Nacida en La Adrada, Bernarda Caamaño emigró en 1913 y fue madre de uno de los fotógrafos que mostraron la guerra de Vietnam al mundo
ÁVILA, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
Gracias al trabajo de reporteros gráficos y fotoperiodistas, el pueblo estadounidense conoció el drama de la guerra de Vietnam a la que tantos jóvenes del país norteamericano fueron enviados, lo que a la postre contribuyó a la ola de protestas contra un conflicto que marcó a una generación y llevó al Gobierno de Washington a abandonar una contienda que no lograba ganar.
Uno de aquellos fotógrafos fue Albert Chang, un hawaiano que tuvo su primer encuentro con la guerra en el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 y que llegaría a estar nominado dos veces al Premio Pulitzer por su trabajo.
Aunque su apellido delata sus orígenes coreanos por vía paterna, sus raíces se remontan también al municipio abulense de La Adrada, de donde procedía su madre, Bernarda Caamaño Ruda, quien como otros tantos españoles de la época emigró a este archipiélago en el Pacífico para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y que pasó a la historia como la abuela Chang (Grandma Chang).
Aunque en su inicio los propietarios de las plantaciones hawaianas recurrieron fundamentalmente a jornaleros andaluces, con experencia en este cultivo, a medida que fueron zarpando más barcos hacia el archipiélago se amplió el origen de estos emigrantes, muchos de los cuales huían de España ante la crisis agrícola que atravesaba.
Recién consolidada la anexión de Hawái por parte de Estados Unidos, se favoreció la importación de mano de obra europea para diluir el predominio étnico de los polinesios, por lo que se publicaron numerosas ofertas de trabajo en la península ibérica, hasta el punto de que unos 8.000 españoles viajaron hasta las plantaciones de caña hawaianas.
BERNARDA SE CONVIERTE EN LA SEÑORA CHANG
Bernarda, su padre y gran parte de sus hermanos embarcaron en el SS Ascot en Gibraltar en 1913, cuando la joven contaba poco más de veinte años. En Kahuku, localidad situada en la isla de Oahu, se enamoró de un capataz coreano llamado Chi Ho Chang, con el que acabó casándose a pesar del rechazo de su familia abulense, convirtiéndose así en Bernarda Chang, de acuerdo con la costumbre anglosajona por la que la mujer adoptaba el apellido de su cónyuge.
Dadas las precarias condiciones de trabajo en estas plantaciones, muchos de los emigrantes españoles acabaron abandonando Hawái para dirigirse a California, donde encontraron trabajos mejor remunerados en la industria pesquera, de empaquetado de fruta o como peones en las granjas agrícolas.
Entre aquellos que dieron el salto al continente norteamericano estuvieron los familiares de Bernarda, quien sin embargo se quedó en Hawái con su marido y sus ocho hijos --José, Marcelina, Mateo, Mariano, Albert, Alfred, Joaquín y Elizabeth--. En la misma isla a la que llegó en 1913, murió la abuela Chang en 1966.
Su historia, junto con la de tantos españoles que emigraron a Estados Unidos entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, se recogió y divulgó en la exposición 'Inmigrantes invisibles', que durante buena parte de 2020 acogió el Centro Conde Duque de Madrid, organizada por la Fundación Consejo España-Estados Unidos gracias a las investigaciones del periodista y cineasta asturiano Luis Argeo y del catedrático de la Universidad de Nueva York James D. Fernández --descendiente de migrantes del Principado--, comisarios de la muestra.
De toda la prole de Bernarda, sería Albert, más conocido como Al Chang, quien alcanzaría la fama por sus fotografías de conflictos bélicos, aunque los descendientes del clan de los Chang se encuentran hoy en día repartidos por los estados norteamericanos de Hawái, California o Utah.
Nacido el 13 de julio de 1922, Al Chang fue testigo del ataque japonés a Pearl Harbor cuando, con 19 años, trabajaba en los muelles. A partir de ese momento se convirtió en fotógrafo para el Ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam.
Abandonó las Fuerzas Armadas para trabajar para National Geographic y Associated Press durante el conflicto vietnamita, aunque regresaría posteriormente al Ejército. Entre sus trabajos figuran imágenes de la rendición japonesa en septiembre de 1945 a bordo del navío USS Missouri y la instantánea de un sargento norteamericano abrazando a un compañero que fue seleccionada para la exposición 'La familia del hombre' promovida por Edward Steichen y que se exhibió por primera vez en el MOMA de Nueva York en 1955. Al Chang murió en septiembre de 2007.
EMIGRACIÓN A HAWÁI
Se calcula en cerca de 8.000 los españoles que emigraron a principios del siglo XX de España a este archipiélago polinesio, la mayoría de ellos andaluces por su experiencia en las plantaciones de caña, aunque la oferta laboral tuvo una gran recepción en otras regiones.
Para los varones cabeza de familia, el sueldo durante el primer año de trabajo era de 20 'duros americanos' al mes, como se conocía coloquialmente a los dólares en España, 21 el segundo y 22 el tercero. Para las mujeres casadas, la retribución era de doce dólares al mes mientras que para el resto de miembros de la familia mayores de 15 años, la paga era de 15 dólares para los varones y diez para las mujeres.
Los trabajadores debían ser agricultores, disfrutar de buena salud, no padecer de la vista ni tener defectos físicos. En el caso de los matrimonios sin hijos que desearan embarcarse, el límite de edad para el hombre era de 45 años y de 40 en el caso de la mujer; para los matrimonios con hijos, el límite de los padres se fijaba en 45 para ambos siempre que en la familia hubiera al menos un miembro "útil" con entre 17 y 45 años.
Los viudos o viudas con hijos podían embarcar siempre que al menos un miembro "útil" de su familia tuviera también entre 17 y 45 años, condiciones que se repetían para los hombres o mujeres casados que viajaran con sus hijos pero no con su pareja.
Parientes carnales y políticos podían viajar como agregados de estos trabajadores en el caso de que fueran menores de 40 años, o bien abonar el precio del pasaje, que equivalía a 400 pesetas de entonces. Además, la oferta recomendaba a los interesados "desconfiar de los intermediarios".
Media docena de barcos llegaron a Hawái cargados de jornaleros españoles entre 1907 y 1913, el último de ellos el Ascot, en el que viajaba Bernarda Caamaño y su familia.
Muchos de ellos se mudarían después a California, donde trabajarían en granjas y fábricas en la bahía de San Francisco, Monterrey o Sacramento --la capital del estado--. Tras el crack de 1929 y el hundimiento del sistema financiero, muchos de estos inmigrantes, que carecían de cuenta bancaria, pudieron adquirir granjas de propietarios arruinados gracias a los ahorros que habían acumulado y que no se habían esfumado con la quiebra de los bancos, como narra el escritor Miguel Alba Trujillo en su libro 'SS Heliópolis', título que toma del nombre del primer barco cargado de españoles hacia el arhipiélago hawaiano.