VALLADOLID, 15 Ago. (EUROPA PRESS) -
El profesor doctor y coordinador del Grado de Ingeniería Forestal de la UCAV, Juan Carlos López Almamsa, ha asegurado que aunque "pueda contribuir en parte", el cambio climático "no es la gran causa de los incendios" y así ha precisado que el problema de los incendios "radica en causas fundamentalmente sociales y sólo mediante medidas sociales" se podrá trata de paliar los fuego.
Este experto ingeniero de montes de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) explica que para entender los incendios forestales hay que partir del llamado "triángulo del fuego", formado por tres factores como son "el combustible", es decir, el material rico en carbono; el "comburente" u oxígeno y la fuente inicial de calor" que pone en marcha la reacción. "Si falta cualquiera de los tres el fuego no aparecerá o se extinguirá", matiza.
Al respecto, López Almansa ha indicado que no se puede eliminar preventivamente el oxígeno de la atmósfera, pero "si se pueden minimizar las fuentes que ponen en marcha la reacción" y también actuar sobre los combustibles, y sobre ésto ha precisado que es más importante la tipología del combustible que su cantidad, es decir, si es un vegtal vivo o muerto o uno fino o grueso, así como su humedad.
En el caso de España, con una sequía estival, la vegetación suele presentar "un elevado porcentaje de combustibles muy secos, muchos de ellos muertos", que con altas temperaturas y baja humedad, si aparece una fuente de calor "arden literalmente como la yesca", por eso los fuegos "son más frecuentes".
El ingeniero forestal y profesor de la UCAV se ha referido a otro concepto, "el de régimen del fuego" y ha explicado que si la frecuencia con que se desarrollan los fuegos en un determinado lugar es mayor que la velocidad de recuperación de la vegetación, "eso conducirá a su degradación", pero si sucede lo contrario, "la vegetación se desarrollará cada vez más, acumulando combustible" y puede que se alcance "un equilibrio" entre la capacidad destructiva del fuego y la capacidad reconstructiva de las plantas.
Juan Carlos López Almansa ha recordado que el fuego ya existía "mucho antes" de que apareciera el ser humano, pero desde que el hombre comenzó a dominar el fuego "el número de incendios se ha incrementado, transformando los ecosistemas de buena parte del planeta.
UN NUEVO RÉGIMEN DEL FUEGO
Y es, para este ingeniero forestal, la transición de un régimen del fuego de la era preindustrial, cuando el monte se quemaba cada pocos años con incendios de pequeña intensidad, "a un nuevo régimen del fuego", con un abandono del uso de los montes que provoca gran acumulación de combustible, "la que ha provocado en buena medida el problema" de los incendios forestales.
Un problema que comenzó en la década de los 60 y 70 con el abandono del mundo rural y con la "paradoja de la extinción" ya que los operativos "son generalmente tan eficientes" que el fuego se apaga "apenas se origina" lo que provoca que ese combustible que podía haber ardido siga creciendo y "pasados unos años" cuando se den las condiciones ambientales "arderá con más virulencia y causando un daño mucho mayor".
"Porque el gran problema no es que haya incendios, sino que estos se conviertan en catastróficos. El desarrollo de matorrales es algo natural siempre que la tasa de consumo sea inferior a la tasa de producción", porque si esa vegetación "se desarrolla en exceso" ya vendrá un fuego o una plaga "que corrija el desequilibrio", ha explicado López Almansa, quien reconoce que en un contexto de abandono del medio rural "no es fácil miniminzar las amenazas.
Porque este abandono rural ha provocado que se haya pasado de un régimen del fuego "más ordenado" a otro "más caotico" con incendios "más virulentos" por lo que el profesor de la UCAV ha abogado por reducir el exceso de combustible, lo que pasa por el aprovechamiento de los recursos forestales, "incluidos los ganaderos" y ha puesto como ejemplo la provincia de Soria, donde se realiza una intensa gestión forestal en sus montes, que genera trabajo y riqueza, "y donde los grandes incendios son infrecuentes".
Asimismo, considera que la ola de calor, con altas temperaturas nocturnas y diurnas, "favorece una humedad baja y unos combustibles secosy disponibles", ha aseverado este experto, que ha subrayado que "aunque pueda contribuir en parte, el cambio climático no es la gran causa de los incendios" y así ha recordado que el peor año de la serie estadística fue en 1985, cuando se quemaron casi 500.000 hectáreas.
"Por mucho calor que haga, si no hay combustibles en una densidad adecuada no hay incendio" porque el problema de los incendios "radica en causas fundamentalmente sociales, y solo mediante medidas sociales podrá tratar de paliarse", ha indicado el ingeniero forestal, quien ha recordado que los incendios forestales van a estar siempre presentes, "ya que se producirán siempre que haya oxígeno, combustible disponible y una fuente inicial de calor" por lo que es objetivo "no ha de ser, por tanto, acabar con ellos, sino mitigar sus efectos y aprender a convivir con el fuego".