VALLADOLID 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Manos Unidas Valladolid recaudó el pasado año 1.169.000 euros lo que le permitió financiar once proyectos, los mismos que llevará adelante esta campaña con el objetivo de poner en el centro "de la vida social y política" combatir esa "radical desigualdad que supone morirse de hambre".
Así lo ha avanzado el presidente de la Comisión Gestora, José María Gil, que ha presentado el informe y la campaña de la organización junto al consiliario de la organización, José María Borge, la misionera María José López Calderón y el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello.
José María Borge ha explicado que el 93 por ciento de la recaudación proviene del sector privado y que los gastos reales, "a falta de remates", son de 38.000 euros. "Las campañas por donativos fueron inferiores a las de años anteriores, pero crecieron las de las parroquias y los colegios", ha ahondado.
Este año se financiarán once proyectos por un valor de 524.506 euros, un importe que se deriva de las campañas y el trabajo que realizan los más de 1.500 socios, las 249 parroquias, trece colegios, diez fundaciones, once empresas y ocho organismos públicos, entre ellos Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León.
"La desigualdad es el mayor desafío y amenaza a nivel mundial", ha indicado el responsable de la gestora que explica que la campaña que hoy presenta la organización bajo el lema 'Frenar la desigualdad está en tus manos' habla de "tender las manos a los más vulnerables". "Todas las manos cuentan frente a la desigualdad", ha apostillado.
Así, ha recordado que la organización funciona desde hace 64 años y cuenta con "mucha experiencia", tiene "transparencia" y "austeridad". "Más del 90 por ciento de lo recaudado se destina a proyectos de desarrollo o a sensibilizar a la sociedad", ha añadido para recordar que el pasado año se llevaron a cabo 474 proyectos en 51 países de África, América y Asia con una recaudación global de 50,8 millones.
El consiliario José María Gil ha ofrecido datos que evidencian esa desigualdad, como que desde el comienzo de la pandemia hasta ahora han aumentado en 180 millones las personas que mueren de hambre "mientras que los supermillonarios han doblado su riqueza en los últimos diez años". "Una de cada diez personas vive con menos de dos euros al día. Una de cada tres mujeres de entre 15 y 50 años sufre anemia. Cada cuatro segundos muere una persona. Detrás de estas cifras hay causas políticas, económicas, del sistema financiero, de explotación, de insolidaridad personal, pero sobre todo hay personas que sufren y queremos poner el foco en la persona y su dignidad. No son números, son personas y todos dependemos unos de otros", ha añadido.
Por su parte, Luis Argüello ha querido "lanzar un grito" para que sea un "objetivo prioritario de todas las sociedades poner en el centro de la vida social y política el combatir esta radical desigualdad que supone morirse de hambre".
Para el prelado, la sociedad es "emotivista" y se mueve "mucho" ante determinados acontecimientos, como los últimos terremotos de Siria y Turquía, pero ha lamentado que, al mismo tiempo, el gasto "militar" sigue creciendo. "Sabemos que la realidad es compleja y que soluciones buenistas no sirven. Pero sí es importante una presión moral en favor de algo tan elemental como que se pueda comer todos los días", ha ahondado.
EXPANSIÓN POLÍTICAS EN FAVOR DEL ABORTO
En su reflexión, Argüello ha cargado contra la "expansión de las políticas en favor del aborto" y ha ironizado con el mensaje que se trasmite. "Se les dice no tengáis tantos hijos si no se les puede dar de comer", ha añadido para hacer un alegato de apuesta "por la vida", denunciar que no se tratan de resolver conflictos "salvo por la vía militar" y que "no se favorezca la vida en todos los sitos".
Por eso ha reclamado "ayuda", "tomar conciencia" de esta situación y "frenar la desigualdad". "Está en nuestras manos ayudar para ponernos en el buen lado de la historia, en el lado de la fraternidad, la esperanza y combatir esta injusticia que es el hambre", ha concluido.
Por último, la misionera María José López ha querido testificar que los proyectos que se desarrollan en estos países a través de Manos Unidas "atacan injusticias reales". "Doy testimonio de que la unión de las manos hacen posible que la desigualdad se vaya frenando. En estos países hay espacios para la pena y el dolor, pero también esperanza porque lo pequeñito de una ayuda se hace grande y ayuda al desarrollo digno de la persona", ha resumido.