Un 81% de las localidades de menos de mil habitantes no dispone de oficina bancaria ni de cajero automático
VALLADOLID, 20 Ago. (EUROPA PRESS) -
Más del 15 por ciento de la población de Castilla y León no tiene acceso al dinero en efectivo, un porcentaje que "sigue creciendo" y se sitúa "muy por encima de la media española", que se sitúa en el dos por ciento, según se ha constatado en unas jornadas celebradas por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada sobre la brecha financiera en España.
Asimismo, se prevé que este dato "siga incrementándose" y, por tanto, colocando en situación de "riesgo por exclusión financiera" a más población, especialmente en los pequeños núcleos rurales, al tiempo que señala que algunas entidades advierten a estos municipios de que "habrán de pagar para al menos tener un cajero automático".
A nivel nacional, se estima que con el actual ritmo de cierre de sucursales bancarias en 2025 aproximadamente el cinco por ciento de la población española tendrá "muchas dificultades" para acceder al dinero en efectivo y cerca de tres millones de personas estarán "en grave riesgo de exclusión financiera", un riesgo con "notables consecuencias sociales y económicas".
En Castilla y León, el porcentaje de municipios que no cuenta con oficina bancaria es del 78,6 por ciento, datos a cierre de 2017, con una cifra absoluta de 1.767 poblaciones. Este dato se eleva hasta superar el 81 por ciento si se tiene en cuenta los pueblos de menos de 1.000 habitantes que no disponen de cajero automático. A pesar de ello, Castilla y León ha sido una de las comunidades que ha sufrido un menor impacto por el cierre de oficias bancarias en los últimos años.
En concreto, entre el 2008 y el 2017 se cerraron 1.050 sucursales, un 34 por ciento del total y lejos del 44 en el que se sitúa la media española, pero con "grave riesgo" de incrementarse como consecuencia de los ERE de la banca comercial, lo que se agudizará, vaticinan las mismas fuentes, en un escenario de recesión económica.
Entre el 2008 y el 2017, el número de oficinas bancarias en España ha caído casi un 44 por ciento, con cerca de 20.000 sucursales menos. En 2018 se cerraron otras 1.695, lo que representa que finalizaron actividad más del seis por ciento de las sucursales en España en tan solo un año.
En los últimos ejercicios, el ritmo de cierre de oficinas bancarias supera el cinco por ciento anual, señala el estudio del Instituto. Los esfuerzos de las entidades bancarias por ofrecer cajeros automáticos volantes, oficinas móviles y otras soluciones, limitadas a municipios de tamaño medio, no han logrado superar el problema de acceso al dinero en efectivo en una población eminentemente rural que crece año tras año, en el espacio de la España vacía.
A pesar de estas cifras, para el 53 por ciento de la población el efectivo sigue siendo el principal medio de pago y en España las operaciones en los puntos de venta siguen siendo mayoritariamente en efectivo, con el 87 por ciento del total y por encima de la media europea, que se sitúa en el 79.