Pide a Rajoy asumir "que para resolver la situación se necesita una operación de Estado"
BARCELONA, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha defendido este lunes que el proceso independentista "no es antiespañol ni para dar la espalda a España", y ha reivindicado la existencia de un estado catalán y otro español que colaboren entre ellos.
Lo ha dicho en un acto justo antes de que se anunciara el cese del conseller de Empresa, Jordi Baiget, y su relevo por el también titular de Cultura, Santi Vila, tras las declaraciones de Baiget en que dudaba del referéndum.
Precisamente Vila ha asistido al acto: la presentación del libro 'Dos Estados. España y Cataluña: por qué dos estados democráticos, eficientes y colaborativos serán mejor que uno' (Arpa), del delegado del Govern en Madrid, Ferran Mascarell, y a la que también ha asistido el conseller de Interior, Jordi Jané.
El libro de Mascarell defiende que es posible un estado catalán y uno español que sean cómplices y que trabajen conjuntamente para crecer juntos, y Puigdemont ha compartido esta tesis "incómoda para los que tienen una noción religiosa y sagrada de la unidad de España".
"Queremos llegar a entendernos porque en la península ibérica pueden existir más estados que colaboren entre sí", ha añadido el presidente.
De hecho, ha bromeado con enviar el libro al Congreso si finalmente no puede comparecer para explicar su propuesta de referéndum tal y como ha pedido, y ha apuntado a que el proceso independentista tiene un espíritu constructivo y positivo que contrasta con el discurso en negativo que hace el Estado, ha dicho.
Pero ha confiado en revertir esta situación y lograr que Catalunya sea un estado que tenga una buena relación con el estado español, del mismo modo que ocurre actualmente entre España "y las antiguas colonias".
Puigdemont ha afirmado que los estados son "convenciones humanas para que las personas vivan mejor" y que deben cambiarse en base a ese objetivo, por lo que ha llamado a dejar de refugiarse en la idea de que un estado es inmutable y escuchar las necesidades y los anhelos de los ciudadanos.
EL PAPEL DE LA MONARQUÍA
Preguntado por el papel que debería tener la monarquía en el proceso soberanista, ha dicho que este asunto es responsabilidad del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y no del jefe del Estado: "Igual que decimos a Rajoy que no debe arreglarlo todo en los tribunales, al jefe de Estado tampoco se le ha de pedir lo que le toca hacer a la política, al Gobierno español".
Pero esto podría cambiar "si Rajoy asumiera que para resolver la situación se necesita una operación de Estado en la que el Rey tendría un papel clarísimo", como el que tuvo en el retorno del exilio del expresidente de la Generalitat Josep Tarradellas y en la legalización del Partido Comunista tras la dictadura.
De momento, "si hay que remitirse a las declaraciones del Rey, no parece que haya ninguna ventana ni puerta abierta a que la monarquía pueda jugar ese rol", aunque tampoco es lo que le toca hasta que el Ejecutivo central inicie una verdadera operación de Estado, ha insistido.
ESTADO PLURINACIONAL
Preguntado por si ve una posibilidad de diálogo con el Estado gracias a la defensa de España como nación de naciones que ha asumido el PSOE recientemente, Puiugdemont ha considerado que "el concepto plurinacional se usa cuando se quiere dilatar las respuestas y diluir los compromisos".
Y lo ha argumentando explicando que la plurinacionalidad significa reconocer a Catalunya como nación y, por lo tanto, defender su derecho a la autodeterminación: "Y ahí es cuando su argumento se acaba porque no lo hacen".
FERRAN MASCARELL
El exsocialista Ferran Mascarell ha constatado con su trabajo en Madrid que en la capital española "hay muchas personas de la sociedad dialogantes", que comprenden que el proceso soberanista no es un fenómeno instigado por unos pocos políticos catalanes con ayuda de los medios y la educación pública.
Según Mascarell, el 9N fue un punto de inflexión para que el Estado "tomara consciencia" del proceso soberanista, un paso muy importante pero insuficiente, ya que, según él, todavía no ha habido una propuesta a los anhelos políticos de Catalunya.
"Allí --en Madrid-- hay una política muy extendida, que es la que considera que negociar significa ganar" y que los territorios son propiedad del Estado, una idea peligrosa porque liga con los ideales autoritarios que estuvieron en boga en la Europa de los años 30, ha apuntado.
Ese "mal Estado que los catalanes sufren a diario" hizo que en 2010 cristalizara una revolución de las clases medias y populares catalanas para pedir un Estado propio, y Mascarell ve posible que Catalunya y el resto de España sean dos estados distintos que cooperen entre ellos y forjen un pacto ibérico al estilo de los países nórdicos.
Pero antes habrá que luchar contra el "núcleo duro del Estado, que está conformado por el núcleo duro del PP, el núcleo duro del PSOE y algunos altos funcionarios", que siguen dominando la política española pero que es posible apelar desde el discurso positivo y la desdramatización.
"La mejor pedagogía es hacerse respetar" y no claudicar, una estrategia que está funcionado porque, según Mascarell, el Estado está asustado ante la unidad, la capacidad de movilización y el poder de internacionalización del soberanismo.