VALLADOLID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Publicada en 1975, 'Las guerras de nuestros antepasados' vio la luz pocos meses después de que Miguel Delibes perdiera a su esposa, Ángeles de Castro, lo que impidió que el autor le diera a la novela "la ayuda que todas necesitan" para darse a conocer cuando ven la luz, como él mismo reconocía según apuntó su hija y presidenta de la Fundación Miguel Delibes, Elisa Delibes de Castro, en una reciente entrevista concedida a Europa Press.
Sin embargo, en aquella misma entrevista Elisa Delibes señalaba a 'Las guerras de nuestros antepasados' como una de las más indicadas para iniciarse dentro de la extensa obra del autor, del que este 2020 se cumple el centenario de su nacimiento, para aquellos que nunca hubieran leído al vallisoletano.
Publicada por Destino, la obra es casi exclusivamente una sucesión de diálogos entre dos personajes, con la salvedad de una introducción de uno de los protagonistas que realiza también una suerte de epílogo, sin que entre ellos medien párrafos descriptivos a cargo del narrador, una peculiaridad que llevó al propio Miguel Delibes a considerarla como "la más dinámica" de sus novelas.
Así, los encuentros entre un doctor y un interno de un sanatorio penitenciario marcarán el devenir de esta novela en la que la descripción del mundo rural vuelve a tener un papel destacado, como en tantos otros títulos del vallisoletano, sazonado por continuos toques de humor, negro en ocasiones, y con un cuidado lenguaje del habla coloquial en el medio rural, a día de hoy casi desaparecido en muchos casos, lo que aporta realismo y credibilidad a los diálogos.
A lo largo de siete noches y con una copita de anís por medio, el recluso Pacífico Pérez irá recordando su vida de acuerdo a las preguntas del doctor Burgueño, médico del sanatorio penitenciario donde está internado.
RECUERDOS BÉLICOS
El padre, el abuelo, el bisabuelo de Pacífico y sus peculiares comportamientos marcan los recuerdos de la infancia del protagonista con la obsesión de sus guerras --la civil, la de Marruecos y la última de las contiendas carlistas-- y de la próxima que, a su juicio, deberá afrontar el joven. "Tu guerra debe estar al caer, Pacífico", es una de las frases recurrentes entre sus familiares.
Sin embargo, la personalidad del protagonista, ingenuo y extremadamente sensible, choca con el ardor bélico de sus parientes, aunque el carácter aparentemente pacífico del personaje que lleva este nombre se interrumpirá de forma inesperada, repentina y sin sentido, lo que lo llevará al sanatorio penitenciario en el que se desenvuelven las conversaciones entre él y el doctor.
El municipio de origen del protagonista, Humán de Otero, con dos núcleos de población claramente separados --Humán y Otero-- y que mantienen una rivalidad irreconciliable, juega otro papel destacado en la novela, tampoco exento de sus correspondientes toques de humor.
La novela, publicada en 1975, fue llevada por primera vez al teatro en 1989 de la mano de Antonio Giménez Rico, quien dirigió la adaptación, con José Sámano en la producción y los actores José Sacristán y Juan José Otegui para dar vida a los dos protagonistas.