La tasa turística en Barcelona ha evolucionado desde su introducción en 2012 y ha sido el centro de varias controversias, tanto por parte del sector turístico, como por los residentes de la ciudad, que consideran que esta tasa no es suficiente para mitigar los efectos del turismo.
Por esta razón, la ciudad ha reconocido el impuesto turístico como herramienta para poder financiar la mejora de infraestructuras y el mantenimiento de los servicios públicos de la ciudad y así controlar el impacto del turismo masivo.
Evolución de la tasa turística
La tasa turística de Barcelona, o Impuesto sobre las Estancias en Establecimientos Turísticos (IEET), fue introducida en 2012 para financiar proyectos públicos y de infraestructura en la ciudad. Desde entonces, la tasa ha sufrido tres modificaciones: La primera, en 2017, para adaptarse al aumento de turismo; la segunda, en 2021, como respuesta al impacto de la pandemia del COVID-19, y la última, y más polémica, en octubre de 2024, con un aumento del precio bastante significativo para los turistas que desean visitar Barcelona.
Esta tasa obliga a todos los turistas mayores de 16 años a pagar por cada noche que pasen en la ciudad, siempre que sean, como máximo, 7 noches en el mismo alojamiento. Los viajeros que se alojen en hoteles de cinco estrellas deberán abonar 6,75 euro por noche, mientras que en los apartamentos turísticos de Barcelona el importe es de 5,50 euro. En el caso de los turistas de crucero que no pernoctan en la ciudad, deberán pagar 6,25 euro. Estas cifras colocan a Barcelona como la quinta ciudad de Europa con la tasa turística más alta, solo por detrás de Ámsterdam, Roma, Florencia y París.
Esta tasa tiene un impacto significativo en la economía de la ciudad. Anualmente, Barcelona recauda alrededor de 120 millones de euros gracias a este impuesto, convirtiéndose en el tercer mayor ingreso del presupuesto municipal. Con estos impuestos recaudados, la ciudad puede permitirse financiar proyectos de infraestructura, mantenimiento de atracciones turísticas y la mejora de servicios públicos como el transporte y la seguridad. Además, la tasa también ayuda a monitorear la cantidad de turistas que visitan la ciudad, sobre todo en los meses de temporada alta.
La Tasa Turística en Europa
Sin embargo, Barcelona no es la única ciudad europea con un impuesto turístico elevado. Ámsterdam, por ejemplo, tiene la tasa turística más alta de Europa, y se espera que recaude más de 245 millones de euros en 2024. Con estos fondos, se priorizará la limpieza y seguridad de la ciudad, además del mantenimiento de la infraestructura, lo cual beneficiará tanto a turistas como residentes.
Por otro lado, Venecia, que recibe 30 millones de turistas cada año, 24 de ellos provenientes de cruceros, ha adoptado medidas más drásticas, como prohibir grupos turísticos de más de 25 personas y cobrar un impuesto a los turistas que vengan de crucero y no pernoctan en la ciudad. Así, se aseguran de que los visitantes contribuyen al mantenimiento de la ciudad.
Críticas al aumento de la tasa turística
Aunque el aumento de la tasa en Barcelona traerá consigo beneficios económicos, el sector hotelero ha comunicado su preocupación por los posibles efectos negativos que causará.
El Gremio de Hoteles de Barcelona considera que este incremento de la tasa puede causar una pérdida de competitividad de Barcelona frente a otros destinos turísticos con tasas más bajas, como Madrid o Lisboa. Además, con el sentimiento anti turístico que está creciendo en la ciudad, temen que esta tasa continúe creciendo y no se considere al sector turístico como una parte esencial para tomar esta decisión, ya que una bajada considerable de turistas supondría una pérdida de dinero y puestos de trabajo para el sector.
Por otra parte, el aumento de la tasa también podría afectar al perfil de turismo que visita Barcelona. Si el coste de la estancia en la ciudad aumenta, lo más seguro es que atraiga a más turistas de lujo y menos gente con bajo presupuesto. Esto reduciría la diversidad de visitantes y perjudicaría los negocios orientados a un público más accesible, mientras que los establecimientos de alto nivel se beneficiarían.
El Turismo Masivo
Una de las razones subyacentes del aumento del impuesto es la llegada masiva de turistas a Barcelona en los últimos años. En 2023, la ciudad recibió más de 15 millones de turistas, lo que ha generado un sentimiento de anti-turismo por parte de los residentes. La elevada demanda de viviendas por los viajeros ha elevado los precios y ha desplazado a muchos vecinos, que se han visto obligados a irse de la ciudad. Los barceloneses consideran que, aunque el aumento del turismo genera beneficios económicos, estos no se traducen en mejoras tangibles para ellos. Para los residentes, este turismo masivo está consiguiendo que comercios locales de toda la vida se transformen en locales destinados a satisfacer las necesidades de los turistas.
Sin embargo, muchos de los residentes aclaran que el sentimiento no es en contra de los turistas, sino en contra de las políticas que no protegen sus necesidades, sobre todo el aumento de los precios. Esto ha puesto en evidencia la necesidad de replantear el modelo turístico de la ciudad para que sea más sostenible, inclusivo y beneficioso para los habitantes.
Propuestas para regular el turismo en Barcelona
Frente a estas críticas, las autoridades políticas están trabajando para encontrar maneras de regular el turismo de una manera más efectiva y sostenible.
El Gremio de Hoteles de Barcelona ha propuesto redistribuir los ingresos generados por la tasa turística de manera más equitativa, enfocando una parte de estos recursos a proyectos que beneficien exclusivamente a los barceloneses. Además, se ha sugerido que se utilicen estos fondos para garantizar que el sector turístico sea sostenible, para que el turismo masivo no tenga un efecto negativo en la población local o la salud de la ciudad a largo plazo.
También se está planteando una desestacionalización del turismo, es decir, fomentar eventos y actividades culturales durante todo el año, en lugar de centrarse únicamente en la temporada alta. De esta manera se reduciría la presión sobre los recursos durante el verano, asegurando ingresos estables para los trabajadores del sector.
Conclusión
En resumen, la tasa turística en Barcelona pone en primer plano las tensiones entre los beneficios económicos del turismo y sus efectos negativos. Aunque la tasa genera preocupación en el sector turístico, es gracias a estos impuestos que se han podido financiar mejoras en la ciudad.
La evolución del impuesto turístico dependerá de cómo las autoridades puedan equilibrar las necesidades de todas las partes implicadas.
(Información remitida por la empresa firmante)