Sorprendido un cazador en un pueblo de Burgos con dos cabezas de corzo precintadas incorrectamente

Actualizado: viernes, 21 octubre 2016 17:43

BURGOS 21 Oct. (EUROPA PRESS) -

Agentes del Seprona de la Guardia Civil han abierto expediente sancionador a un cazador de 69 años que portaba en el maletero de un vehículo dos cabezas de corzo macho (Capreolus capreolus), portando mal colocados los respectivos precintos obligatorios para su transporte.

Días atrás, durante el periodo hábil de la caza del corzo, una patrulla del Seprona de Briviesca que efectuaba tareas de control del furtivismo, en el marco de la 'Operación Vareto', observó la presencia de un vehículo todo terreno, ajeno a la comarca, en un terreno cinegético de La Bureba.

Las pesquisas realizadas para su identificación, en prevención a posibles prácticas furtivas, arrojaron como resultado que el vehículo procedía de otra provincia y que su titular estaba hospedado en un hotel de la zona, según informan fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

El vehículo fue parado días más tarde en una carretera del entorno, siendo identificado su conductor. Tras inspeccionar visualmente el interior del coche, los agentes localizaron una nevera en cuyo interiorencontraron dos bolsas de plástico con sendas cabezas de corzo macho. Cada una portaba su respectivo precinto, válidos para las temporadas 2012-13 y 2014-15.

Se comprobó, sin embargo, que la colocación de ambos precintos era antirreglamentaria, ya que uno se cayó durante la manipulación de la cabeza y el otro se encontraba suelto en la última punta de la cuerna, siendo fácilmente sustituible, lo que infringe por tanto lo estipulado en la Ley de Caza en la Comunidad, sobre el precintado de piezas de caza, y que autoriza el lícito traslado y transporte del cérvido.

Las infracciones observadas, por incumplimiento a la Ley de Caza de Castilla y León, han sido puestas en conocimiento de la Administración correspondiente, mientras que los precintos y los trofeos de caza fueron intervenidos.

Se recuerda que el precinto legaliza la caza del corzo, determina el terreno cinegético donde ha sido abatido y autoriza su lícito traslado y transporte. Debe colocarse en la cuerna del cérvido, entre la roseta y la primera punta que asome, ajustado a la cuerna de tal manera que sea imposible que se pueda soltar o sacar una vez apretado el precinto.

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