suyo, para usar todos las linternas de los móviles al ritmo de la música y, así, "conectar con el mundo".
Con este tema, compuesto en 1976, el músico francés quiso despedirse de Liébana y Cantabria, pero la ovación del público se lo impidió, y se vio obligado a tocar "one more for the road" ("una más para el camino"): 'Stardust'.
Después, el protagonista de la noche aprovechó para coger de nuevo su móvil y hacer una foto a las miles de personas que abarrotaban, desde las siete de la tarde, tres horas antes de iniciar su actuación, el espacio habilitado para el público.
Frente al escenario, se dispuso una zona de gradas y la pista, todo ello en la explanada que hay junto al Monasterio de Santo Toribio, que alberga el Lignum Crucis, el trozo más grande de la Cruz en la que murió Cristo y que convierte a este lugar en uno de los cinco santos que hay en el mundo, junto con Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz.
Una localización que el propio Jarre eligió para inaugurar musicalmente el Jubileo. A lo largo del concierto tocó desde un arpa láser hasta un ipad, e interpretó, junto a sus inseparables gafas de sol, temas como 'Ethnicolor', 'Heart of noise', 'Automatic', 'Circus', 'Exit' o 'Conquistador', que acompañó con los sonidos de la guitarra eléctrica tocada por él mismo (fue guitarrista de su primera banda de rock, 'The Dustbins').
"LA MÚSICA ES UNA PAELLA Y ESTA ES MI COCINA"
"Is everything ok?" (¿va todo bien?), preguntó al público al terminar este tema. Jarre, que se dirigió varias veces a los asistentes, a veces en inglés otras en español (en este último idioma para saludar y dar las gracias) comparó en ese momento del concierto la música con una paella. "Y esta es mi cocina", sentenció desde el escenario, justo antes de colocarse una microcámara en las gafas, a través de la cual mostró a los espectadores "todo" lo que él hace al tocar un tema, utilizando 'Oxygene 8' de ejemplo.
La actuación siguió con 'Zero Gravity', agradecimientos y vivas ("¡Viva España!" y "¡Viva Cantabria!", en concreto), que dieron paso a su vez a la presentación de los músicos del escenario, a cargo de un Jarre que no escatimó al pedir al público más aplausos para sus compañeros. Todos ellos habían sido precedidos de una sesión de DJs de tres horas de duración.
El concierto de Jarre (que es hijo del compositor Maurice Jarre, autor de bandas sonoras como las de 'Doctor Zhivago', 'Lawrence de Arabia', 'Ghost' y 'El Club de los Poetas Muertos') prosiguió con 'Souvenir of China', tema con el que cabe recordar que el compositor francés fue el primer artista occidental en actuar en la China comunista.
'Inmortals' dio paso a 'Oxygene 19', y ésta a su vez a 'Brick England', la canción de Jarre y los 'Pet Shop Boys' con la que el francés quiso, también en este concierto en Liébana, rendir un homenaje a la "gente normal". La compuso, dijo, para que "se baile y se divierta". A este tributo siguieron otros temas, como 'Equinoxe 4', 'Zoolooklogie' o 'Glory'.
Con un "see you soon" (hasta pronto) y un "take care" (tened cuidado), Jean-Michel Jarre, experto en conciertos multitudinarios al aire libre, se despidió, al filo de la medianoche y tras casi de dos horas de actuación, de las más de 6.000 personas que habían agotado en horas las entradas puestas a la venta para presenciar 'in situ' su actuación y, también, de todas las que lo hicieron desde su casa, a través de la tele o vía streaming.
El artista francés -que también inauguró la Expo de Sevilla o el nuevo entorno de las Pirámides de Egipto y ha actuado en lugares como la Acrópolis de Atenas o la Ciudad Perdida de Pekín- dijo así 'adiós' a Liébana y a Cantabria, al tiempo que 'saludó' la programación musical del Año Jubilar Lebaniego.