CIUDAD REAL, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
El avance de la pandemia de coronavirus está afectando especialmente al personal sanitario en toda España, y en el caso de Castilla-La Mancha se han superado los mil profesionales infectados. Es el caso de Reyes, trabajadora sanitaria en Ciudad Real, que ha explicado a Europa Press su experiencia mientras todavía se recupera.
"Ha sido un infierno", ha confesado Reyes tras días ingresada en el Hospital General de Ciudad Real.
Ha explicado que no sabe muy bien en qué momento se contagió, ya que por su trabajo realiza diferentes actividades y todas ellas conllevaban riesgo. Solo sabe que ha estado "quince días muy mala" y que "gracias a Dios" poco a poco está saliendo.
Primero, cinco días en casa "muy malita" con dolor en todo el cuerpo --huesos, cabeza y estómago--, a lo que hay que sumar más síntomas, desde náuseas hasta palpitaciones, fiebre, tiriteras y tos.
Tuvo que ser ingresada y que ha estado "ocho días con sus ocho noches siempre consciente" en una habitación "cerrada a cal y canto" con otra paciente que tenía la misma afección. "La ventana estaba bloqueada y no se podía abrir, no podíamos salir de las habitaciones, normal, es un virus muy contagioso, muy desconocido y muy mortal", ha añadido.
En lo que más ha insistido es en el gran dolor de cabeza que ha sufrido durante el tiempo que ha estado ingresada. "Quería estar a oscuras, no quería ver luz porque hacía que me doliera mucho más", ha añadido.
Algo que, aunque en menor medida, continúa en casa donde "poco a poco" va mejorando aunque sigue con síntomas "ya más atenuados" a excepción de fiebre, que ya ha desaparecido. "Sigo muy cansada, me fatigo y me ahogo de vez en cuando, he vuelto a tener mucha tos, y la cabeza me duele sin parar. Todo esto lo voy mitigando poco a poco con el paracetamol", ha añadido.
Aún no ha recuperado ni el olor, ni el gusto y el estómago sigue "sin aceptar comida ni bebida", ha explicado pero es consciente de que hay que "coger fuerzas para seguir luchando contra este virus, y esas fuerzas se cogen alimentándose bien".
Ha sido como si hubiera pasado una apisonadora por encima de su cuerpo, ha resumido. "No tenía fuerzas para nada estaba peor que un trapo", pero que afortunadamente está saliendo.
Finalmente ha querido dar las gracias a todo el personal que le ha atendido en todo momento, que "dentro de la gravedad e incertidumbre, ha sido muy profesional y excelente".