SALAMANCA, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Ángel Rufino de Haro, 'El Mariquelo' ha subido este jueves, 31 de octubre, hasta la campana 'María de la O' de la Catedral nueva de Salamanca, en el marco del tradicional acto para conmemorar que el terremoto de Lisboa de 1755 no dejó víctimas en la ciudad, y ha recordado a los afectados por la DANA que ha azotado la Península.
El folclorista salmantino se ha referido así a las personas que están sufriendo las trágicas inundaciones provocadas por la DANA y ha mencionado especialmente a los afectados en Valencia, tierra de su familia y para la que ha entonado el himno valenciano desde lo alto de la Catedral.
Por otro lado, 'El Mariquelo', quien ha estado acompañado por el acordeonista Raúl de Dios, ha subrayado que, en esta ocasión, la tradicional subida a la Catedral estaba dedicada a tres asociaciones salmantinas, Debra Piel de Mariposa, la Asociación Salmantina de Daño Cerebral Adquirido (Asdace) y la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFA Salamanca).
En cuanto a la tradición, ha explicado, desde la ventana del reloj, su primera parada en la ascensión a la campana, que después de que el terremoto de Lisboa de 1755 se sintiese en Salamanca pero solo dejase daños materiales, el Cabildo de la Catedral decidió que cada año una persona subiera hasta lo alto de esta a repicar las campanas en "agradecimiento a Dios por ese evento milagroso".
De este modo, sobre las 12.00 horas, el folclorista salmantino ha vuelto a repicar la campana más conocida de la seo salmantina y ha realizado una súplica por la paz en el mundo, especialmente por los "dos terribles conflictos que hay hoy en día, los de Palestina y Ucrania".
También ha pedido cuidar el planeta y el futuro climático, y ha reivindicado a las "miles de personas que cada año se juegan la vida en el mar en busca de un futuro mejor".
La labor de 'El Mariquelo' ha recaído en Ángel Rufino de Haro desde 1987 de forma ininterrumpida. El folclorista salmatino fue quien recuperó una tradición que se inicio cuando en el marco del terremoto de 1755 la población, asustada, se refugió en la entonces recién construida Catedral, finalizada en 1733.
La construcción permaneció casi intacta tras el suceso, aunque algunas figuras de su fachada se hicieron añicos al caer al suelo. Pero el daño más importante lo sufrió la torre, que quedó desde entonces ligeramente inclinada y debió reforzarse en varias ocasiones por temor a que se derrumbara.
La familia que vivía en el interior de la Catedral era conocida como 'Los Mariquelos' y fueron ellos los encargados de esta labor durante años, hasta 1976 cuando el último miembro de la familia subió, tras lo que la costumbre se perdió hasta que fue retomada por Rufino de Haro.