TOLEDO, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodróguez, ha ordenado este domingo en la Catedral Primada a cuatro nuevos sacerdotes y a diez diáconos. "Debéis enseñar con paciencia, presidir con humildad y celebrar con amor", les ha dicho.
"El pueblo de Dios quiere sacerdotes que, al frente de las comunidades, garanticen la vivencia de la alianza de Jesucristo Salvador", ha comenzado su homilía Rodríguez, para decir después a los nuevos sacerdotes: "Sabéis que debéis predicar a Jesús públicamente, y que no os avergonzaréis del Evangelio".
"Por eso debéis hablar del Señor y transparentarle ante la próxima generación de cristianos, sin olvido de los que ya le conocen ni de los que le siguen demasiado lejos, porque siempre está por nacer la siguiente generación de la Iglesia", ha manifestado.
Para llevar a cabo esta obra apostólica, ha añadido don Braulio, "hay que salir, acercarse, escuchar, acompañar con entrañas de misericordia", aunque ha advertido seguidamente que "esto no puede hacerse desde la altivez, la prepotencia o, también, sin las ideas claras y convicciones poco profundas".
En este sentido, el arzobispo ha querido recordar a los nuevos sacerdotes y a cuantos han concelebrado en la eucaristía que "el secreto de la eficacia de la caridad pastoral de los sacerdotes" radica en "permanecer siempre en el Señor, porque la vida y el ministerio de un cura no es una carrera de éxitos personales, como constantemente recuerda el Papa Francisco".
Rodríguez ha explicado a continuación el sentido de la consagración de los nuevos sacerdotes, aclarando que la "consagración es un sacar del mundo y un entregarse al Dios vivo, aunque a veces parece que entendemos mal en ocasiones ese santificar y consagrar, pues pensamos que es una segregación, palabra que nos suena fatal, como si se tratara de un salir del contexto de la vida, un 'ser puesto aparte', olvidándonos de qué es una segregación para Dios".
"El sacerdote es sustraído a los lazos mundanos y entregado a Dios, y precisamente así, a partir de Dios, debe quedar disponible para los otros", ha indicado, para recordar también ante los ordenandos que "la fe del discípulo es vida en Cristo" y que "no se puede reducir a un simple proyecto humano, a un barniz de moralismo, o a unas actividades de beneficencia humanitaria, a una ascesis voluntarista".
El arzobispo se ha dirigido también a los nuevos diáconos para recordarles que Jesucristo "se ha hecho nuestro diácono". "Este es un aspecto central del ministerio de Jesucristo, a saber, que el Señor de todos nosotros es diácono, servidor, que va de un lado a otro para servirnos y descubrirnos el misterio del amor de Dios".
Los cuatro nuevos sacerdotes son: Juan Pablo Calvo, natural de Toledo; Víctor Manuel Gil, natural de Talavera de la Reina; Ignacio López, de Consuegra; y José Ignacio Orbe, de Pamplona; mientras que los diez diáconos son: Víctor Carmena, José Manuel Espejo, Francisco Javier Expósito, Rafael García, Miquel Moré, Miguel Ángel Ventura, Ángel Verdugo y Sergio Farto.
A los que se unen Reverien Hakizimana, de la diócesis de Gitega (Burundi); y fray Francisco Javier Moreno González, religioso carmelita de la comunidad de Toledo.