VALLADOLID, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
'El amor de Andrea' llega este lunes a la Semana Internacional del Cine (Seminci), un largometraje que Manuel Martín Cuenca firma junto a Lola Mayo para el que han elegido la Bahía de Cádiz como escenario del relato al que la banda Vestusta Morla pone música.
El filme, de 101 minutos de duración, indaga en el significado de la familia para ofrecer un relato de afectos, esperanzas y desencantos en el que Andrea, una adolescente de quince años, intenta recuperar la relación con su padre, que desapareció tras separarse de su madre.
Andrea recuerda a un padre amoroso y no puede entender por qué ahora no quiere ver a sus hijos. Tomás y Fidel, sus dos hermanos pequeños, son sus compañeros infatigables en esta aventura que habla de amor, familia y desencanto.
Protagonizada por la joven Lupe Mateo Barredo en el papel de Andrea, completan el reparto Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Agustín Domínguez, Irka Lugo, Jesús Ortiz, Inés Amieva y José M. Verdulla Otero.
El filme abre una nueva etapa en la filmografía de Martín Cuenca, que ofrece su obra más sencilla, tierna y sincera, cuyas imágenes remiten a la filmogarfía del maestro Hong Sang-soo.
'El amor de Andrea se ha rodado durante 8 semanas íntegramente en la Bahía de Cádiz y la estación de otoño ha permitido filmar una naturaleza impactante en la que el viento, el mar y la luz atlántica se han hecho presentes con toda su belleza cinematográfica.
Con un reparto desconocido y en algunos casos debutante tras un casting de un año en el que el propio director y su equipo han visto a casi 5.000 personas. Encontrar a Andrea y sus hermanos se planteaba como un reto. Dar con una adolescente capaz de llevar el peso de la historia y de entender e interpretar a Andrea no era fácil. Y también encontrar a dos niños con la ternura y la fuerza de Tomás y Fidel y al actor perfecto para dar vida a Abel y transmitir la sensibilidad de este personaje.
UN EQUIPO PEQUEÑO
Contar con un equipo pequeño era importante para poder llevar a cabo este proyecto tal y como había sido ideado. La premisa era que los niños se sintiesen cómodos, convertir el rodaje en una especie de juego.
Ninguno de los actores o actrices conocían el guion, los miembros del equipo no podían hablar sobre las secuencias que se iban a rodar más adelante si estaban presentes. La complicidad del equipo era clave para que los actores fuesen encontrándose con la historia paso a paso.
La decisión de rodar en orden cronológico marcó el diseño de producción, la logística y organización se ponían al servicio de la historia. Se diseñó un rodaje sostenible, minimizando el uso de vehículos y maquinaria e implantando medidas que han ayudado a reducir la huella de carbono y el impacto del rodaje en el medio ambiente.
Esta película reivindica a los jóvenes y reniega de ese cine que los retrata como perturbados mentales, empantanados en su dolor y en su narcisismo. No trata sobre jóvenes que se drogan o se autolesionan sino sobre aquellos que son más maduros que los adultos, que se preocupan por los afectos y que muestran su generosidad y apartan su egoísmo; y, sobre todo, que están heridos pero no quieren ser víctimas.
Para Martín Cuenca, 'El amor de Andrea' supone el surgimiento de una nueva etapa como
cineasta, que espera que pueda ser fructífera. Además, se inicia en ella con un filme con el que confía en que el público se siente y vea un trocito de la vida de estos niños que simplemente dicen la verdad y no mienten.