El otro procesado asegura que llegó tarde a la protesta y que no sobrepasó el cordón policial
BARCELONA, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
El juicio a la activista LGTBIQ+ Janet Catalan, acusada de golpear con el mástil de una bandera a un agente de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos d'Esquadra durante una concentración contra la transfobia el 16 de mayo de 2022, se ha celebrado este miércoles en el Juzgado de lo Penal 18 en la Ciutat de la Justícia de Barcelona y en la vista oral ella ha negado los hechos: "Mi palo estaba partido por la mitad".
La Fiscalía ha solicitado para Catalan 2 años de prisión por un delito de allanamiento de establecimiento abierto al público y otro de resistencia en concurso con un delito leve de lesiones y ha pedido que indemnice al mosso con 1.050 euros por presuntamente golpearlo frente a la Casa del Libro de la Rambla Catalunya de Barcelona donde se presentaba el libro 'Nadie nace en un cuerpo equivocado', que el colectivo organizador consideraba tránsfobo.
Junto a Catalan hay otro manifestante procesado, para quien el Ministerio Público ha pedido un año de prisión y 4.320 euros de multa por desobediencia grave y por allanamiento de establecimiento abierto al público; mientras que el letrado de la Generalitat de Catalunya, personada como acusación pública, acusa sólo a Catalan, para quien ha pedido 6 meses de prisión y una multa de 600 euros por un delito de atentado a la autoridad y lesiones leves, así como una indemnización para el agente de 1.265 euros.
"MI PALO ESTABA PARTIDO"
Catalan se ha desvinculado de la entidad organizadora de la protesta y ha asegurado que la manifestación, que se inició en Plaça Universitat, se desplazó hasta la librería y que, al llegar, "había tan pocos mossos que pensaba que era más un control que un cordón" de la policía.
Asimismo, ha añadido que si accedió al interior del local fue por la presión ejercida por otros manifestantes, llegando a ser arrastrada, pero ha negado que lo hiciera por la fuerza.
La activista también ha negado que golpeara al mosso y ha explicado que, cuando intentaba coger su bandera, que se había caído a los pies de un agente, otro de ellos, interpretando erróneamente sus intenciones --en sus palabras-- le rompió el mástil, por lo que ella no pudo ser la persona que lo golpeó con un palo de casi tres metros, como sostiene el afectado: "Mi palo estaba partido por la mitad. Si se han fijado, había más banderas".
Además, ha dicho que los mossos no la identificaron inmediatamente, sino que lo hicieron "un buen rato después" y que, en aquel momento ya no llevaba consigo el palo de la bandera.
Por su parte, el otro acusado ha manifestado que se incorporó tarde a la manifestación y que "en ningún momento" accedió al interior de la Casa del Libro ni protagonizó ningún incidente.
LA PRESUNTA AGRESIÓN
El agente de la Brimo que presuntamente recibió el golpe por parte de Catalan ha declarado que, cuando llegaron a la librería, unos 50 manifestantes estaban muy cerca, a unos 30 metros de la entrada del establecimiento, por lo que él y otros 4 compañeros se interpusieron para evitar que accedieran, pero "intentaron entrar de malas maneras, con golpes, con patadas, con insultos" hacia los policías, intentando romper la línea de contención.
Ha dicho estar 100% seguro de que Catalan fue la persona que le propinó un golpe en el cuello con el mástil de una bandera porque la tenía delante e instantes antes se lo había intentado arrebatar: "La vi directamente. Era la persona que estaba más activa delante de mí".
El impacto le causó lesiones en el cuello, que no quedaba protegido por el chaleco antitrauma, y le provocó dolor y entumecimiento, síntomas que duraron, según él, aproximadamente un mes y medio.
EL INTERIOR DE LA LIBRERÍA
El director de seguridad de La Casa del Libro ha dicho que llamó a los Mossos porque los manifestantes pretendían interrumpir el acto y gritaban "Fora policía, cremem la llibreria", que su actitud era, en sus palabras, manifiestamente violenta, llegando a temer que quemasen, al menos, los ejemplares expuestos del citado libro, y ha dicho no recordar si gritaban proclamas contra la transfobia.
En la misma línea, un sargento de Mossos ha corroborado que tuvo que pedir refuerzos y que, al ver a esta segunda furgoneta, los manifestantes allí congregados "decidieron que era el momento de hacer la acometida más agresiva" y 4 o 5 personas --entre las que figuran los dos acusados-- consiguieron sobrepasar la línea policial.
La presentadora del acto ha expresado que, en ese momento, un mosso le pidió que interrumpiera la presentación, que el público --unas 100 personas-- desalojara el espacio y que la policía les dijo tanto a los dos autores del libro como a ella que no salieran y decidieron bajar la persiana de la tienda, permaneciendo en el interior unos 45 minutos hasta ser escoltados posteriormente hasta un restaurante.
EL EXTERIOR
Uno de los participantes en la concentración ha declarado que la protesta transcurrió de forma pacífica, con una sentada en el exterior, salvo por "un pequeño intento de entrada", al que se ha referido como el único momento de tensión y ha dicho que no vio la agresión que atribuyen a Catalan y que le sorprendería mucho este tipo de actitud porque nunca la ha visto ponerse violenta.
"Cuando la echaron de la librería vi que se desestabilizaba y que perdía un poco de altura, como si fuese un avión", ha dicho sobre la activista LGTBIQ+ otro de los presentes, que ha reconocido que la vio entrar, pero ha asegurado que la procesada aprovechó un hueco en la barrera policial para acceder y que no lo hizo por la fuerza.
Las defensas han pedido la absolución de ambos, pues alegan que no cometieron ningún delito y que estaban ejerciendo su legítimo derecho a manifestación y han solicitado a la jueza la nulidad de la prueba de vídeo aportada por los Mossos, pues según ellos se han aportado "de forma parcial" a la causa las imágenes y los vídeos del episodio y señalan, en sus palabras, que hay más elementos que se han descartado y que podrían perjudicar o favorecer a los acusados.
APOYO DE ERC
Catalan ha estado arropada por dirigentes de ERC a su llegada a la Ciutat de la Justícia de Barcelona, como la vicepresidenta del Parlament y vicesecretaria de Feminismes y LGTBIQ+, Raquel Sans, las diputadas Tània Verge y Mar Besses, así como el exconseller Juli Fernández, entre otros, que junto con otros militantes han coreado "¡Janet Catalan absolución!".