MEDINACELI (SORIA), 10 (EUROPA PRESS)
La localidad soriana de Medinaceli celebrará en la noche del sábado, 10 de noviembre, su tradicional 'Toro Jubilo', el último toro de fuego que pervive en Castilla y León y que fue declarado en 2002 como Espectáculo Taurino Tradicional de Interés Turístico Regional.
Este ancestral ritual que se celebra cada año en el sábado más próximo al 13 de noviembre, tiene el toro, el barro y el fuego como máximos protagonistas. En la actualidad, se embadurna de barro al animal para tratar de evitar quemaduras y se colocan en la cornamenta unas sobreastas de hierro --gamella-- que terminan en dos bolas preparadas con azufre, estopa y aguarrás a las que se prende fuego.
El rito empieza cuando el animal, que está atado a un poste en la Plaza Mayor de la villa ducal preparada a modo de ruedo, es liberado por un mozo que se encarga de cortar la cuerda tras lo que el toro comienza a correr entre la gente que realiza quites, cortes y recortes hasta que se apaga el fuego de las astas.
Una vez que la autoridad competente da por terminada la fiesta del Toro Júbilo o de Fuego en la plaza, el animal es encerrado en los corrales y al día siguiente es sacrificado en el matadero. La carne de este toro es distribuida entre los vecinos de Medinaceli y consumida en días sucesivos.
En la noche del 'Toro Jubilo' cinco hogueras, una por cada uno de los cinco Santos Mártires patronos de Medinaceli (Arcadio, Probo, Pacasio, Eutiquiano y Paulino), iluminan el interior de la Plaza Mayor y hacen las veces de burladero en llamas. Al parecer, estas hogueras se celebran desde 1610 y conmemoran la llegada de los cuerpos de estos beatos a la villa desde África.
Una versión popular, que intenta cristianizar al 'Toro Jubilo', vincula esta celebración con la llegada a Medinaceli de las reliquias de los Cuerpos Santos. Según esta leyenda, los restos de los mártires Pascasio, Probo, Eutiquiano, Paulino y Arcadio fueron transportadas por un toro que portaba teas encendidas en sus cuernos.
Según algunos historiadores, el 'Toro Jubilo', término que proviene de sacrificio jubilar o indulgencia, hace referencia a las luchas entre íberos y cartagineses y recuerda a los carros de paja que ardían arrastrados por bueyes pertrechados contra el fuego y conducidos al enemigo.
Otros antropólogos remontan la tradición a la Edad de Bronce mientras que otros relacionan este tipo de fiesta con el toro a la Casa Real y a la aristocracia con motivo de visitas, nacimientos, bodas... en los siglos XVI, XVII y XVIII. También se suele recordar a Tito Livio que contaba que Aníbal al luchar con los romanos empleó en alguna ocasión toros con las astas encendidas para fingir una marcha de soldados o abrirse paso.