CUENCA 31 Dic. (EUROPA PRESS) -
Mirar es, según la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española, dirigir la vista a un objeto. Un ejercicio placentero y sublime si a lo que se dirige la vista es a paisajes tan espectaculares como los que salpican España. Esta es una ruta por algunos de los miradores más privilegiados del país.
Mirador de San Nicolás (Granada): Bill Clinton vio aquí, en 1997, "el atardecer más hermoso del mundo". Desde este punto del barrio granadino del Albaicín se observan en todo su esplendor la Alhambra y el Palacio del Generalife, esas joyas de la etapa nazarí que cada año congregan a miles de turistas. También se atisban las cumbres de Sierra Nevada, rotundas y casi siempre blancas.
Mirador de Chipeque (Santa Cruz de Tenerife): Un enclave que permite admirar unas magníficas vistas del Teide, ese volcán dormido que es el punto más alto de España. Sin necesidad de moverse se presenta también al espectador la estampa del Valle de la Orotava: exuberante en su verdor o cubierto de un mar de nubes. Al fondo, sin forzar demasiado, es posible distinguir con claridad la silueta de la Isla de la Palma.
Mirador del Cerro Socorro (Cuenca): Un lugar en el que se tiene la sensación de estar volando, aunque se tengan los pies en el suelo. Ofrece una panorámica espectacular del casco antiguo de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad, con las callejas, iglesias y palacios apiñándose en la montaña que ciñen las Hoces de los ríos Júcar y Huécar. A cada parpadeo le sigue una postal de casas y rascacielos asomándose al abismo. Situado entre pinares y vías de escalada -muy cerca del Parador Nacional- es una atalaya perfecta también para admirar los montes de la Serranía conquense, la trayectoria de las choperas y el arrabal de San Antón.
Mirador del Monte Igueldo (San Sebastián): Las terrazas del monte donostiarra permiten ver la estampa completa de la Bahía y la Playa de la Concha y la silueta más típica y hermosa de San Sebastián. La manera más curiosa de acceder es mediante el funicular y el enclave, además de vistas, ofrece varios atractivos añadidos como el histórico parque de atracciones o un complejo de gastrobares y otros establecimientos hoteleros.
Mirador del Fito (Asturias): Enclavado entre las localidades asturianas de Arriondas y Colunga, llama la atención por su estructura: una suerte de OVNI o taza de hormigón, al que se accede por un escalerón y que tiene 80 años de historia. Desde este balcón se otea con un único movimiento de vista el paisaje maravilloso de los Picos de Europa, el mar Cantábrico y las praderas del valle, con el verdor tan característico de estas latitudes inundando las retinas.