VALLADOLID, 13 May. (EUROPA PRESS) -
Este domingo, 13 de mayo, se celebra en Valladolid la festividad de San Pedro Regalado, patrón de la ciudad desde que en 1746 el Papa Benedicto XIV lo declarara santo de la Iglesia por sus acciones de caridad, su dedicación a los pobres y sus obras milagrosas, con una fama en vida por la que algunos miembros de la nobleza del siglo XV recurrían a su consejo con frecuencia.
Entre ellos, uno de los más famosos y que le valió a este monje franciscano para convertirse también en patrón de los toreros, fue el narrado mientras se desplazaba a pie entre el convento del Abrojo, en Laguna de Duero, y Valladolid, en compañía de otro religioso. Un toro bravo que había escapado de quienes lo lidiaban se presentó ante ellos. Al parecer, San Pedro Regalado se acercó al astado y, tras pedir la intercesión divina, lo conminó a agacharse, cosa que hizo.
En ese momento, el santo le retiró los hierros que herían al animal y le dio su bendición para ordenarle a continuación que marchara sin embestir ni causar daño a nadie, directriz que según el relato, el bóvido cumplió, por lo que el episodio fue tildado de milagro.
Actualmente, existe la tradición entre los diestros de llevar sus capotes para recibir la bendición en el monasterio de La Aguilera, en Burgos, donde se encuentra enterrado el santo. Una costumbre ya en desuso era que los matadores y sus subalternos realizaran un acto en su capilla antes del comienzo de la temporada taurina para que se procediera a la bendición de los trastos de torear.
Otro de los milagros más famosos atribuidos al vallisoletano tiene que ver precisamente con este monasterio, fundado a principios del siglo XV por el franciscano fray Pedro de Villacreces, a quien acompañaba un jovencísimo Pedro Regalado.
DESPLAZAMIENTO A LA AGUILERA
En la madrugada del 25 de marzo de 1450, fiesta de la Anunciación, se encontraba el santo en el monasterio del Abrojo en Laguna de Duero (Valladolid), que había pasado a dirigir tras la muerte de su fundador, el citado Pedro de Villacreces. Durante los maitines, Pedro Regalado sintió tal nostalgia por no poder honrar a la Virgen en La Aguilera que, según se cuenta, logró trasladarse por los aires hasta el convento burgalés, distante 80 kilómetros del vallisoletano, y regresar en el mismo día.
No es éste el único caso de bilocación atribuido al santo, según narran algunos relatos sobre su vida y milagros. A menudo, de acuerdo con estas fuentes, se elevaba por encima de la tierra con llamas que irradiaba su cuerpo y, además, poseía una agilidad propia de los cuerpos glorificados.
Esta capacidad de estar en dos lugares a un tiempo llevó a postular al fraile vallisoletano como patrón de internet, nombramiento que finalmente recayó en San Isidoro de Sevilla.
Nacido en la calle Platerías de Valladolid en 1390, el fraile era hijo del hidalgo Pedro Regalado y doña María de Costanilla. Muy pronto fue bautizado en la actual iglesia de San Salvador, que en 1390 se llamaba iglesia de Santa Elena, y donde se puede visitar la pila bautismal. Además, en la calle Platerías permanece la casa donde nació después de que fuera remodelada tras el incendio que asoló la ciudad en 1561.
La parroquia tiene también una imagen de San Pedro Regalado y en la Plaza de El Salvador se puede ver una estatua en bronce del escultor Miguel García Delgado dedicada a su figura que se inauguró el 13 de mayo de 2004.
El desaparecido convento de San Francisco de la Plaza Mayor vallisoletana --entonces conocida como plaza del Mercado-- fue su primer destino como religioso, en donde ingresó con tan sólo 13 años. Tras una vida dedicada a la contemplación --se dice que apenas hablaba y que se pasaba las noches en oración--, falleció en La Aguilera en 1456.
Décadas después, la fama de santo que había adquirido el franciscano --que llegó a ser nombrado jefe de todos los monasterios de la reforma en las Españas-- motivó que hasta la reina Isabel la Católica visitara su tumba. El impacto que causó en el Valladolid del siglo XVIII su canonización --previamente había sido beatificado en 1683-- llevó a declararlo ese mismo año como patrón de la ciudad. Su festividad también se celebra en La Aguilera y Laguna de Duero cada 13 de mayo.