SALAMANCA, 21 May. (EUROPA PRESS) -
Salamanca, como buena ciudad universitaria que se precie, es bulliciosa. Sus calles del centro, llenas de jóvenes estudiantes y no pocos turistas, desprenden color y algarabía. Pero, en medio de todo ello, hay un remanso de paz y silencio. Es el Huerto de Calixto y Melibea.
Este lugar ofrece tranquilidad y también algunas de las mejores vistas de la ciudad, pues está en lo alto de la muralla. Desde él se puede ver tanto la huida del río y como el horizonte hacia el oeste, precisamente donde descansa el Puente Romano, su berraco y la escultura de uno de los personajes que marcó el devenir de la historia literaria, el salmantino 'Lazarillo de Tormes'.
Si bien el joven Lázaro dio difusión universal a Salamanca, no menos el libro 'Tragicomedia de Calixto y Melibea', atribuido a Fernando de Rojas y cuyos personajes principales -con permiso de La Celestina- dan nombre al huerto del que hablamos.