VALLADOLID 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha rebajado de seis años a tres años y medio de prisión la condena a la agente de la Policía Nacional O.R.G. que fue juzgada bajo la acusación de traficar con drogas desde la vivienda que ocupaba junto a su novio en la calle Mieses y que también fue acusada de un delito de descubrimiento y revelación de secretos por efectuar distintas consultas en aplicaciones policiales para saber si ella o su pareja estaban siendo objeto de investigación.
En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, ha estimado parcialmente el recurso de apelación de la condenada y ha acordado absolverla del segundo de los delitos, el de descubrimiento y relevación de secretos por el que la Audiencia de Valladolid le había impuesto dos años y medio de privación de libertad, de forma que se mantiene invariable únicamente la pena de tres años y medio por el primero de los delitos, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En su fallo ahora revocado parcialmente, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial condenó a la funcionaria por los dos delitos, además de las citadas penas privativas de libertad, le impuso ocho años de inhabilitación para el ejercicio de la profesión de Policía Nacional y 3.300 euros de multa, que se mantienen inamovibles.
La agente, ya en libertad, permaneció interna en la prisión de Brieva, en Ávila, por espacio de casi catorce meses.
Fiscalía había pedido para la funcionaria una condena global de casi once años de prisión y una multa de 17.300 euros, mientras que con respecto a su pareja, el también acusado C.A.G.G, llegó a un acuerdo con él para que asumiera una condena de tres años de prisión y el pago de una multa de 3.300 euros, en lugar de los cuatro años y medio y los 6.000 euros que el acusador público solicitaba inicialmente.
Este último, ya en el juicio, asumió toda la culpa y sostuvo que la totalidad de la droga y otros efectos para su distribución que la policía halló en la vivienda eran suyos en exclusiva, algo que a renglón seguido ratificó la funcionaria policial.
La acusada aseguró que jamás había traficado con sustancias y sostuvo que desde hacía meses ambos ocupaban habitaciones distintas al haber quedado rota la relación, circunstancia en la que la funcionaria se escudó para tratar de acreditar que la habitación de matrimonio en la que fue hallada la totalidad de la droga la utilizaba únicamente su exnovio.
"Yo cobraba unos 2.310 euros al mes, no tenía necesidades económicas y jamás he traficado con drogas", insistió la acusada el día de la vista, para añadir que ya no hacía vida de pareja con el otro acusado y que eran "simplemente amigos", de ahí que a pesar de seguir compartiendo casa desconocía por completo lo que C.A.G.G. hacía y deshacía en su habitación.
"El único vicio que conocía de él era su adicción a los videojuegos", declaró la policía nacional, quien, a preguntas únicamente de su abogado, también incidió en que las bolsas de basura en las que los investigadores hallaron recortes circulares con restos de sustancia y que ella arrojaba a los contenedores próximos al domicilio se las dejaba su novio a la puerta para que las tirara, aprovechando los momentos en los que sacaba a pasear al perro.
"Me limitaba a sacar la bolsa, ya cerrada, sin saber lo que había en el interior", mantuvo la policía, que también negó que las distintas entradas con su clave en varias aplicaciones policiales bajo la denominación de 'Objetos' y 'Personas', entre mayo de 2021 y marzo de 2023, tuviera por objeto cerciorarse de que ella, su novio y un supuesto cliente no estaban bajo investigación policial.
En una de esas ocasiones utilizó la app 'Objetos' para meter la matrícula de su coche, según ella porque le acababan de pasar las claves y pretendía comprobar si funcionaban bien; mientras que en las otras dos ocasiones entró en la de 'Personas' para introducir el nombre de su novio y el de una tercera persona.
En el primer caso, la agente alegó que lo hizo porque antes de ir a vivir con su novio quería saber con quién iba a compartir piso, mientras que con respecto a la otra persona, casualmente un supuesto cliente que frecuentaba la casa, O.R.G. indicó que fue solo "por curiosidad", sin detenerse a mirar el contenido ya que, como así aseguró, estuvo abriendo y cerrando pestañas en la aplicación.
Por su parte, distintos agentes de la Policía Nacional, entre ellos el instructor de las diligencias, explicaron que la investigación se inició en enero de 2023 tras recibir varias informaciones sobre una pareja, ella funcionaria del cuerpo, que podría estar dedicándose al tráfico de sustancias en una vivienda de la calle Mieses de Valladolid.
TOXICÓMANOS "FIDELIZADOS"
Las pesquisas se prolongaron por espacio de cuatro meses, con hasta 68 actas de vigilancia y escuchas telefónicas, permitieron descubrir que la vivienda era frecuentada por numerosas personas que a los pocos minutos volvían a salir, proceder típico de quienes acuden para abastecerse de droga. "Elaboramos una tabla excel y comprobamos que había toxicómanos muy fidelizados que acudían varias veces al día a esta vivienda, a uno de los cuales se le ocuparon varias papelinas a la salida", recordó el instructor.
Una de las cosas que más llamó la atención de los investigadores es que las persianas de la vivienda siempre se encontraban echadas, como si los moradores trataran de evitar posibles vigilancias, a lo que más tarde se añadieron las bolsas de basura que la funcionaria solía tirar en contenedores próximos y en las que fueron localizados restos de sustancia y alguna anotación sospechosa del tipo 'Diego 2, Javier 3'.
Los 'pinchazos' telefónicos a la pareja y el análisis de los whatsapp, a juicio de los investigadores, también eran claramente incriminatorios ya que en las conversaciones con supuestos clientes utilizaban una jerga típica de quienes se dedican a dicha actividad ilícita: "Tráeme un litro, un litro y medio, una barra, media barra, un corto o uno doble" .
Además, los agentes coincidieron al señalar que la habitación donde hallaron la droga contenía indistintamente efectos de los dos acusados, entre ellos una tarjeta sanitaria de ella que dio positivo al narcotest y que posiblemente, tal y como mantuvieron, era utilizada para la distribución de las papelinas, al tiempo que recordaron que una de las personas interceptadas a la salida de la vivienda de Mieses les reconoció que la droga se la facilitaban los dos acusados.