TOLEDO, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha advertido de que "salta a la vista que en España se va instalando poco a poco el odio y la violencia", pasiones que, a su parecer, poco contribuyen a resolver "los grandes asuntos de Estado de derecho".
Así se ha pronunciado Rodríguez en su escrito semanal, que recoge Europa Press, en el que afirma que "tal vez muchos se sientan perplejos ante lo que sucede cada día", y es que, apunta que "se quiere hacer frente a los conflictos humanos y sociales creando malestar y buscando soluciones que no son tales".
"Son soluciones engañosas, pues enfrentan a la gente unos con otros. ¿Se buscan realmente las soluciones o se busca otra cosa, que no se dice?", se cuestiona el arzobispo, que incide en que "nunca será buen camino enfrentar a las personas con odio o con posiciones radicales ante los grandes asuntos de Estado de derecho: la identidad del ser humano, hombre y mujer; el tratamiento de la educación sexual humana o el concepto de lo público en los ámbitos de la sanidad, la enseñanza y educación de los españoles".
En este sentido, Rodríguez manifiesta que es "lógico que existan diferencias" pero "no acabar con todo tipo de disensión en estos campos del actuar humano para caminar hacia un pensamiento único: Lo mío es lo bueno y lo nuevo; lo tuyo no vale y debe desaparecer, es antiguo".
"LO NUEVO ES VIEJÍSIMO Y RANCIO"
"Cuando se ahonda en estos juicios que quieren crear opinión, cae uno en la cuenta que muchas veces lo que se dice nuevo y actual es viejísimo y rancio, ya experimentado en España y, en tantas ocasiones, desastroso para la sociedad. No es bueno aceptar contraposiciones que llegan al simplismo y a enfrentar realidades que son siempre complejas. No juguemos a buenos y malos, que tantas veces crean juicios injustos sobre personas e instituciones", ha reflexionado el arzobispo.
En un plano más religioso, Rodríguez continúa su escrito advirtiendo a los católicos toledanos de que, pasado el día del Corpus, "puede ser un obstáculo para la vivencia de la fe" que se diga, "de muchos modos", que "lo único aceptable de la Iglesia es su acción social y caritativa".
"Evangelizar constituye nuestro primer deber. Separar esta realidad de la acción caritativa y social es un verdadero desastre, una traición, porque ya están saliendo sociedades, instituciones que organizan todo un programa de acción social porque piensan que son más afectivas que la acción caritativa y social de la Iglesia", asevera Rodríguez.