VALLADOLID, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Campus de la Universidad de Valladolid (UVA) en Segovia, junto con la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) y la Universidad de Valencia, han estudiado la capacidad de adaptación a la carrera y el compromiso académico de los estudiantes universitarios españoles, para lo que han adaptado una escala internacional y la han validado en un amplio estudio que ha contado con la participación de 577 alumnos.
Este trabajo, publicado por Journal of Vocational Behavior, trata de validar al idioma español una escala de habilidades de adaptación a la carrera -entendida esta como trayectoria formativa y laboral- conocida como CAAS (Career Adapt-Abilities Scale), han informado a Europa Press fuentes de la UVA.
"Era una laguna que existía en el mercado, ya que la escala está traducida a todos los idiomas más importantes del mundo y faltaba el nuestro, con casi 500 millones de hablantes", ha señalado el profesor de la Facultad de Educación de Segovia Enrique Merino.
El creador de la escala, Mark Savickas, explica que la adaptabilidad a la carrera es la disposición para hacer frente a las tareas predecibles en el rol laboral y manejar con éxito los ajustes impredecibles derivados de los cambios en el trabajo. "Esta habilidad es de una gran trascendencia para que las personas hagan una transición favorable hacia el mercado laboral, puedan medrar en él y adaptarse a los cambios", afirma el investigador de la UVA.
Además, dentro de la psicología, se enmarca en una nueva corriente que imprime un carácter muy activo al papel que las personas ejercen en el diseño de su propia carrera y de su vida, en un sentido más amplio.
La escala consta de cuatro dimensiones: implicación, control, curiosidad y confianza. La primera dimensión, implicación, tiene que ver con el grado en que una persona está involucrada en la preparación de su futuro.
Control es una dimensión relacionada con la autorregulación y la responsabilidad en la toma de decisiones. La dimensión curiosidad hace referencia al grado en que una persona explora el ambiente que le rodea y busca información pertinente. Por último, la confianza tiene que ver con el grado de certidumbre que una persona muestra al resolver problemas y superar los obstáculos que aparecen en su camino.
Todo ello se plasma en un sencillo cuestionario de sólo 24 ítems que se valoran de 1 (mínimo) a 5 (máximo) y al que han respondido principalmente alumnos de la UVA y de Universidad Rovira i Virgili, pero también de otras universidades españolas.
La nueva escala en español ha confirmado su validez para medir los factores que pretende. Además, el estudio propone un modelo en el que, por un lado, la adaptabilidad a la carrera ejerce un papel mediador entre la autorregulación y la construcción de la carrera; y por otro lado, la adaptabilidad a la carrera media entre la autorregulación y el compromiso académico.
Es decir, "los alumnos universitarios con mayor autorregulación tienen un mayor compromiso académico, pero siempre y cuando presenten una mayor capacidad de adaptación en relación a las demandas de su planificación de la carrera".
Desde el punto de vista científico, este resultado se apoya en una metodología de ecuaciones estructurales que permite analizar de forma fiable relaciones entre variables.
Además, el estudio aporta una importante innovación, proponer un modelo de cuatro pasos que consiste en una cadena con la secuencia de las siguientes variables: autorregulación, adaptabilidad a la carrera, construcción de la carrera y compromiso académico.
ORIENTACIÓN PROFESIONAL
"Estos resultados sugieren nuevas pautas de actuación en el campo de la orientación para ayudar a los estudiantes a preparar su futuro profesional", ha señalado Enrique Merino.
El estudio explica cómo la autorregulación influye en el compromiso académico de los estudiantes de universidad a través de la adaptación a la carrera. "Podemos decir que mediante intervenciones que faciliten la adaptación a la carrera se pueden mejorar tanto el modo en que los estudiantes construyen su carrera profesional como el compromiso académico, lo cual conllevaría posiblemente una reducción de la tasa de abandono, algo que a su vez implica un ahorro económico y personal tanto para el sistema educativo como para los propios estudiantes", ha destacado a modo de conclusión.
"La fuga de cerebros que está teniendo lugar en estos momentos es un ejemplo de que las cosas podrían hacerse mejor en el campo de la orientación profesional", aunque "por supuesto, hay que tener en cuenta que la infraestructura de nuestro mercado de trabajo tampoco se lo pone precisamente fácil a los jóvenes", considera Merino.
PRÓXIMOS PASOS
Tras la publicación de este artículo, los investigadores siguen trabajando en la misma línea. Como novedad, están incorporando a sus análisis el concepto de inteligencia emocional, que hace referencia al manejo de las emociones propias y ajenas para el crecimiento personal.
En este caso, la inteligencia emocional parece estar relacionada tanto con la adaptación a la carrera como con el compromiso académico. "La inteligencia emocional hace que los estudiantes muestren un mayor compromiso académico, precisamente, a través de sus habilidades de adaptación a la carrera", tal y como explicarán en próximas publicaciones.