SALAMANCA, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
La biblioteca Vargas Zúñiga de la Universidad Pontifica de Salamanca (UPSA) es una de las diez "espectaculares" bibliotecas españolas que anima a visitar la Guía Repsol, a través de su publicación 'online'.
Junto a estas dependencias salmantinas "de postal", ubicadas en el corazón del edificio histórico de la institución académica, se encuentran las bibliotecas Menéndez Pelayo de Santander, Nacional de Madrid, Espacio de las Artes de Tenerife, Ateneo de Madrid o del Ministerio de Yuso.
El resto de recomendaciones para "visitar, pasear y observar" son la Biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid, la Biblioteca Foral de Bizcaia de Bilbao, la Biblioteca de la Universidad Ponpeu Fabra de Barcelona y la Biblioteca Pública Arús de Barcelona.
En esta decena de joyas, el visitante podrá "ojear, estudiar o investigar" sus obras, pero también disfrutar del paraje en el que se encuentran. Se trata de instalaciones diferentes, pues en algunos casos son antiguas y en otras son de reciente creación.
En el caso de la salmantina Vargas Zúñiga, se dan las dos condiciones. Ofrece historia y modernidad, ya que se ubica en la monumental sede central de la UPSA y, al mismo tiempo, aporta la versatilidad de lo nuevo. Abrió sus puertas en 2002, después de una importante inversión próxima a los seis millones de euros.
Esta biblioteca es la mayor de las presentes en los campus y residencias de la institución académica salmantina. Alberga cuatro plantas, con 4.500 metros cuadrados de espacio para el depósito de obras y para la consulta y el estudio de las mismas.
Allí, el visitante tiene a su alcance el conocimiento, desde fondos históricos y colecciones generales hasta otras más específicas y concretas sobre las titulaciones que en sus aulas se imparten.
UPSA
La sede central de la Universidad Pontificia de Salamanca, donde está esta biblioteca, acoge a cientos de estudiantes que cada día entran en sus aulas para recibir formación, una actividad diaria que converge con los cientos de turistas que también acceden diariamente a ella, pues no solo es un centro de estudios de Educación Superior, también es uno de los principales monumentos de la ciudad.
En general, este edificio es uno de los mayores reclamos turísticos salmantinos, pues ofrece un paseo por 7.000 metros cuadrados de planta en pleno corazon de la ciudad. Un paraje que guarda no pocos secretos de la historia de Salamanca y de España.
Su origen se remonta a un proyecto que surgió bajo el auspicio de la reina Margarita de Austria. Su arquitecto fue Juan Gómez de Mora y los operarios necesitaron cerca de dos siglos -XVII y XVIII- para darle la monumentalidad que a día de hoy conserva.
DE MORADA DE JESUITAS A UNIVERSIDAD
Sus primeros propietarios fueron los miembros de la Compañía de Jesús, quienes lo habitaron hasta su expulsión, decretada por Carlos III; de esta forma pasó a la Real Clerecía de San Marcos y luego a la Diócesis de Salamanca, así hasta que esta entidad decidió entregar el edificio a un uso docente, y paso a ser la sede de la Universidad Pontificia en 1940.
Aquellos que paseen por su interior pueden acceder a la iglesia de La Clerecía, donde luce con esplendor propio su retablo, y incluso tienen la posibilidad, a través de la Scala Coeli, de subir a lo más alto de sus torres de Quiñones.
Asimismo, los visitantes pueden adentrarse en un patio barroco de tres alturas, que no deja indiferente; un aula magna que sirvió en su época para discusiones acaloradas sobre teología, y su Escalera Noble, obra de García de Quiñones en 1740 y que, además de su majestuosidad, es como un libro de la historia de la UPSA, pues recoge en sus paredes - escritos con pintura color sangre de toro- los nombres de todos aquellos que pasaron por sus aulas y que han llegado a ser obispos.
ORIGEN DE LA UPSA
Sobre la UPSA como institución de enseñanza, la propia entidad se remonta a los orígenes de la Universidad de Salamanca, fundada por el rey Alfonso IX en 1218, que "se convirtió, además de real, en pontificia cuando el rey Alfonso X de Castilla obtuvo en 1255, a través de la Bula papal de Alejandro IV, la validez universal de sus títulos".
"Esta condición pontificia se mantuvo hasta 1852, cuando fueron apartadas de la Universidad pública las facultades eclesiásticas", recuerda la UPSA. A partir de entonces, de diversas maneras, "la Santa Sede mantuvo vivo su interés por la Salamanca universitaria", en concreto, por la restauración de sus títulos eclesiásticos. Y esta voluntad se materializó cuando, en el año 1940, fue fundada la Universidad Pontificia, tal y como se conoce actualmente.
Desde 1940, la institución académica y religiosa ha acogido a unos 70.000 estudiantes, que se han formado en una oferta que actualmente pasa por estudios de grado, posgrados, títulos eclesiásticos, doctorados, cursos de idiomas y otras iniciativas de formación.