SEGOVIA, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Museo Rodera-Robles de Segovia ha inaugurado la exposición fotográfica 'Robert Gillon, pasión por Segovia', formada por imágenes realizadas por este viajero belga desde 1909 a 1963, a lo largo de numerosos viajes a la ciudad y la provincia, que dan testimonio de la evolución de Segovia en la primera mitad del siglo XX.
Robert Gillon fue un abogado y político belga, que llegó a presidente del Senado de su país. Fotógrafo amateur, en su juventud realizó un viaje por España en el que, entre otras ciudades, recaló en Segovia, lugar del que se enamoró por sus paisajes, rincones y ambiente popular, lo que provocó que repitiera sus viajes a lo largo de varias décadas, ampliando su colección con imágenes de la provincia.
Tras su fallecimiento en 1972, sus herederos dispusieron de los álbumes de fotografías a su voluntad y hace pocos años, un grupo de segovianos detectaron que buena parte de su colección de imágenes de Segovia aparecía en venta, por lo que adquirieron más de 500 fotografías de la ciudad y la provincia segovianas. De ellas, una selección ha sido ampliada, dado que los originales son de pequeño formato, y son estas ampliaciones las que pueden verse en el Rodera Robles, desde este diciembre hasta julio del año próximo.
En la presentación de la exposición, el director del Museo Rodera Robles, Rafael Cantalejo, ha agradecido la cesión de los coleccionistas propietarios de estas imágenes, que "ahora se unen de nuevo para conformar esta exposición".
Por su parte, el presidente de la Diputación, institución de la que depende el Museo, ha manifestado el valor de un legado "que ha dejado alguien que, llegando de visita a Segovia, se enamoró de estas tierras, hasta el punto de querer venir en años sucesivos y hasta dos veces al año en algunos casos para dejar constancia de la evolución de los espacios, las personas, sus usos y costumbres".
A lo largo de las 24 visitas que realizó Gillon a Segovia, tomó imágenes que ahora son testimonios históricos de la ciudad, como la antigua configuración de la calle Infanta Isabel, donde se encontraba el Hotel Comercio, donde se alojaba, o los escenarios extramuros del Parral y San Lorenzo. También constata avances como el soterramiento del Clamores junto a la iglesia de San Millán o detalles como la época en la que la iglesia de San Quirce sirvió como almacén de paja.
En 1949, Gillon comienza a comparar las instantáneas que capta en ese momento con las de su primer viaje, cuatro décadas atrás y cabe pensar que el belga llegó a alumbrar un libro con imágenes sobre Segovia.
Ya jubilado, a finales de los años cincuenta pasa un mes completo, lo que favorece que emprenda algún recorrido por la provincia y recoja con su cámara escenas cotidianas. En uno de sus últimos viajes, en abril de 1962, la Asociación de Amigos de Segovia le concedió el Acueducto de Oro, mientras que en abril de 1968 el Ayuntamiento de Segovia le concedió la Medalla de Plata de la Ciudad.