VALLADOLID 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Guardia Civil de Castilla y León ha finalizado la denominada 'Operación Keisah' en todo el territorio de la comunidad, en la que ha supervisado la producción y consumo de sustancias perjudiciales para la capa de ozono de la atmósfera y que se ha saldado con 17 personas investigadas por diez ilícitos penales, 40 denuncias administrativas y la incautación de doce botellas de gas refrigerante y 84 kilogramos de gas no autorizado.
Según han informado fuentes de la Delegación del Gobierno en Castilla y León, la operación se ha desarrollado en todo el territorio de la Comunidad Autónoma con la finalidad de adoptar medidas con las que supervisar la producción y el consumo de sustancias perjudiciales para la capa de ozono de la atmósfera, principalmente gases empleados en aparatos de refrigeración y propelentes de aerosoles.
Esta operación se ha llevado a cabo a nivel nacional; en el caso de esta Comunidad Autónoma, se han realizado 91 inspecciones en diversas empresas y talleres que manipulan o usan estos gases en sus sistemas de refrigeración.
De ellas ha resultado la apertura de investigación a 17 personas por la comisión de 10 ilícitos penales, la denuncia de 40 infracciones administrativas y la incautación de 12 botellas de gas refrigerante y de 84 kilogramos de gas no autorizado.
De los resultados obtenidos se observa que, si bien existen casos de incumplimientos, "la mayoría de los talleres y empresas inspeccionados cumplen la legislación" y la Benemérita ha reseñado además "la buena acogida que ha tenido esta Operación entre aquellos establecimientos que cumplen la normativa a favor de estas actuaciones que persiguen el fraude".
Asimismo, han recordado que pese a estar debidamente regulada la comercialización de los gases refrigerantes, estos continúan aún en circulación, lo que consideran que "socavan los objetivos de recuperación total de la capa de ozono".
Además, en España recuerdan que está "especialmente gravada su venta" con un elevado impuesto especial, cuyo gravamen resulta más elevado conforme más contaminante sea, lo que ha supuesto la aparición de "un lucrativo mercado negro que genera enormes beneficios".