CUENCA, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
El reportero y periodista Enric González, 20 años después del asesinato del compañero Ricardo Ortega cuando cubría el golpe de Estado en Haití en el año 2004, recuerda sus últimos días y el preludio de su trágico final, marcado por la salida de la Corresponsalía de Nueva York ejercida para Antena 3.
En declaraciones a Europa Press, rememora el portazo recibido meses ante, un momento en el que "se le retiró del trabajo que estaba haciendo porque no gustaba al gobierno del momento", presidido entonces por José María Aznar. Una injerencia que "llevó muy mal".
"Cuando haces bien tu trabajo y estás contando una verdad, y quienes están mintiendo te apartan, cabrea. Y él tuvo un bajón muy importante, pero consiguió quedarse en Nueva York", recuerda.
Fue el antecedente de su último viaje, en este caso a Haití. "Él no tenía que haber ido, pero, ¿cómo no iba a ir", señala el periodista, que no deja de lamentar que 'Joserri' "se fue en condiciones muy precarias", algo que no sólo no le frenó, sino que inclusó "le animó".
Sin chaleco antibalas, "a pelo", cubrió un conflicto con presencia norteamericana. "Y con las tropas norteamericanas siempre pasa lo mismo, porque igual ocurrión en el Hotel Palestina en Bagdad. Y allí, acabó igual", critica veinte años después, cargando contra una administración estadounidense que "no cooperó con ningún tribunal exterior".
"Gozan de esa impunidad, con lo cual, cuando matan a un periodsta, es como cuando matan a cualquier otro, y no pasa nada", añade.
El reporterismo de Ricardo sería imposible hoy en día a juicio de quien lo ha sido todo en este oficio, ya que ahora "se convierte al reportero en un hombre orquesta".
Un contexto en el que, en todo caso, "Ricardo se habría manejado" en la actualidad, y lo haría porque "siempre tenía contactos suficientes".
Sí tiene claro que no trabajaría para un gran medio, pero da por seguro que estaría haciéndose cargo de reportajes más amplios que los puramente informativos y ayudándose de la versatilidad que dan hoy en día las plataformas. "Y lo haría sin depender de ciertos jefes, siguiendo, porque él era incapaz de batallar".
Que un estudiante de Físicas se abriera paso con un sello propio demuestra que para ser periodista, más allá de un título, hay que tener el gen. "Y él tenía una visión del mundo mucho más amplia que aquél periodista que se pasa la vida trabajando desde casa".
Enric González, que conoció a Ricardo Ortega en una calle de Manhattan y con el que llegó a compartir agente inmobiliaria, asegura a Europa Press que no tiene ninguna duda de que Ortega seguiría siendo reportero hoy en día, y "seguiría siendo el mismo tipo, pero con 20 años más". "No me lo imagino de otra forma".